Ricardo Ariztía de Castro, actual presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) en Chile, hizo eco de los claros intereses empresariales y la política represiva del gobierno, se refirió a la muerte de un carabinero en la región de la Araucanía “¿Dónde quedó el derecho a vivir en paz?”
Domingo 1ro de noviembre de 2020
Para los empresarios todo aquel que toque sus riquezas es considerado una amenaza, por esta razón, ponen todos sus medios a disposición de perseguir, encarcelar, asesinar y difamar a quienes luchan y se organizan por las legitimas demandas sociales, como lo es la demanda de la recuperación de territorios por parte del pueblo mapuche, cuyas tierras ancestrales se encuentran hoy en manos de industrias extractivistas que no dejan más que contaminación y trabajos precarios.
En este sentido ha ido la línea del gobierno, que busca instalar por todos los medios la idea de que el enemigo interno es el pueblo mapuche y la juventud que se moviliza, fundamentando así su brutal represión. Los dichos de los grandes gremios empresariales son un parlante de aquello.
Ricardo Ariztía es uno de los políticos empresariales que poco y nada saben de la realidad del pueblo trabajador, pero que hipócritamente exigen mayor represión “para defender la vida de las personas”, y no es la primera vez que este empresario se ha pronunciado desde la hipocresía. El 2001 en un encuentro de ENADE durante la presidencia de Ricardo Lagos, se refirió a la reforma laborar y tributaria de aquel entonces planteando “déjenos trabajar tranquilos". Sin embargo, los empresarios son los prescindibles y no viven las condiciones de trabajo a la que se enfrentan las y los trabajadores agricultores de la zona.
No es casualidad, la gama empresarial chilena tiene alta trayectoria organizándose en la derecha. Entre 1970 y 1973 R. Ariztía (hijo) fue alcalde de Alhué por el Partido Nacional, y en 1974 se hizo de terrenos y fundos en Melipilla en donde continuó con el negocio agrícola y ganadero ya amasado por su familia durante años.
Por otra parte, el discurso represivo instalado por esta derecha en su fracasada campaña del rechazo, y la constante purga que hace la prensa burguesa contra quienes movilizándose expresan el hastío de la decadencia heredada de la dictadura, no puede desviar el gran problema de clase que cruza la represión y la exigencia de la devolución de las tierras ancestrales.
Finalmente, la pelea contra la impunidad y la represión desatada durante años de gobiernos que se dedicaron a sostener las empresas extractivistas a la par que perseguían y asesinaban mapuches, incluyendo niños, mujeres y ancianos, es sin duda una pelea que el pueblo trabajador puede llevar adelante en unidad con los pueblos originarios que claman por sus tierras, a través de una amplia organización cuya perspectiva sea la huelga general, una vía que concretamente pone en jaque los intereses empresariales que solo traen miseria, desempleo y contaminación.

Fer Morales
Antropóloga Social y poeta Slam