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Red Internacional
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NUEVO AEROPUERTO CDMX. Slim sale en defensa de su meganegocio y truena contra AMLO: “No debería meterse”

En larga conferencia de prensa Carlos Slim defendió las obras del nuevo aeropuerto de Ciudad de México cuestionadas por el candidato Andrés Manuel López Obrador. Un negocio que, además de los contratos que ya tiene, incluye sus planes para aprovecharse de los terrenos del viejo aeropuerto de Balbuena.

Raúl Dosta

Raúl Dosta @raul_dosta

Martes 17 de abril de 2018

El proyecto transexenal y costosísimo para el erario público del país, el Nuevo Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (NAICM), sigue siendo una fuente de controversias entre los diversas dependencias gubernamenteales y constructoras que salen a contrastar los cuestionamientos del candidato opositor del Morena, Andrés Manuel López Obrador.

En el mar de declaraciones de personalidades y funcionarios que salen a defender la continuidad de esta “obra faraónica”, como le llama AMLO debido a su altísimo costo que ya ronda los 250 mil millones de pesos, surge la voz de Carlos Slim. Se trata no solo del hombre más rico de México sino uno de los magnates más importantes del mundo quien viene a contrastar los dichos de AMLO, y no podría ser de otra manera siendo quizás el principal beneficiario de los contratos ya adjudicados, ya que a él le corresponde participar en dos de los principales que suman alrededor de 98 mil millones de dólares.

La magia de Slim

La idea que Slim trató de vender es que la construcción del NAICM provocaría una “transformación mágica, de vanguardia”. Aseguró que “Con los presupuestos actuales se piensa que hay 60 mil millones de pesos de salarios en la población mexicana, muchísima de ella local, que vive ahí, que se le está dando la oportunidad de trabajar”. Así, si el costo de mano de obra descontado del costo total, hasta ahora, de 250 mil millones, nos deja 190 mil millones para costos de materiales y las apetecidas ganancias, ¿de cuantos miles de millones estamos hablando Sr. Slim? Al parecer la transformación mágica se llevará acabo en la siempre abultada cartera de Don Carlos.

Slim resalta que la base de esta “transformación mágica” se dará en la zona marginada donde se encuentra el megaproyecto. Municipios muy pobres y conflictivos como Ecatepec, Nezahualcóyotl, Chimalhuacán y Texcoco y las delegaciones Iztapalapa e Iztacalco. Zonas altamente precarizadas cuya población representa para él una gran masa de trabajo alienado.

“Una bomba de tiempo”

Pero eso es sólo una pequeña parte de la enorme fuente de negocios que el magnate se apresta a echarse a la bolsa. Slim le tiene echado el ojo al Vaso de Texcoco.

El reportero de Proceso puso el dedo en la llaga por el problema estructural fundamental del NAICM: se está construyendo sobre un lecho lacustre. El mismo López Obrador, en el cómic que recién publicó llamado “Un aeropuerto que no debe aterrizar” explica que el terreno donde se construye está en un punto de confluencia de nueve ríos.

Ante el cuestionamiento, Slim tuvo que admitir que “el hundimiento de todo el Valle de México es una bomba de tiempo” pero negó que dicha construcción afecte más.*

Lo que evadió decir es lo opuesto: que el lecho del Vaso de Texcoco afectaría en todo momento al nuevo aeropuerto y de ahí el altísimo costo de la obra, por cierto diseñada por su yerno Fernando Romero, que contempla la inyección constante de materiales hidráulicos en la zona de pistas de por vida. Un negociazo para quien haga esta actividad y un gasto inútil para el erario federal.

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Pero la amplia visión de negocios del magnate no para ahí. Ante la tremenda sobreexplotación del acuífero del Valle de México, Slim estuvo promoviendo un nuevo negocio para la inversión privada, la construcción de “lagunas de infiltración”, enormes espejos de agua artificiales para la captación de agua de lluvia que, tienen el fin de “rellenar” los acuíferos subterrráneos.

