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Red Internacional
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PERSECUSIÓN STALINISTA. Siqueiros y la GPU: el comienzo de los atentados a León Trotsky en México

La madrugada del 24 de mayo de 1940, una veintena de hombres armados irrumpían en la casa de Trotsky en Coyoacán ametrallándola sin lograr el resultado esperado. Era la primera acción de uno de los tres equipos preparados para acabar con el líder de la revolución de Octubre.

Raúl Dosta

Raúl Dosta @raul_dosta

Viernes 25 de mayo de 2018 17:15

El atentado encabezado por el pintor y militante stalinista David Alfaro Siqueiros, había fracasado a pesar de la facilidad con la que penetraron la casa del líder revolucionario ruso. Pavel Sudoplatov, el jefe principal de la operación, tenía que rendir cuentas ante Beria, el brazo derecho de Stalin, y como era el encargado de planear la eliminación de Trotsky así justificaba su primer tropiezo:

El grupo de asalto de Siqueiros no estaba integrado por asesinos profesionales acostumbrados a lanzar ataques contra personas (... ) En el grupo de Siqueiros nadie sabía requisar una casa o un apartamento Eran campesinos o mineros con una escasa formación de guerrilla.”

El comienzo

Pavel Sudoplatov era uno de los más sanguinarios miembros del aparato stalinista en los 1930’s, reponsable de la planeación de cientos de asesinatos organizados por la GPU (luego NKVD). Explica en sus memorias acerca del día que Stalin y Beria lo pusieron como director adjunto del Departamento Exterior de la NKVD:

"Trotsky y sus partidarios representaban un grave peligro para la Unión Soviética, porque rivalizaban con nosotros para volverse la vanguardia de la revolución comunista."

(Por ello) “Beria propuso confiarme la responsabilidad de todas las operaciones antitrotskistas del NKVD para golpear de manera definitiva la cabeza del movimiento... tendría como misión la de movilizar todos los recursos del NKVD para eliminar a Trotsky, el enemigo del pueblo número uno”.

Stalin, luego de expresar su enojo porque en el transcurso de 1937, Spielglass, el antecersor de Sudoplatov, había fracasado en eliminar al dirigente de la Oposición de Izquierda Internacional, asentía mientras escuchaba el nuevo plan de Beria y pontifcaba:

“Aparte de Trotsky, no hay ninguna otra figura importante en el movimiento trotskista. Si eliminamos a Trotsky, todo peligro desaparecerá”.

Y seguía: “hay que acabar con Trotsky este año, antes del principio de la guerra, que es inevitable. Si no se hace esto, cuando los imperialistas ataquen a la Unión Soviética, ya no podremos tener confianza en nuestros aliados del movimiento comunista internacional, tal como lo demostró el antecedente español. Les costará mucho trabajo desestabilizar la retaguardia del enemigo con operativos de sabotaje y guerrilla, y además defenderse de las infiltraciones trotskistas.

“Stalin acabó su breve análisis de la situación en el mundo dándome la orden de encabezar el equipo de “boieviki” (tropa de choque), encargado de llevar a cabo la acción en contra de Trotsky, exiliado en México” concluye Sudoplatov en su relato.

Así comenzaban los preparativos para asesinar a Trotsky. Sudoplatov pidió la autorización de reclutar a excombatientes que habían participado en operaciones de guerrilla en la guerra civil española.

“Es su trabajo y el deber del Partido encontrar la manera de seleccionar a un personal calificado, capaz de llevar a cabo esa tarea. Se le dará la ayuda y el apoyo necesarios. Usted dependerá directamente del camarada Beria y de nadie más, pero usted tiene la plena responsabilidad de esa misión. Usted debe tomar personalmente las disposiciones necesarias para enviar a un equipo que saldrá de Europa y viajará a México Usted escribirá sus informes a mano” ordenó Stalin.

Tres equipos de matones

Pero no fue un equipo sino tres actuando cada uno por su lado y sin conocerse. Sudoplatov integró como principal colaborador a Eitingon, agente de alto nivel en la filas de la GPU que actuó en la guerra civil española, conocido como el general “Kotov”. Buen conocedor de los esbirros stalinistas reclutados en España, Eintingon proporcionó una larga lista de prospectos encabezados por David Alfaro Siqeiros. Según Sudoplatov,

“Tuvimos que formar un equipo que pusimos bajo la dirección de David Alfaro Siqueiros, un pintor mexicano que Stalin conocía personalmente Después de haber combatido durante la guerra de España, él se había regresado a México, donde se había convertido en uno de los organizadores del Partido Comunista mexicano”.

