A propósito de la medida contra CNN en Español, que polarizó la “opinión pública” con una fuerte dosis de doble moral e hipocresía tanto del gobierno como de la oposición.
Lunes 20 de febrero de 2017 00:00
Los últimos días hemos presenciado la fuerte ola de indignación que sacudió a la “opinión pública” adversa al gobierno una vez que CONATEL sacara de transmisión el canal CNN en Español el pasado 15 de febrero, medida que ya se dejaba entrever en la rueda de prensa de la canciller Delcy Rodríguez poco antes de la suspensión del canal, e indignación que a su vez no es compartida por los partidarios del gobierno.
El gobierno una vez más dispone del poder estatal no solo para suspender CNN en Español de todas las transmisiones por cable y satélite, sino inclusive bloqueando su canal de Youtube, bajo el alegato de defenderse de una "campaña mediática en su contra", "operación de guerra psicológica" provenientes de un canal que transmite "información falsa y perjudicial" para el Estado venezolano, es decir, toma la pésima decisión de hacer frente a un contenido televisivo arremetiendo contra el canal.
Para dictaminar dicha "medida administrativa" el gobierno apela al mismo poder estatal con que interviene en los conflictos obreros, estudiantiles y sociales, al mismo Estado que dispone una enorme cantidad de recursos y su propio sistema de medios, con los cuales invisibiliza tanto como puede los conflictos de clase.
Por su parte, la oposición derechista aglutinada en la llamada Mesa de Unidad Democrática (MUD), los grandes monopolios mediáticos internacionales, y la burguesía regional salieron al cruce con su acostumbrada hipocresía, aprovechándose de la bravuconada de Maduro para confundir (una vez más) libertad de empresa con libertad de prensa.
Como es sabido, no sería esta la primera vez que un gobierno chavista retira del aire o de circulación un medio de comunicación (o varios), como represalia por la transmisión de contenidos que le son adversos, los resultados de esta política -ya lo hemos visto con el paso de RCTV a TVES- no conllevan absolutamente nada de "progresivo" para las masas obreras y populares que demandan y luchan, sino todo lo contrario.
Pero la hipocresía de la derecha y sus medios privados (nacionales e internacionales) que hoy se rasgan las vestiduras por la "libertad de prensa" no se quedan atrás... dicen defender la libertad de opinión y de prensa, cuando actualmente hacen uso de todo su arsenal mediático para censurar la ejemplar lucha que vienen dando los trabajadores de AGR contra el multimedio Clarín en Argentina, como fuera censurada acá en Venezuela en 2015 las demandas de los Trabajadores de la estatal VIVE Tv., en general, no han tenido otra actitud hacia las demandas y conflictos de los trabajadores alrededor del mundo que aislarlo tanto como les sea posible y conveniente.
Son tan irremediablemente cínicos que cuando el gobierno de Macri suspendió de un solo plumazo la señal de Telesur en Argentina, estos mismos medios que hoy arman una alharaca, no tuvieron nada que se le parezca a una actitud de denuncia ni solidaridad, sino todo lo contrario.
Esto último puede hacerse extensivo especialmente a las más celebradas "democracias" occidentales, las de los países imperialistas, cuyos gobiernos no tiemblan el pulso contra medios de comunicación cuyos contenidos pongan en jaque tal o cual política impulsada por sus respectivos estados.
Por tanto, los partidarios del gobierno de Maduro que salen a defender medida contra CNN en Español se equivocan rotundamente al darle la razón a Diosdado Cabello sólo porque dijo "quienes critican salida de CNN, aplauden cuando a Telesur le hacen lo mismo", puesto que la defensa de la censura los desacredita en su intento de defender a Telesur en Argentina, o el de otros medios en los países imperialistas, básicamente por avalar aquellas mismas medidas en suelo propio (en beneficio del Estado burgués).
Habida cuenta que no estamos delante de cualquier medio de comunicación corriente, sino de un canal que detrás de sí le sigue un emporio comunicacional llamado Time Warner/AT&T con estrechos nexos con el poder político estadounidense, no deja de ser necesario oponerse enérgica y decididamente a cada intento del gobierno por utilizar el poder estatal para acallar la voz de un medio de comunicación, cualquiera sea su tamaño e impronta, puesto que si hoy recae sobre ellos que comparten el mismo instinto de preservación de clase (burguesa), con tanta mayor facilidad podría ser la misma medida vertida contra los escasos medios que disponemos cuando el cuestionamiento desde abajo llegue a tomar las calles rompiendo el cerco que Estado y grandes medios privados le imponen a la libre información.
No hay que olvidar ni por un segundo que tanto los intereses de autopreservación del Estado burgués como la racionalidad comercial e ideológica de las grandes empresas privadas de comunicación y sus propietarios, condicionan y distorsionan la información y los contenidos según sus criterios ideológicos y de clase, o como lo ha expuesto recientemente el compañero Fernando Rosso, director editorial de La Izquierda Diario Argentina "la libertad de empresa le impone límites a la libertad de prensa".
Actualmente en el país, mientras la profunda crisis azota los hogares de las familias asalariadas y pobres, los grandes medios solo abren espacio a dichas situaciones de pobreza y depauperación, en tanto se privilegian salidas reaccionarias a la crisis, con las cuales saldrían privilegiados precisamente los flamantes propietarios de estos medios.
Son de su propiedad las grandes imprentas, el papel, la prensa, los servicios de circulación, los satélites, el espacio radioelectrico, señal abierta o por cable, hoy como ayer, todos estos recursos siguen estando lejos del alcance de las masas obreras y populares, quienes con el impulso de medios electrónicos y al costo de enormes esfuerzos pueden a lo sumo imponerse como medios alternativos de mayor o menor envergadura, que -como ya se ha dicho- serían los primeros en ser censurados si el auge de demandas y luchas obreras y populares atentara contra la agenda de los gobiernos de turno.
Desde las páginas de La Izquierda Diario, sin solidarizarnos ni hacernos eco de las demagógicas campañas "por más libertad de prensa" (de empresa) de estos grandes emporios mediáticos, repudiamos que sea el Estado burgués quien se tome la atribución de censurar contenidos, y decimos categóricamente que la única garantía que tiene el pueblo trabajador de recibir información oportuna, objetiva y de calidad, es teniendo en sus propias manos los grandes recursos que actualmente ostentan las burguesías y sus Estados, quienes no creen en la libertad de expresión, y que, como dijo un filósofo: "predican (una moral) que no practican, y practican otra que no predican".