En regiones con terrenos muy áridos, como en los países del Medio Oriente, están creciendo desarrollos inmobiliarios de costos muy elevados erigidos alrededor de estas “lagunas de unfiltración”. Que no nos extrañe ver al $r. $lim anunciando un proyecto así en la zona del Vaso de Texcoco.

“El interés tiene pies”

Por su parte, López Obrador plantea en su folleto que “ningún país cierra un aeropuerto, es carísimo”, lo cual se debe al enorme valor acumulado en sus instalaciones y negocios accesorios. Plantea además que el actual aeropuerto “Benito Juárez” -cuyo valor actual se estima en 85 mil millones de pesos- puede seguir siendo aprovechable con sólo aligerar su carga. De ahí la propuesta de ampliar el aeródromo de Santa Lucía y derivarle parte de sus operaciones, que ha generado simpatía en amplios sectores de la población.

Pero todo apunta a que el principal negocio derivado de la construcción del NAICM, tras el cual Slim trató de contener la excitación que le invadía al plantearlo, según relataron algunos de los presentes en la conferencia, es lo que él denominó “un nuevo Paseo de la Reforma”.

Para los grandes empresarios acostumbrados a abusar del erario público derruir instalaciones públicas útiles no tiene importancia y de esta manera el diseño del yerno de Slim contempla que las instalaciones del viejo aeropuerto se vayan a la basura. Y sí, ya lo adivinaron, el señor de la basura es ni más ni menos que... Don Carlos Slim.

Así, su plan es adueñarse de los terrenos de la actual terminal aérea y reutilizarlos con centros comerciales, hoteles y desarrollos inmobiliarios. Por eso luego acotaría nerviosamente: "Que no se interprete que tengo interés en la concesión, ni en el desarrollo del terreno (del Benito Juárez). Tengo interés en que se haga el nuevo (aeropuerto) y (luego) en el desarrollo del terreno”. Por supuesto, una cosa lleva a la otra.

¿Qué proyecto de obra pública necesitamos?

Se está discutiendo públicamente el destino de un megaproyecto que por si sólo absorbería un equivalente al 5% del presupuesto de egresos federales de 2018, un botín enorme en manos de unos cuantos empresarios para los que trabaja el gobierno actual.

Una práctica “normal” de los gobiernos capitalistas de la cual López Obrador se desmarca en cuanto al abuso desproporcionado en las ganancias a repartir, pero también es cierto que le ofrece a los contratistas respetarles sus ganancias aplicándolas a otros tipos de obra pública.

La Ciudad de México necesita un nuevo aeropuerto o la extensión del actual, pero se trata de que tenga como principal objetivo satisfacer una necesidad social, no engrosar las multimillonarias ganancias de empresarios como Carlos Slim. Para eso, el financiamiento para la obra no puede salir de la inversión privada y el agotamiento de las arcas del erario público, sino de impuestos progresivos a las grandes fortunas, como las del dueño de Grupo Carso.

Son los trabajadores aeronaúticos en primer lugar quienes saben cuáles son los requerimientos para una obra pública de la envergadura de un nuevo aeropuerto para la megalópolis del Valle de México. Son ellos, junto a la clase trabajadora y los sectores populares -apoyados por ingenieros, arquitectos y profesionistas solidarios-, quienes pueden desarrollar un plan para esta megaobra que minimice las afectaciones al medio ambiente y que defiendan el derecho al territorio de las comunidades, en primer lugar las tierras del pueblo de San Salvador Atenco, donde hoy se construye el NAICM.

Medidas como éstas chocan de frente con los intereses de trasnacionales y también de empresas de capital mexicano. No hay conciliación posible entre su afán de lucro y las necesidades de las mayorías.

Es necesario enfrentar el actual proyecto del aeropuerto -del que participa Slim- con la movilización independiente de los partidos al servicio de los empresarios, y luchar por un plan de obras públicas al servicio del pueblo trabajador, en el camino de conquistar con la lucha y la movilización un gobierno obrero y popular.