Pero también habían decidido armar otro equipo encabezado por una mujer española de origen aristocrático que en el curso de la guerra civil española se integró a los combatientes anarcosindicalistas y de ahí fue coptada al stalinismo. Caridad Mercader tenía dos hijos combatiendo, uno de ellos murió y el otro, Ramón, fue reclutado por Eitingon por ser totalmente desconocido para los trotskistas, y fue enviado a París, desde donde comenzaría su derrotero rumbo a Coyoacán, luego de conocer en dicha ciudad a Silvia Ageloff, futura secretaria de Trotsky.

El otro equipo que se formaría sería encabezado, a propuesta de Beria, por Iosif Grigulevich, con agentes itinerantes entre la ciudad de México y California. Su equipo no tuvo que intervenir pero este personaje apoyaría el asalto de Siqueiros debido a que había logrado obtener la colaboración de Robert Sheldon Harte, uno de los guardias de la casa de Trotsky.

Ataque al amanecer

El grupo de Siqueiros conocía perfectamente la casa de Trotsky gracias a la obtención de un plano obtenido por otra agente stalinista. Así, por la madrugada, los hombres de Siqueiros sometieron a la partida de policias que se encontraba afuera de la casa mientras Grigulevich llamaba a Harte, quien custodiaba la puerta de la casa, para así facilitar que los pistoleros stalinistas penetraran y ametrallaran los dormitorios de Trotsky y Natalia y de su nieto, Sieva (Esteban) Volkov. Dispararon dos centenares de balas y al retirarse tiraron bombas incendiarias y se llevaron a Sheldon Harte para asesinarlo y así prevenir que éste pudiera delatar a Grigulevich.

De acuerdo con el relato de Trosky: “El ataque fue de madrugada, alrededor de las cuatro. Yo estaba profundamente dormido, ya que había tomado un somnífero después de un día de trabajo duro. Me despertó el tableteo de una ametralladora. Pero me sentía muy soñoliento: primero pensé que estaban prendiendo fuegos artificiales frente a mi casa, celebrando alguna fiesta nacional.

“Pero las explosiones estaban muy cerca, las sentía dentro de la habitación al lado y por encima mío. El olor de la pólvora se hizo más fuerte, más penetrante. Era evidente; sucedía lo que habíamos esperado siempre; nos atacaban”.

Continúa Trotsky: “¿Cómo nos salvamos? Obviamente gracias a una afortunada casualidad. Las camas estaban bajo un fuego cruzado (...) Es posible también que mi esposa y yo hayamos ayudado a la casualidad al no perder la cabeza y quedarnos quietos en el suelo pretendiendo estar muertos en lugar de correr por la pieza, gritar pidiendo auxilio cuando era inútil hacerlo, o al no tirar (disparar) puesto que no tenía sentido.”

Stalin quiere mi muerte

El alcance mediático en México y el mundo del atentado fallido de Siqueiros obligó a Trotsky a dar un sinnúmero de explicaciones a las autoridades judiciales y periódicos nacionales. Del texto “Stalin quiere mi muerte” * rescatamos lo siguiente:

“(Stalin) pensó que Trotsky, aislado de la URSS, privado de un aparato y recursos materiales sería impotente para emprender nada. Además Stalin calculó que después de haber tenido éxito en denigrarme ante los ojos del país podría obtener sin dificultad del gobierno turco amigo mi vuelta a Moscú para el ajuste final de cuentas.

“Los hechos mostraron, sin embargo, que es posible participar en la vida política sin aparato y recursos materiales. Con la ayuda de jóvenes amigos eché los cimientos de la Cuarta Internacional que está avanzando sin prisa pero sin pausa.

“El movimiento al que pertenezco es un movimiento joven, que desde que surgió sufre una persecución sin precedentes de parte de la oligarquía de Moscú y sus agentes en todos los países del mundo. Hablando en general, es difícil encontrar en toda la historia un movimiento que haya padecido tantas víctimas en un lapso tan breve como la Cuarta Internacional (...)

Por esta razón las personas que se unieron a la Cuarta Internacional son generosas, están convencidas y dispuestas a renunciar no sólo a los bienes materiales sino, si es necesario, a sacrificar sus vidas.”

“En esta época reaccionaria un revolucionario se ve obligado a nadar contra la corriente. Lo hago lo mejor que puedo. La presión de la reacción mundial se expresa de la manera tal vez más implacable en mi suerte personal y de aquellos que me están más próximos".

* El texto completo está disponible aquí