Tras el caluroso abrazo del domingo, el Papa y el Presidente se reunieron el doble de tiempo de lo pautado, se hicieron regalos y hablaron de Argentina y el mundo. Tanto el Vaticano como la Presidencia calificaron la audiencia muy positivamente. Hasta hace poco se “odiaban” públicamente, hoy el monarca de Roma y el hambreador de Argentina se muestran en comunión.
Daniel Satur @saturnetroc
Lunes 12 de febrero 13:10
Foto Prensa Presidencia
“Con todo lo que se dijeron, esa reunión no puede terminar bien”… “Seguro que Francisco le va a cantar la justa y le va a pedir que pare con este ajuste”… “Van a ver que Bergoglio en las fotos pone cara de culo, como hizo con Macri”… Ésas fueron algunas de las especulaciones que afloraron durante los días previos a la reunión de Jorge “Francisco” Bergoglio y Javier Milei de este lunes en El Vaticano.
A juzgar por las comunicaciones posteriores a la audiencia privada en la Biblioteca del segundo piso del Palacio Apostólico, nada de eso sucedió. Por el contrario, “cordial” y “amable” fueron las palabras más usadas para calificar la reunión entre el monarca de la Iglesia católica y el pichón de monarca de la Casa Rosada.
El encuentro se produjo a las 9 (las 5 en Argentina) en una de las salas de “rosca” política más emblemáticas de la “Santa Sede”. Desde las oficinas de prensa de ambos Estados se reconoció que duró el doble de lo previsto, incluso pese a la demora de más de 10 minutos de Milei, que camino al Palacio decidió parar para sacarse selfies con un par de argentinos cholulos.
El cronograma vaticano decía que la audiencia iba a ser de media hora, ya que el Papa debía atender a miembros de la Academia Pontificia para la Vida. Sin recibir mayores explicaciones, los académicos debieron sentarse a esperar un largo rato.
Antes de comenzar la cita, ambos mandatarios intercambiaron presentes en nombre de los Estados que conducen. Milei le regaló a Bergoglio una copia de la carta que en 1854 Juan Bautista Alberdi recibió del canciller José María Gutiérrez acreditándolo como representante argentino en Europa. También una postal de la flamante primera santa argentina María Antonia de San José de Paz y Figueroa (Mamá Antula), alfajores Cachafaz y galletitas. Su anfitrión lo retribuyó con encíclicas y reflexiones suyas encuadernadas y un medallón de bronce con imagen alusiva del Baldaquino de la Basílica de San Pedro.
¿De qué hablaron?
La reunión fue a solas, sin siquiera la presencia de Karina Milei, secretaria general de la Presidencia, hermana, “jefe” de Javier Gerardo y quien muy excepcionalmente se despega de él. En ese marco, se presume que podrían haber hablado de sus pasadas acusaciones públicas, calificándose mutuamente de representantes del mal en la tierra. Imposible empezar a trabajar en comunión sin “perdonarse” primero. Borrón y cuenta nueva.
Concluida la hora de intimidad, ingresaron a la biblioteca los funcionarios que esperaban afuera para saludar al Papa. Karina Milei, la canciller Diana Mondino, el ministro del Interior Guillermo Francos, la ministra de Capital Humano Sandra Pettovello, Francisco Sánchez (próximo secretario de Culto) y el embajador en Israel, rabino Axel Wahnish, se mostraron jubilosos de estar junto al ex “representante del maligno”.
Desde Buenos Aires, quien no se sentía muy contento es Alberto Benegas Lynch (hijo), el “prócer” del liberalimo argentino (según Milei) que en el cierre de campaña de la Libertad Avanza en 2023 lanzó la promesa de que, si llegaban a la Presidencia, una de las medidas a tomar era la ruptura de relaciones con el Vaticano. ¿Qué pensará hoy al ver a su discípulo extasiado por abrazar y besar a “su Santidad”?
Encima, luego de la reunión, Milei se reunió nada menos que con el secretario de Estado Pietro Parolin y el canciller Paul Richard Gallagher, ambos altísimos funcionarios del Vaticano. Los verdaderos ejecutores de la rosca, las discusiones y los pactos entre la “Santa Sede” y el resto de los Estados del mundo, tanto en cuestiones políticas, económicas y (en menor medida) religiosas.
Finalizadas ambas reuniones y con el tono críptico que la caracteriza, la Oficina del Presidente publicó un tuit con una foto. El escueto texto finaliza diciendo “Dios bendiga al pueblo argentino”. Casi un “que Dios nos ayude”.
Los celosos propagandistas de La Libertad Avanza no consideraron necesario decir más. Ni siquiera una aclaración de que Javier y Karina son hermanos y no esposos, tal como afirmó la voz ceremonial del Vaticano en el acto por Mamá Antula del domingo.
La oficina de comunicaciones del Vaticano también publicó un mensaje (no menos críptico): “Durante las cordiales conversaciones en la Secretaría de Estado, se expresó satisfacción por las buenas relaciones entre la Santa Sede y la República Argentina y el deseo de reforzarlas aún más. A continuación, se detuvieron en el programa del nuevo Gobierno para enfrentar la crisis económica. En la continuación de la conversación, se abordaron varios temas internacionales, en particular los conflictos actuales y el compromiso por la paz entre las naciones”.
Es notorio cómo el Vaticano se limita a hablar de las “cordiales conversaciones en la Secretaría de Estado” y no de la reunión entre Milei y Bergoglio. Cuando no hay nada que decir, no hay nada que decir.
El Papa a Milei “lo recibió con mucho cariño”, le dijeron a Clarín desde la comitiva oficial. “Esta vez no se quedaron en los gestos”, agregó Ignacio Ortelli, el enviado especial del diario argentino a Roma. El periodista afirma que Bergoglio y el Presidente hablaron “del programa económico, la crisis social que afronta la Argentina y el clima de tensión política que atraviesa el país”.
