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Red Internacional
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ESCLAVITUD EN BRASIL. Starbucks emite certificado de calidad a finca que utiliza mano de obra esclava en Brasil

La multinacional más grande del mundo en la industria del café le otorgó su sello por ‘buenas prácticas’ a finca brasileña que empleaba trabajadores rurales en condiciones de esclavitud.

Domingo 5 de agosto de 2018 17:24

La semana pasada auditores y fiscales del Ministerio de Trabajo de Brasil realizaron un operativo en la finca Córrego das Almas, en el municipio de Piumhi, interior del estado de Minas Gerais, donde pudieron rescatar a 17 trabajadores rurales que se encontraban en condiciones deplorables similares a la esclavitud.

La finca, conocida como Fazenda Fartura, posee diversos sellos internacionales - entre ellos el Certificado de Starbucks - que avalan las condiciones de trabajo, del medio ambiente y de la calidad del café que se produce allí. De hecho, quien se acerca al lugar puede incluso toparse con este cartel: “Está prohibido el trabajo esclavo o forzado”.

Sin embargo, el escenario es muy distinto a lo que pregonan. Los trabajadores rurales de la finca viven en viviendas precarias, sin cloacas ni agua potable y encima tienen que convivir con las ratas a diario: “Nosotros comprábamos la comida y las ratas se la comían. Teníamos que salir a comprar todo de nuevo”, afirmó una de las extrabajadoras.

Según el grupo rescatado, también era frecuente encontrar murciélagos muertos en los tanques de agua que no tenían tapa. Esa misma agua era usada para el consumo propio, tanto para beber como para cocinar, es decir, sus vidas estaban en constante peligro.

En relación a la jornada laboral, arrancaban a las 6 de la mañana y finalizaban a las 5 de la tarde, y los domingos y feriados los hacían trabajar sin pagarles un centavo.

Además de la jornada extenuante, los trabajadores también denunciaron que para cobrar sus sueldos la finca cometía fraude: “Nosotros hacíamos la cosecha y ellos dejaban todo para pesar al día siguiente. Cuando amanecía, ¿dónde estaba el café? Luego venía la humillación: nosotros nos quejábamos y ellos se nos reían en la cara”, aseveró uno de las víctimas.

¿Quiénes son los responsables por la emisión de estos sellos en Brasil?

En Brasil no existe un ente público que regule las normas de calidad, de responsabilidad ambiental y las condiciones dignas de trabajo del sector cafetero.

Tras este escándalo que se hizo viral a raíz de una nota publicada en Repórter Brasil, la UTZ (organismo privado internacional que certifica y establece padrones para el cultivo de café y cacao con calidad social y ambiental) decidió suspender el certificado otorgado a la finca en abril de este año hasta que terminen de investigar el caso.

En defensa, la arrendataria y administradora de la propiedad, Fabiana Soares Ferreira informó - a través de una carta que dio a conocer su abogada - estar “impresionada” por lo ocurrido, ya que el trabajo esclavo “no es la filosofía de la empresa”.

Por otro lado, Starbucks manifestó que ellos le concedieron el certificado a la Finca Fartura en el año 2016, pero trataron de lavarse las manos, alegando que nunca les compraron café.

Pero todo esto no le quita responsabilidad a las partes, dado que debemos preguntarnos: ¿Qué métodos utilizan para conceder estos certificados? Y en todo caso, ¿no hacen controles periódicos para verificar si siguen cumpliendo con las normas exigidas? ¿Exigidas por quiénes? Por grandes corporaciones que solo cumplen un rol marketinero en beneficio de otras multinacionales.

El Estado brasileño, que constitucionalmente debe garantizar, entre tantas otras cosas, las condiciones dignas de trabajo, otorga vía libre a los empresarios de este sector, dejando a miles de trabajadores rurales a la deriva.

En resumidas cuentas, Brasil país que produce granos de café a gran escala desde el siglo XIX, continúa con las mismas prácticas de explotación esclavista de antaño, a través de la complicidad del Estado. Ni los 13 años del gobierno del PT, con Lula y Dilma a la cabeza, ni el actual gobierno de Temer se preocuparon por cambiar esta realidad. ¿Por qué? Porque evidentemente los intereses de quienes representan al Estado van de la mano de los intereses latifundistas.