La OCDE, organismo internacional compuesto por 37 Estados capitalistas, alertó a Chile sobre las consecuencias generadas por la pandemia del Covid-19, la cual no tiene más perspectivas que profundizar la desigualdad y la pobreza en el país. En un llamado al Gobierno, la entidad planteó la necesidad de revisar el sistema tributario, advirtiendo que el impuesto a las ganancias en Chile es muy limitado y no aporta a combatir la pobreza. Ante la preocupación internacional de la burguesía que muestra el temor a mayores conflictos sociales, es necesario luchar por financiar con un impuesto extraordinario a los grandes grupos económicos y fortunas mineras un verdadero Plan de Emergencia.
Viernes 5 de febrero de 2021
Atrás y totalmente aplastada quedó aquella frase de Sebastián Piñera nueve días antes del estallido social del 2019, cuando se refería a Chile como “el verdadero oasis” en una América Latina convulsionada. Y es que octubre de ese año, en el que Chile Despertó, dejó claro que aquel “oasis” no era más que un paraíso para los grandes empresarios y grupos capitalistas. Un país donde las riquezas son entregadas y saqueadas a destajo, donde Chile siendo el principal productor de cobre, entrega el 70% a la minería privada y el resto bajo la minería estatal de CODELCO.
Un país que mientras la canasta de exportación del metal rojo está a "precio de huevo" en impuestos para los empresarios, el 49,4% de los ingresos tributarios son a través del impuesto a la población por medio del IVA, y el impuesto específico a la actividad minera en el mejor de los casos no supera el 5% para las firmas transnacionales. No es más que el paraíso de los ricos, donde la única perspectiva que tienen es la irritabilidad cada vez más profunda para la mayoría de la población.
Esto bien lo sabe la OCDE, organismo compuesto por decenas de Estados capitalistas, que busca aconsejar a los países en su conjunto con tal de evitar cualquier conflicto social que pueda poner en riesgo la estabilidad de la burguesía local e internacional. Y no es casual que el principal consejo de este organismo para el Gobierno chileno sea revisar el sistema tributario, ya que solo el 25% de los más ricos del país paga impuesto a la renta o ganancias, siendo este muy limitado y así lo declara literalmente dicho organismo.
Es más, a la vez plantea que el Gobierno debería “continuar ofreciendo una ayuda de ingresos focalizada y temporal, tal como se ha hecho recientemente con el Ingreso Familiar de Emergencia”, recalcan que se debe continuar apoyando a “familias, trabajadores y empresas más vulnerables”. Y es que frente a la contracción de la economía nacional durante el 2020 que se viene estimando en un 6%, puede ser un regadero de pólvora y límites para una recuperación económica si es que la desigualdad no se puede disminuir, la que se estima, según la OCDE, en un 44,4%, y de no revertir tocando a los más millonarios puede profundizar la cuestión social en el país y no tener más perspectivas al temor que tiene la burguesía de futuros choques nuevamente entre la población trabajadora, la juventud, los sectores más empobrecidos, contra el régimen como lo vimos durante el 2019.
Sin embargo, por ahora Sebastián Piñera y el Gobierno lejos están de querer seguir la línea de evitar cualquier conflicto en el país, lo que se ve reflejado en que bajo la segunda ola de la pandemia por coronavirus no hay una brújula y plan serio para resguardar a la mayoría de la población.
Los contagios no se detienen, la salud pública se encuentra colapsada, cayendo a pedazos como lo reflejó la inundación en el Hospital El Pino en San Bernardo o como en la región de Antofagasta, epicentro de la economía nacional que ha aportado a la casi duplicación del aumento de la fortuna del clan Luksic y lo más de US$5 mil millones de dólares para la firma minera imperialista BHP, mientras el Hospital Regional de Antofagasta no da abasto por la falta de camas críticas y falta de profesionales clínicos que puedan realizar a cabalidad el trabajo de trazabilidad para contener el virus. El desempleo se encuentra sobre la media nacional y la gran minería vuelve a mostrar números de pérdida de empleos como lo reflejó el último trimestre con 1.700 puestos de trabajos menos, lo que se suman a los cientos de miles de trabajadoras y trabajadores despedidos y/o suspendidos desde que comenzó la pandemia en el país en marzo del 2020.
Por un Plan de Emergencia financiado por el impuesto extraordinario a las grandes fortunas mineras
Ante el actual escenario que no viene mostrando más que una compleja situación para las familias trabajadoras y del pueblo, es necesario luchar para conquistar un verdadero Plan de Emergencia ante la crisis sanitaria. No puede ser que mientras los magnates como Luksic o BHP siguen amasando grandes fortunas con las ganancias producidas por miles de mineros que día a día se siguen exponiendo y a sus familias a la pandemia; la salud pública se siga cayendo a pedazos.
Es fundamental que los grandes sindicatos de la minería y la CUT rompan la tregua que han sostenido de hecho con el gobierno de Piñera y convoquen a las y los trabajadores a discutir y decidir sobre un plan de lucha que conquiste una verdadera forma de enfrentar la crisis sanitaria; que a la exigencia de impuestos a las grandes fortunas, se sume la necesidad de conquistar Comisiones de Higiene y Seguridad bajo control de las y los trabajadores, para que junto a profesionales de la salud impongan el cese de las operaciones no esenciales, garantizando con las ganancias de las mineras licencias pagadas, sin rebaja de sueldo, y la prohibición de los despidos, mientras estas Comisiones determinen y deliberen cuándo y en qué condiciones volver a operar.
Es importante que los grandes sindicatos de CODELCO también tomen la iniciativa, no puede ser que la minera estatal siga funcionando bajo la misma lógica que las mineras privadas exponiendo decenas de miles de vidas. Si la OCDE, como organismo internacional de los capitalistas, está mostrando el temor que tiene la burguesía a los choques de estos con la clase trabajadora, el pueblo pobre y los demás sectores oprimidos, es porque también se abre una oportunidad para plantearnos la perspectiva de conquistar las medidas que sean necesarias para resguardar la salud de la población y terminar con el negocio de nuestras vidas, porque nuestras vidas valen más que sus ganancias.