El aumento en el precio de los combustibles, las variaciones en los costos, el rol del Estado y las empresas y cómo afecta en el bolsillo de los trabajadores. Una respuesta a los dichos de Marcos Peña.
Miércoles 24 de enero de 2018 08:58
“Los costos son los costos debemos aprender a vivir con ellos”, dijo Marcos Peña sobre el aumento en el precio de los combustibles. La cuestión es que los costos de la industria petrolera fueron “dibujados” hace años, y sin ningún tipo de control. No hay ente gubernamental que realmente lleve un registro serio de la producción petrolera, ni la extracción, refinación y traslado. Incluso, algunos controles sólo se realizan con los balances de las propias empresas.
Los costos
Como bien analizó el periodista Alejandro Bercovich en su libro de Vaca muerta, y a la par de otros analistas económicos, el costo total de extracción de un barril de crudo en Argentina oscilaba los 12 dólares, para un valor de venta local, en el momento del cálculo, de 60 a 70 dólares dependiendo el tipo de crudo. Entre retenciones nacionales y provinciales se calculaban un 40%, pero que nunca llegaban a ese valor, ya que los acuerdos por provincia, Ley corta, les permitía bajar considerablemente esas retenciones a cambio de acuerdos locales, en la mayoría de los casos con suerte llegaban al 30%. Y como aditivo, la exportación de producto terminado, solo tiene un 5% de retención.
Hasta prácticamente el año pasado regía la prioridad de compra de crudo argentino, donde se había fijado ese valor de 60 a 70 dólares el barril. Esto, en la época en que el precio internacional se había disparado a 100 dólares, era un negocio redondo para todos los sectores. Las refinadoras compraban un crudo de muy buen rendimiento para elaboración de combustibles, a precio nacional, pero calculaban la venta de producto terminado al valor internacional para los precios de los combustibles de distribución interna, y mucho más para los de exportación.
No olvidemos que la nafta y el gasoil son sólo una parte de todo el proceso de destilación y manufactura. en general de la producción de petróleo. Están los asfaltos, lubricantes, el fuel oil, en sus distintas calidades, (de la más baja que se utiliza en usinas eléctricas a la mejor calidad que es fuel oil banquer, que es combustible de barcos), a esto se suman distintas producciones de gas, desde el gas de garrafa hasta los derivados que va a la industria del plástico y el carbón de coke en distintas variantes. A la vez existe una parte de la producción de nafta que no entra en la especificación del mercado argentino y se exporta.
Como llega el valor del surtidor. No se puede explicar de otra forma que con especulación. Una gran cantidad de impuestos, que se estima que ronda el 50% del valor final, es el principal formador del precio. Generalmente las quejas de las estacioneras y refinadores es que el combustible se vende muy barato a comparación del precio internacional, y se intenta llegar a esos niveles. Ahora bien cuando el barril oscilaba los 100 dólares, localmente compraban el barril a 60 o 70 dólares, pero según estos había que calcular el precio internacional y lo hicieron, cuando el barril internacional bajó. Nunca bajó el precio del combustible, y no solo eso, vuelve a subir.
Por otro lado lo que no se dice es que las principales petroleras, ante la baja del precio internacional está importando combustibles terminados ya no para cubrir un faltante en la demanda sino para aliviar la producción propia. Recordemos también que Aranguren subsidió parte del precio del barril en el sur para mantenerlo en los precios anteriores luego del desplome internacional, para que no se les achique el margen ni en un centavo a sus amigos extractores de petróleo, contrario al discurso de sacar subsidios a las grandes empresas, que llevó a la suba de todos los servicios, luz gas etc.
Otro detalle no menor es que cada suba del precio es una suba del impuesto al combustible ITC, que al primer semestre del 2017 había subido un 41% con respecto al 2016, y puntualmente sumado al total de los gravámenes a los combustibles le permitió recaudar al estado $ 37.515,4 millones de pesos.
Por otro lado las importaciones que son necesarias son ni más ni menos porque nunca se les exigió a las empresas que realizan las inversiones que fueron pactadas y nunca terminaron de realizar, incluso YPF solo en el norte de salta tenía que realizar 14 nuevos pozos y solo realizo 4 a la espera del nuevo convenio petrolero el año pasado. A su vez la argentina pose pocas refinería para la demanda, e incluso Shell, YPF ensenada, Axion, se encuentran en BS As lejos de los pozos.
Pero más tiene más quieren, no le basta los holgados márgenes de ganancias, y la facilidad de negociación por provincia, sino que quieren abaratar aún más los costos de producción, avanzado sobre las conquistas de los trabajadores del petrolero.
La ganancia es para pocos el aumento para todos
Desde la llegada de Juan José Aranguren a la Secretaría de Energía, los acuerdos que apuraban las empresas se fueron cerrando, desde el cambio de convenio de trabajo a la liberación del mercado. Sin importar que los trabajadores en los campos de explotación alejados de sus familias, ni el impacto directo que tiene la suba de combustible en los precios para la totalidad de pueblo trabajador.
Todo sabemos que la suba del dólar y la nafta es la suba en la góndola en la carnicería, en el alquiler.
Lo que le faltó decir a Marcos Peña es que ellos como estado, son responsables de crear estos costos, estos impuestos que vemos que no van justamente a la educación o salud, sino más bien son una suerte de socios en ganancias de sus amigos empresarios.