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Red Internacional
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Universidad Autónoma Metropolitana. ¿Son los torniquetes la solución al tema de inseguridad en la UAM Iztapalapa?

La semana pasada las autoridades de la unidad, de manera unilateral, decidieron cerrar la universidad frente a los asaltos alrededor de la unidad. Sin embargo, desde el primer día de su aplicación, no sólo no resuelven el tema de fondo sino que entorpecen el acceso de miles de estudiantes.

Lunes 27 de enero de 2020

En las últimas semanas las UAM Iztapalapa ha sido objeto de un debate entrono a que hacer frente a los múltiples casos de asaltos dentro y fuera de la unidad. El punto más crítico fue la detención de dos menores de edad y un mayor dentro de la unidad por parte de estudiantes, quienes los entregaron a la policía y posteriormente levantaron una denuncia en el Ministerio Público.

Las autoridades universitarias aprovecharon esto para avanzar en una línea criminalizadora de los jóvenes excluidos de la educación superior, cerrando los accesos peatonales y poniendo en funcionamiento el Nuevo Acceso Oriente. Que desde el primer día ocasionó largas filas y demostró la nula preparación del acceso, lo que evidencia que las autoridades planean atrincherarse frente a una realidad nacional que tiene profundas causas estructurales.

Aunado a esto, las autoridades han desplegado una dura campaña contra los trabajadores vigilantes, quienes tienen toda la disposición de dialogar pero que no están dispuestos a perder su materia de trabajo, destapando así la cara más cruda de las autoridades que están dispuestas a polarizar nuestra comunidad con el fin de evitar cumplir las justas demandas de los trabajadores.

La Universidad Autónoma Metropolitana se ha caracterizado por ser una alternativa para millones de jóvenes que no pertenecen directamente a los bachilleratos de la UNAM y el IPN, una alternativa para millones de jóvenes de la periferia de la ciudad que sustenta un enfoque dedicado al análisis de la sociedad y a intervenir para aportar a resolver los profundos problemas estructurales del país.

Sin embargo, las autoridades universitarias históricamente han apuntado a cada día cerrar la universidad para los hijos de los trabajadores, aceptando un examen estandarizado que rechaza al 90% de sus aspirantes, cambiando el enfoque social por un enfoque de educación empresarial en la que los conocimientos no se ponen al servicio de los grande problemas del país, sino al servicio de los intereses de los empresarios y sus proyectos.

La universidad como institución del Estado ha optado por replicar una política de criminalización de la juventud, en consonancia con el supuesto relato de la “guerra contra el narco” y la militarización del país, que ha extendido y profundizado fenómenos aberrantes como el feminicidio y el juvenicidio.

La situación estructural en México es compleja, millones de trabajadores asalariados viven con apenas dos salarios mínimos, 52.4 millones de mexicanos viven en situación de pobreza. Esto aunado a que los millones de jóvenes que son excluidos de la educación superior, que son arrojados a un campo laboral dónde el tope salarial se encuentra en los 4500 a 5mil pesos al mes, sea cadena de comida rápida, call center, supermercado, intendencia y otros puestos más.

Es decir, hay profundas condiciones estructurales que explican la situación que atraviesa de la unidad Iztapalapa.

La respuesta no es la policía ni los torniquetes

La realidad de la propuesta de las autoridades no sólo contempla los torniquetes, sino la aprobación del “sendero seguro”, que implica una mayor presencia de policías en la zona y cuestión que fue un antecedente a la entrada de la Guardia Nacional a la alcaldía Iztapalapa, con Clara Brugada desfilando por las calles rodeada de militares: la militarización de la capital del país.

Hace unos días en Ciudad Juárez Isabel Cabanillas, feminista y artista fue víctima de feminicidio en lo que el gobierno de Chihuahua llamó “corredor seguro” el mismo plan que el que implementaron autoridades universitarias junto con la alcaldía en la unidad Iztapalapa.

En una reciente movilización, nuestras compañeras de la agrupación de mujeres Pan y Rosas denunciaron que la respuesta no está en la policía y los militares que están coludidos con el narcotráfico, que la justicia no va a venir de nuestros asesinos. Así lo creemos las mujeres que nos organizamos en Pan y Rosas en la UAM.

El gobierno de Morena asegura que no hay mayor partida presupuestaría para las universidades y que se está haciendo un gran esfuerzo para no recortar el mismo. Sin embargo, una de las principales propuestas del presidente Andrés Manuel López Obrador, fue garantizar el acceso a la educación superior, algo que se ve lejos sino se invierten las prioridades.

¿Por qué se dice que no hay más presupuesto a las universidades si se destinaron 70 mil millones de pesos a la Guardia Nacional que hoy funge como el muro de Trump?

La realidad es que para evitar que siga un fenómeno que agravia a la vida universitaria, la misma no se tiene que cerrar, sino al contrario, abrirse a la población que se encuentra alrededor de la misma.

Es necesario pelear por echar abajo el examen de admisión, que la UAM sea una universidad al servicio de los hijos de los trabajadores y el pueblo pobre. Basta de vaciar la universidad, si uno se encuentra a las 6pm dentro del plantel podemos darnos cuenta de que hay una mínima cantidad de estudiantes, lo que evidencia una política de vaciamiento por parte de las autoridades.

Es necesario que los estudiantes tengamos un rol activo, recuperando nuestros espacios al aire libre y llenándolo de decenas de actividades sociales, culturales, de difusión de la ciencia y la cultura, abiertas a la población en general.

Desde la agrupación de mujeres Pan y Rosas UAM I nos pronunciamos en contra de los torniquetes y de la credencialización y en plena solidaridad con los trabajadores de vigilancia de nuestra unidad.

El rector y sus autoridades quieren confrontarnos mientras ellos se llevan salarios millonarios y desvían recursos de nuestra universidad. Tenemos que ponerle un alto a su prepotencia uniéndonos como comunidad universitaria, avancemos en democratizar nuestra universidad. Quienes debemos tomar las decisiones somos los trabajadores administrativos, académicos y estudiantes.