Por medio de la presente hago la denuncia del acoso laboral, hostigamiento, calumnias, difamaciones, espionaje y persecución que he recibido por parte de Haydee Villani Espíndola, Erika Alejandra Gómez Ramírez, Aldo Pérez, Cynthia Oniel, Irma Donghú Salazar y Benjamín González Pérez.
Miércoles 1ro de diciembre de 2021
Mi nombre es María Isabel Ruiz Quiroz, soy tallerista de juguete tradicional y joyería en el programa PILARES, tengo dos centros de trabajo, uno en Taxqueña y otro en El Reloj, ambos al sur de la CDMX. Ingresé en 2019, los dos primeros años todo fue normal, pero este último año, a partir de julio, comencé a vivir una pesadilla.
1. Primero se me prohibió usar el material de trabajo previsto para mi taller.
2. A raíz de mi inconformidad fui “encerrada” en una reunión de 3 horas en un salón de PILARES El Reloj por mi monitora y mediadora, Haydee Villani Espíndola y Alejandra Gómez, respectivamente, el día 25 de agosto de 2021. Supuestamente era una junta para llegar a acuerdos sobre horarios, pero no fue así, sino que me presionaron y hostigaron con el objetivo de hacerme firmar un documento (reporte de Incidencia) en mi contra por falsas acusaciones de hechos que yo no cometí. Me negué y como pude me fui de allí.
3. Al día siguiente, Haydee Villani me estuvo forzando para firmar una hoja en blanco argumentando que era un pase de lista.
4. Posteriormente, en una reunión virtual con Haydee Villani Espíndola, Alejandra Ramírez y otros responsables del Programa, siguieron acosándome con el fin de hacerme firmar dicho reporte. Mencionaron que otros talleristas me acusaban, los cuales -por cierto- nunca se presentaron a dar queja contra mí, era un invento para coaccionarme. Como no les funcionó, hablaron mal de mi hija de 11 años, aprovechando que estaba cerca de mí y la podían ver en cámara. Erika Alejandra Gómez Ramírez dijo que mi hija era una niña con padecimientos psicológicos, que iba al psicólogo y que yo era otra enferma mental, que estaba loca, por eso violentaba todo en el trabajo. Mi hija y yo comenzamos a llorar ante esa agresión.
5. Por este hostigamiento, hablé con la subdirectora de Cultura Comunitaria, Irma Donghú Salazar, pero solo me revictimizó. Tuve que recurrir al director Benjamín González Pérez, el cual tampoco hizo nada, más aún, me dijo que yo era una mujer intolerante, que solo hacía desplantes.
6. Sin atención por parte de los directivos, acudí a Derechos Humanos con la esperanza de tener algún apoyo. Quien dio seguimiento al caso fue María Luisa de la Rosa, de la quinta visitaduría. Después de unos días me dijo que no procedía la denuncia porque yo no tenía una relación de trabajo con la Secretaría de Cultura, pues solo soy una beneficiaria del Programa PILARES.
7.- Para eso, en PILARES me volvieron a convocar a otra reunión con Irma Donghú Salazar en la que me propuso enviarme a otras sedes de Iztapalapa, a lo que me negué porque dentro de las reglas de operación dice que nuestro Centro de Trabajo debe estar cerca de nuestro domicilio y en la misma Alcaldía. Desde ese día y hasta hoy me ha mandado a dos responsables, Aldo Pérez y Cynthia Oniel, quienes no pueden disimular que se han dedicado a espiar mi trabajo bajo el argumento de que cumplen con su trabajo, más bien se comportan como judiciales.
8.- Durante este último mes la monitora Hayde Villani Espíndola se dedicó a difamarme, inventando que yo vendo materiales dentro de los PILARES, cosa que es absolutamente falsa.
9.- El jueves 11 de noviembre se tenían que entregar los formatos correspondientes al 4º bimestre, debían ser firmados por la monitora para subirlos a la plataforma de la Secretaría, la cual -como era de esperarse- no me los quiso firmar, era clara su intención de boicotear mi trabajo, por lo que decidí subir los formatos a la plataforma sin su firma, para evitar perder el trabajo.
10.- El día 12 de noviembre tuve que viajar a Morelia para cuidar a mi madre de 80 años, que está en cama, con anemia. Presenté a las autoridades del Programa PILARES mi situación, acompañada de la documentación probatoria, en vez de apoyarme, me han cuestionado de su originalidad y validez.
¿Por qué así de precarizado está nuestro trabajo?
No tenemos un contrato, ni seguro social, ni aguinaldo o prestaciones. No tenemos derechos en la Ciudad Innovadora y de Derechos que tanto plantea la Jefa de Gobierno, más cuando el Programa PILARES lo usa como bastión de su administración.
En las jornadas de vacunación se nos mandó a los módulos, sin vacunarnos, cubriendo horarios de 10 horas de pie, en medio de los contagios, en pleno semáforo rojo y sin darnos siquiera un cubre bocas.
Ahora nos mandan a hacer proselitismo electoral al que llaman Estrategia territorial, cuando realmente esa no es nuestra función. Fuimos convocados como talleristas, por 40 horas de trabajo al mes y ahora son alrededor de 60 horas las que debemos cumplir por la misma cantidad de dinero.
Tenemos que aguantar los insultos por parte de varios jefes, su falta de empatía, sus malas intenciones y calumnias. Muchas veces no se nos da material para trabajo y se nos exige entregar resultados de primera clase; otras veces, ni siquiera se nos da salón, ni mesas ni sillas.
Seguimos sin ser trabajadores, solo beneficiarios, explotados, abusados, marginados, vejados, violentados y perseguidos.
El día lunes 29 de noviembre acudí a la manifestación convocada por distintos sectores de cultura, entre ellos PILARES, TAOC, Promotores Culturales, etc. Por tal motivo, como castigo, me despidieron injustificadamente, además sin que hasta la fecha haya recibido el pago del mes de enero 2021, que nos deben a todos, ni del mes de noviembre, el cual ya trabajé.