Según la reconstrucción de Clarín, Milei al Papa “le explicó todo” lo que se refiere al programa que está queriendo implementar y a los cruces con sectores de la oposición por el hundido proyecto de Ley Ómnibus, el primer fracaso político de la gestión libertariana. “Me entendió a la perfección”, dice el diario porteño que el Presidente le confió a uno de sus funcionarios.
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Más allá de algún off the record, es dudoso que alguna vez se sepan detalles de esa extensa charla entre ambos cultores de la monarquía. Pero, a juzgar por cómo salieron de la reunión y los mensajes posteriores de sus vocerías, no hay por qué dudar de que lo que sobresalió en la conversación fueron el cariño y la amabilidad.
De no mediar aclaraciones más concretas del Papa sobre el contenido de la reunión, algo queda claro: no hubo nada parecido a peleas ni disputas. Pueden haber hablado de la crisis argentina, pero no de algo que se parezca a una solución real y pronta a la inflación, el hambre de millones, la pobreza que se profundiza y el saqueo a los ingresos populares.
Sin “caras de culo” ni reproches públicos, en los hechos Bergoglio termina avalando al gobierno de su país natal, que aplica un plan de guerra contra las trabajadoras y los trabajadores en beneficio de las corporaciones nacionales y multinacionales.
Decímelo, pero sin decírmelo
Dos lecturas, complementarias, pueden hacerse ya finalizada la visita oficial de Javier Milei al Papa. Sobre todo si se recuerda que Bergoglio siempre se ubicó políticamente del lado del peronismo, asumiendo la coincidencia “teológica” entre la llamada “doctrina social de la Iglesia” y las bases doctrinarias del partido fundado por Juan Perón. Centralmente en lo que hace a la “preocupación” y “atención” de los pobres sin cuestionar ni enfrentar a los ricos ni al sistema capitalista que epobrece a las mayorías.
Por un lado, se podría afirmar que el Papa, desde su muy influyente trono, busca hacerle a Milei el famoso “abrazo del oso”, procurando aconsejarlo (cariñosa y amablemente) sobre la inconveniencia de aplicar un shock de medidas antipopulares, dejando un tendal de víctimas. Sobre todo en una Argentina en la que está comenzando un proceso de resistencias y movilizaciones contra esas políticas reaccionarias. ¿Bergoglio quiere convertirse en un interlocutor privilegiado de Milei y, quizás, en uno de esos “próceres” a los que acude en procura de ayuda?
Hay que recordar, también, que el Papa lleva décadas de encono con Mauricio Macri, nada menos que otro de los candidatos a “héroes” de Milei y quien por estos días, ante la crisis abierta en el Gobierno por la derrotada Ley Ómnibus, suena fuerte como eventual conductor de un probable proceso de fusión entre LLA y el PRO .
Por otro lado, esa apuesta de Francisco por acercar posiciones se complementa con otra, no menos importante. Los sobrados gestos de amistad y colaboración para con el Presidente también son un mensaje tanto a la feligresía católica argentina como al resto de la población proclive a recibir sus consejos. El reconocimiento a Milei como mandatario digno de todos los honores y su presentación un líder con quien se puede pensar “la crisis” en común, lleva implícita la recomendación de que, pese a sus políticas, “hay que dejarlo gobernar”.
Con estos gestos, la máxima autoridad de la Iglesia católica intenta reposicionarse en la escena política nacional de cara a futuras crisis sociales. Históricamente esa institución, estrechamente asociada al Estado y sus gestores (sean civiles o militares), ha jugado un rol de “contención” social en momentos de profundización de la lucha de clases, frenando o intentando frenarla”.
Ese llamado a respetar lo que impone la “institucionalidad”, más allá de los efectos nocivos de las políticas sobre la población, no es novedad en el espectro peronista. Al contrario. La caracterización como “partido del orden” del peronismo no surge de la nada. Mientras se canta (cada vez menos) “combatiendo al capital”, el partido fundado por el general Perón siempre actúa como garante, en última instancia, de la defensa de los intereses de los capitalistas.
De esa sustancia se nutren, posiblemente, las recientes supuestas consideraciones de Cristina Fernández de Kirchner respecto de Milei, al menos como las interpretó el periodista y empresario prokirchnerismo Roberto Navarro. Para CFK, según el dueño de El Destape, “Milei es hoy el político que mejor está haciendo las cosas en términos de técnica política. Porque es el que más coraje tiene, porque es kirchnerista en su forma de actuar, siempre dobla la apuesta, nunca va para atrás”. Es más, para ella “el peronismo” y sus dirigentes tienen “poco coraje para enfrentar a Milei”.
Navarro no aclaró si Cristina habla, entre otros, de ella misma. Sería bueno que lo hicieran, porque es parte de la máxima dirigencia peronista de las últimas décadas (¡hasta puso y sacó unilateralmente candidatos presidenciales!). Y porque en lo que va de gobierno de Milei se ha caracterizado por el silencio absoluto respecto a todas las políticas libertarianas, desde la profundización de los índices de pobreza e indigencia hasta la criminal represión a la protesta obrera y social.
Aún no hay definiciones sobre la posible visita de Jorge Bergoglio a la Argentina, cuya fecha tentativa sería entre los meses de septiembre y noviembre. De concretarse, cuesta por el momento imaginar cuál será el escenario socioeconómico y político en el que estará el país cuando Francisco pise su terruño tras once años de papado. Quienes piensan a un Milei exitoso, no dudan en anticipar una foto histórica del Presidente junto al Papa en las pampas. Y no falta quien en esa postal también imagine a Cristina, acompañándolos. Todo puede pasar.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).