En tres meses han muerto dos trabajadores debido a la precariedad de las condiciones laborales. La huelga está convocada este 15 de noviembre por los comités de Ferroser y los sindicatos ELA y LAB de Michelin.
David Medina @David_jacobino
Lunes 14 de noviembre de 2016
Foto: Juanan RUIZ/ARGAZKI PRESS
El pasado 27 de octubre un trabajador de la planta de Michelin en Vitoria-Gasteiz falleció al caerle una gran pieza que lo aplasto. Anteriormente ya había fallecido otro trabajador por otra caída de material sobre él.
El comité de empresa de Ferroser (subcontrata del Grupo Ferrovial) ha convocado huelga para este 15 de noviembre para denunciar la “miseria y precariedad” en la que se encuentran los trabajadores de las subcontratas. Cuenta con el apoyo de las secciones sindicales de ELA y LAB en Michelin, de Ferrovial en Michelin Araia y el delegado de personal de Expoiba. El comité de empresa de Michelin no se ha sumado.
En la fabrica hay unos 3000 trabajadores, de los cuales 2500 son empleados de Michelin, 300 de Ferroser y los 200 restantes del resto de subcontratas.
Este año se le otorgo la medalla de Álava a Michelin a sus 50 años en Vitoria-Gasteiz como “reconocimiento a su trayectoria y a su importante labor en el desarrollo económico del Territorio Histórico de Álava”, denuncia el Comité de Ferroser.
Mientras un representante de Michelin esta en Europa hablando de "responsabilidad social sobre ruedas", la empresa es responsable de dos muertes por la precariedad de la situación de sus trabajadores.
La convocatoria a la huelga se ha visto dificultada porque la empresa ha intentado impedir que los trabajadores se reunieran en asambleas prohibiendo hacerlo en el recinto.
La huelga tendrá lugar durante todo el día 15 de noviembre, pero su punto fuerte será una manifestación que partirá a las 19:00 desde la Plaza Bilbao en Vitoria.
Precarización continua
Los trabajadores de Michelin, especialmente de las subcontratas que trabajan en la planta de Vitoria, vienen sufriendo condiciones de precariedad laboral cada día más brutales.
El comité de Ferroser denuncia que se aumenta el ritmo de producción mientras se reduce la plantilla y se obliga a incumplir los criterios de seguridad, con contratos de inferior categoría al trabajo realizado. En el caso de uno de los trabajadores fallecidos, se le hizo hacer un trabajo para el cual debería haber tenido dos años de experiencia para hacerlo en condiciones de seguridad. Los accidentes con carretillas son moneda corriente en la fábrica, mientras no se da formación a los empleados y ni siquiera hay ropa específica para realizar soldaduras.
En un comunicado los trabajadores aseguran estar “hartos de que en Michelin se oculten los accidentes laborales, hartos de que no exista formación y de que no haya presupuesto para prevención de accidentes”.
La lucha contra la precariedad y la subcontratación
El creciente número de subcontrataciones tanto en las empresas privadas como en el Estado está sirviendo para aumentar cada vez más la precarización de la clase trabajadora, con menores sueldos, peores condiciones de trabajo y mayores riesgos. No es casualidad que en Euskadi el 50% de los accidentes laborales mortales se deban a la precariedad derivada de la subcontratación.
Recientes luchas como la de Movistar o Eulen-Telemarketing han dejado en evidencia como las patronales han hecho de la subcontratación un verdadero sistema para no responsabilizarse de la situación de los trabajadores mientras se benefician de ella. Un mecanismo que está en la base del sistema laboral español y que puede mantenerse gracias a la pasividad de la burocracia sindical.
Ante esta ofensiva permanente contra los trabajadores, que irá a mas con el nuevo gobierno de Rajoy –que está deseoso de aplicar los nuevos recortes que exige Bruselas-, es necesaria la máxima unidad en la lucha de la clase trabajadora, rompiendo con la diferenciación y división entre trabajadores de empresa, subcontratados, nativos y extranjeros. Una división de las filas de la clase trabajadora, permitida y justificada por las burocracias sindicales, que facilita a las patronales empeorar cada vez más los derechos de toda la plantilla, al punto de transformar la vida de los trabajadores en un material descartable.
Como los trabajadores de Ferroser y Michelin, hay que plantar cara a la precariedad y las muertes obreras en los lugares de trabajo.