Como si estuvieran copiando el cable de una agencia de noticias, los editorialistas de La Nación y Clarín hablan en el mismo idioma. El lenguaje es, como siempre, el de la entrega nacional y el republicanismo vacío. Por su parte, Horacio Verbitsky, nos convida un posible acuerdo entre Scioli y Alfonsín, una “novedad” en la política local, mientras Edgardo Mocca advierte contra un “neoliberalismo con rostro humano” sin percibir el ya palpable “liberalismo nac & pop”. El gran “ausente”, el encuentro de 35 mil mujeres en Salta.
Domingo 12 de octubre de 2014 12:30
Mirando al norte
Joaquín Morales Solá en su columna afirma que el “verdadero peligro” que CFK intuía cuando hablaba del Norte, estaba en las investigaciones sobre las cuentas de Lázaro Báez a las que podría vincularse el apellido Kirchner e incluso a la misma CFK. En la misma línea, Jorge Fernández Díaz pregunta “¿Era por eso que había que mirar al Norte?”. Para no perder la costumbre, Eduardo Van Der Kooy coincide en la apreciación.
Lo grotesco de estos editorialista resulta de la aceptación, sin miramientos, de la extorsión que implica que funcionarios nacionales sean investigados por la justicia de EEUU, un país que ha dado y da sobradas muestras de sus intereses imperialistas. Ayer nomás, Griesa tenía razón. Hoy la tienen los que investigan la corrupción kirchnerista a pedido de los Fondos Buitres. Si CFK edifica su discurso asustando con el “norte” (aunque se haya subordinado voluntariamente a la jurisdicción yanqui), la oposición mediática y política no ceja en su afirmación de que “el Norte siempre tiene razón”.
Esto no niega que el kirchnerismo haya puesto los recursos del Estado al servicio del enriquecimiento personal y de la construcción de su fuerza política. ¿Cómo explicar sino el enorme crecimiento del patrimonio presidencial? ¿O el Boudougate?
¿Existe alguna diferencia entre CFK, Macri o Massa en este terreno? Ninguna. La política y el Estado capitalista crean y recrean las condiciones para el desarrollo de una casta que no tiene nada que ver con las necesidades y las vivencias reales del pueblo trabajador. La propuesta de Nicolás del Caño -Diputado del PTS en el FIT- de que todo funcionario gane como una maestra sería un primer paso en desarticular esos intereses de casta privilegiada con un programa anticapitalista.
De acuerdos y alianzas
Edgardo Mocca piensa los posibles significados de la “continuidad con cambios” y encuentra la respuesta en la constitución de un “amplio ´centro´ político” que abrevaría en un “un neoliberalismo con rostro humano”. Concentra su atención en las formas (igualito que el “republicanismo” de La Nación) sin querer ver que más allá del relato, es el kirchnerismo el que emprendió hace rato el giro a derecha que mereció los aplausos del PRO, continuó como “pagadores seriales” y hace unos días tuvo su cuota eclesiástica con el Código Civil y Comercial que niega el derecho al aborto. Si se logra “pasar el invierno” y llegar a enero, un nuevo ciclo de endeudamiento nacional comenzará, y junto a la avanzada petrolera, quedará poco por hacer a quienes quieran un “neoliberalismo con rostro humano”. La tarea estará muy avanzada en la versión de “liberalismo nac & pop”.
Horacio Verbitsky analiza tres cuestiones. Una vinculada a la crisis de la oposición patronal y cómo ésta abre la necesidad de ensayar nuevas variantes políticas. Una de ellas sería la preparación de la candidatura de Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema, “visto con simpatía por las mayores cámaras patronales y por la revigorizada Iglesia”, revalorización que también es mérito K.
La segunda sería la construcción de un acuerdo entre Scioli y Alfonsín. Sin descartar una operación mediática para mostrar a Scioli lejos del kirchnerista -algo que no se condice con lo que viene ocurriendo en las últimas semanas- es una variante que no podía descartarse.
La tercera cuestión no deja de llamar la atención. Verbitsky se rasga las vestiduras ante las declaraciones de distintos dirigentes opositores que apoyan la intervención militar en cuestiones de narcotráfico y seguridad. ¿Pero no es la Ley Antiterrorista uno de los logros de este gobierno? ¿La DEA no “capacita” a las policías provinciales? ¿Y el Operativo Fortín II en el norte argentino y que constituye el mayor despliegue de tropas militares desde la Guerra de Malvinas? ¿La inversión en drones, para qué hipótesis militar está pensada? ¿Berni, no era funcionario nacional? ¿El conocimiento del territorio santafesino sólo le alcanzó para “descubrir” las relaciones entre el narcotráfico y la política? Le avisamos entonces, que desde hace meses, Rosario se encuentra bajo ocupación de fuerzas federales.
Soberanía con fecha de vencimiento
Ya no es un secreto que el gobierno se propone negociar con los Fondos Buitres. Hasta Morales Solá lo reconoce este domingo. La consigna “Patria o Buitres” tiene los días contados.
Como asesorando en esta estrategia, Alfredo Zaiat, sostiene que “las características de la actividad financiera requieren de un debate en profundidad y un estudio más dedicado de la denominada heterodoxia. Es una tarea necesaria si aspira a conducir a las finanzas para que se conviertan en un actor positivo para el desarrollo”. Ayer las finanzas eran el cuco malo responsable del “anarco-capitalismo”. Hoy se trata de saber conducirlas para que sean un actor “positivo”. Dicen que la necesidad tiene cara de hereje, y de andar cual antropólogo rastreando una “burguesía nacional”, ahora pasaría a fomentar “burguesía financiera nac & pop”.
Si la negociación con los Fondos Buitres no admite diferencias de contenido en el arco político –con la excepción de la izquierda- lo mismo ocurre con la sumisión al capital extranjero en nuestro propio suelo. Lo evidencia la Ley de Hidrocarburos que, a pesar de las críticas de la oposición patronal, no tiene nada de “chavista” como lo deja en evidencia esta columna del Gerente Institucional de YPF, donde afirmas que la nueva Ley tiene que ser bienvenida “si genera más Chevron”. Por eso Clarín y La Nación, aunque tengan que respetar el libreto opositor, festejaron ambos la Ley que re legitima el saqueo nacional.
La historia nacional tiene, con oscilaciones, sus líneas de continuidad. Desde Sarmiento en adelante, pasando por Frondizi (y su Ministro de economía Frigerio), la dictadura y el menemismo, todos ligaron el "desarrollo nacional" a la seducción de capitales extranjeros. El peronismo de los inicios fue soberanista hasta que se agotaron sus reservas. De allí giró hacia el acuerdo con la Standard Oíl, símbolo del entreguismo. El kirchnerismo, con su relato “nac&pop”, repite esa historia, como un camino lento de llegar nuevamente al liberalismo.
VER: Machismo editorial.
Eduardo Castilla
Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.