Cuando la gratuidad y permanencia no las garantiza el Estado, ¿vos decidís? Una propuesta para atacar el problema de la deserción y el no acceso a la educación superior.
Miércoles 30 de agosto de 2017 09:17
En la Facultad de Ciencias Sociales estudiamos para ser profesionales de distintas carreras, donde en todas en algún momento te topas con el debate alrededor del derecho al acceso a la educación. Ahora bien, esas conversaciones se dan por interés de nosotros, o del docente cuando cuenta por qué hay clases públicas cuando lucha por su salario, pero no es la educación superior un tema del que podamos investigar, analizar, ser los que pensemos qué planes son necesarios en función de las necesidades, y hacerlo desde los contenidos de nuestras carreras. Bueno, no sucede. O hay planes del estudio de hace 30 años, o hay algunos más actualizados que solo bajan línea demagógica sobre proyectos y planes que no llegaron a cambiar estructuralmente el problema de la permanencia en la universidad y ni que hablar del acceso, y que a pesar de ser una ayuda para un sector de la juventud, en pleno ajuste macrista el panorama es cuesta arriba. Actualmente, 3 de cada 4 estudiantes tienen que abandonar su cursada en la universidad. ¿Y los que no logran siquiera ingresar a una facultad?
La educación superior es nuestro derecho
Hacemos malabares para no abandonar la cursada, mientras para el gobierno de Macri la educación pública es un lugar donde ‘se cae’. Los trabajos que nos ´reservan´ a la juventud nos queman la cabeza, además aumenta el transporte y los apuntes.
En nuestra facultad, las agrupaciones la UES y el frente Proyecto Sociales (Nuevo Encuentro-La Cámpora), como actual conducción del Centro de Estudiantes (CECSo), hacen demagógicamente una campaña con las becas que “otorgan” de apuntes y de viáticos para compañeros que estudian en FSOC. Llaman a votarlos, para mantener esas becas, para que esas necesidades “sigan siendo satisfechas”. La conducción del CECSo usa recursos monetarios provenientes de un partido tradicional como el PJ y plata del rectorado, al cual responden políticamente ¿Una conquista de los estudiantes? No. No es un derecho conquistado, sino que hacen una campaña que intenta atar nuestros derechos como estudiantes, a los intereses de los partidos que desfinancian la educación. Esta política, bajo el disfraz de un buen aporte a la universidad pública, esconde una decisión consciente que es no sólo no luchar, sino intentar ocultar el debate que hay de fondo: el Estado debiera garantizar becas de estudio para apuntes así como el boleto educativo gratuito, entre otras demandas, tarea irremplazable por una agrupación estudiantil por más caja del peronismo que ayude.
El esfuerzo que muchos hacen para poder seguir estudiando no tiene por qué ser usado para obtener apoyo político por parte de una lista. Frente a las necesidades reales que atravesamos, la solución tiene que venir por parte del Estado y las autoridades, que cobran sueldos abultados superando los 130 mil pesos mensuales –como el decano Glen Postolski-, mientras miles de estudiantes abandonan sus estudios por razones económicas. Si la educación superior es un derecho, es obligación del Estado garantizarlo. Tiene que dejar de ser un lujo, un privilegio al que podemos acceder algunos.
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¡Nuestras vidas y nuestra educación valen más que sus ganancias!
Creemos que uno de los debates principales que debe atravesar la elección de este año, tiene que ver con nuestra realidad cotidiana, y también con las propuestas que apuntan a resolverlos. Peleamos por una educación realmente pública y de acceso universal, por eso con los compañeros y compañeras de En Clave Roja (Juventud del PTS+ Independientes) venimos impulsando junto a Nicolás Del Caño y Myriam Bregman, la campaña “Nuestras vidas y nuestra educación valen más que sus ganancias” con la propuesta de que el Estado otorgue becas integrales equivalentes a media canasta familiar (de $11.500), para que nadie abandone pero para que también haya nuevos estudiantes que no pueden acceder hoy en día; junto a la propuesta de reducir la jornada laboral a 6 horas, 5 días a la semana, sin rebaja salarial, repartiendo las horas de trabajo, para trabajar menos y trabajar todos.
Pensamos que si a nivel nacional todos estamos siguiendo qué pasa en las elecciones acá, en la provincia donde tenemos familia, en el conurbano que define todo, las elecciones universitarias no pueden ser una burbuja: hay proyectos de universidad porque hay proyectos distintos de sociedad. No naturalizamos que el conocimiento que producimos está mayoritariamente orientado a mantener, reproducir y casi no cuestionar el orden social actual. Así como nos oponemos y peleamos contra la visión de que los centros de estudiantes son los encargados de brindar servicios cuya responsabilidad es del Estado, y que por ese motivo no pueden ser herramientas políticas de organización.
La propuesta de becas integrales junto a la reducción de la jornada laboral, es una gran bandera que levantamos miles de jóvenes que acompañamos al Frente de Izquierda con la convicción y perspectiva de arrancarle a Macri el derecho para estudiar en la Universidad: por los que hoy no pueden acceder y para que los que estamos, no tengamos que abandonarla.