Cuando la imposibilidad de formar gobierno parecía profundizar la crisis política, el jefe de los socialdemócratas alemanes dijo estar dispuesto a apoyar a Merkel si las bases lo aprueban.
Viernes 24 de noviembre de 2017
El líder socialdemócrata alemán, Martin Schulz, dio este viernes marcha atrás en su rechazo tajante a una nueva gran coalición y aceptó dialogar con la canciller alemana, Angela Merkel, aunque condicionó al visto bueno de sus bases cualquier apoyo del bloque conservador a otro gobierno.
El Partido Socialdemócrata (SPD) responderá "por descontado" a la llamada del presidente del país, Frank-Walter Steinmeier, a sentarse a dialogar con Merkel, afirmó Schulz, para añadir que lo hace por sentido de "responsabilidad" hacia Alemania y hacia Europa.
El SPD quedó en la incómoda posición de ser "responsables" con el régimen político Alemán al mismo tiempo que ven diezmado el apoyo político de sus bases que vienen de castigarlos en las urnas. Tras el desastroso resultado que obtuvieron en las elecciones de septiembre se habían visto presionados a cambiar su posición de cogobernar en una coalición encabezada por Merkel, como lo vinieron haciendo en los últimos años. Esta posición es la que hoy revierten para tenderle una mano a Merkel.
Sin embargo para no terminar de hundirse Schulz tuvo que aclarar que cualquier acuerdo se someterá a las bases.
El giro de la socialdemocracia
Tras fracasar las conversaciones entre el bloque conservador, los verdes y los liberales para formar gobierno, Schulz rechazó de nuevo el lunes una gran coalición con Merkel y apostó por celebrar nuevas elecciones, pero pronto comenzaron a escucharse críticas internas.
A los reproches procedentes del ala izquierda siguió el pronunciamiento de la jefa del grupo parlamentario y exministra de Trabajo de Merkel, Andrea Nahles, apuntando que no se descartaba "tolerar" un gobierno de minoría de Merkel.
Las voces disonantes fueron en aumento los días siguientes, mientras crecía la expectación ante su reunión con Steinmeier, celebrada ayer jueves.
El encuentro duró algo más de lo previsto -una hora y cuarto-, por lo que quedó claro es que había sido más que un conversación de trámite en la ronda de consultas convocada por el presidente federal con los líderes de todos los partidos susceptibles de coaligarse.
A esa cita siguió la larga reunión con la ejecutiva del SPD, envuelta en rumores de dimisión de Schulz, quien llegó al cargo el pasado marzo como la gran esperanza de la socialdemocracia, pero que en las generales hundió al partido en su mínimo histórico, un 20,5 % de los votos.
De madrugada surgió el primer pronunciamiento del secretario general, Hubertus Heil, quien aseguró que el partido estaba "dispuesto" al diálogo.
Horas después, la presidencia anunció una reunión para principios de la próxima semana entre Steinmeier, Merkel, Schulz y el líder bávaro Horst Seehofer, aliado conservador de la canciller, pero también con fuertes presiones en su territorio.
Steinmeier se ha erigido en figura clave en la búsqueda de soluciones, tras llegar al cargo de presidente por consenso de la gran coalición de Merkel y después de haber sido su ministro de Exteriores en su primera y su tercera legislatura.
Aceptar el diálogo propuesto por Steinmeier no implica un "automatismo" en ninguna dirección, aseguró Schulz, quien dijo que respondía a la "dramática llamada" a la responsabilidad lanzada por el presidente, determinado a evitar nuevas elecciones.
Schulz reveló que había recibido en estos días numerosas llamadas de "nuestros amigos europeos", expresando su preocupación ante la situación en Alemania tras el fracaso de las negociaciones entre la CDU/CSU, los verdes y los liberales.
Entre las alternativas de cooperación que se han barajado estos días, en caso de no formarse una gran coalición, está la de un gobierno de minoría liderado por Merkel, con el respaldo parlamentario del SPD para garantizar una legislatura estable.
Merkel afronta la mayor crisis de su carrera ya que los esfuerzos por forjar una coalición a tres bandas con los liberal-demócratas (FDP) y Los Verdes fracasó el pasado fin de semana. Esto planteó el temor en toda Europa de una prolongada incertidumbre en la cuarta mayor economía del mundo. El retroceso del SPD le tiende a Merkel una mano en un momento crítico, y deja en claro que la socialdemocracia está dispuesto a seguir jugando un rol de estabilizador del centro político alemán aún cuando le pueda costar su propia existencia.