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Red Internacional
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Sueldo mínimo en Chile: ¿Llegaremos a fin de mes?

Frente a un reajuste 0 del sueldo mínimo, que significa un alza de 8 pesos del valor de la hora trabajada, ¿qué debemos hacer las y los trabajadores, junto con sus principales organizaciones? ¿Dónde está la CUT?

Domingo 6 de septiembre de 2020

En Chile hay alrededor de 890.573 personas que ganan el sueldo mínimo o menos, por tanto, la discusión sobre el reajuste del sueldo mínimo no es menor, pues influye en los bolsillos y vidas de una gran mayoría, donde el 41,7% es jefe o jefa de hogar, según un último estudio de Fundación Sol.

Sumado a lo anterior, millones de personas han perdido su fuente de trabajo o no están obteniendo ingresos, creciendo de conjunto la incertidumbre respecto a los gastos, las deudas, alimentos, entre otros. ¿Llegaremos a fin de mes?, es la principal pregunta que rodea los pensamientos de la mayoría.

Hemos visto en diversas ocasiones que cuando comienza el debate del sueldo mínimo en Chile, se inicia una campaña del terror por parte del Gobierno y los empresarios, por lo que no es casual escuchar, por ejemplo, que un aumento del sueldo mínimo "favorecería" el desempleo; pero lo que hay detrás es que este piso mínimo remuneracional marca la pauta para los salarios en general, lo que es conocido como el “efecto faro”, por ende, a las y los empresarios no les conviene una alza, aunque sea mínima, ya que funciona como una guía de todo el resto de masa salarial del mercado. Por tanto, para éstos un reajuste en el sueldo mínimo en un escenario de crisis económica no es para nada conveniente, sobretodo porque su política es que la crisis recaiga en los bolsillos de las y los trabajadores.

Tanto así que el mismísimo Ministro de Economía, Lucas Palacios, señaló que “si hay una persona que vive sola y que gana $320 mil, le puede alcanzar sin problemas”, todo en el marco de la discusión del salario mínimo y el reajuste 0 que propuso el Ministerio de Hacienda.

Al mismo tiempo, la ministra del Trabajo señalaba que "si se aumenta el salario mínimo que no lo paga el Estado, lo pagan los empleadores, si se aumenta con el objetivo que es proteger a los trabajadores se puede encontrar con un problema que es muy complejo porque podría eventualmente darse un efecto adverso, que es que se destruyan puestos de trabajo porque una persona puede que no esté en condiciones de pagar el salario mínimo". Este último argumento se cae a pedazos si consideramos que ¼ de quienes perciben este sueldo trabaja para grandes empresas.

Todo lo anterior deja en evidencia la hipocresía del gobierno criminal de Piñera y de su discurso de que "todos tenemos que poner de nuestra parte para enfrentar la pandemia", o "ajustarnos el cinturón de igual manera", para justificar la política antiobrera y antipopular, a favor de los bolsillos e intereses de los grandes empresarios.

¿Y la CUT?

Por su parte, Barbara Figueroa presidenta de la CUT señaló para CNN que “la piedra de tope está en que los empresarios no están poniendo ni uno, estos $1.500 (de reajuste en el suelo para el próximo año) en la práctica es un aumento absolutamente absurdo del valor hora, por lo tanto, los únicos que no están haciendo un esfuerzo acá son los empresarios, son pretexto de las pymes”.

Sin embargo, y pese a sus declaraciones, su estrategia es impotente, pues se trata de sentarse en mesas de negociación con el Gobierno, manteniendo una tregua criminal, que en los hechos es un llamado a los millones de trabajadores y familias a confiar que las soluciones vendrán de la mano de un Gobierno que cuenta con un 79% de desaprobación. Esto en vez de confiar y organizar a las y los trabajadores, sobretodo considerando lo escandaloso que significa que el sueldo mínimo mensual alcance sólo el 57% del valor total de la línea de la pobreza familiar de $450.000.

Es urgente que la CUT y los sindicatos organicen en asambleas un plan de lucha serio por un sueldo de $500.000 mil pesos, que garantice una calidad de vida mínima, que es lo que supone el sueldo mínimo, además de la prohibición de despidos, demandas urgentes para la subsistencia de las familias trabajadoras en plena pandemia y para que la crisis económica la paguen los empresarios.

Finalmente, es importante que frente al debate constitucional la discusión de los sueldos de Chile sea central, la cual debiese ser afrontada y resuelta democráticamente en una Asamblea Constituyente realmente libre y soberana, para que no sean los mismos de siempre quienes decidan nuestro porvenir. Para ello desde ya debemos autoorganizarnos en asambleas y coordinadoras en los lugares de trabajo, estudio y calles, asambleas y organizaciones territoriales, única vía derrotar la resistencia de los grandes empresarios e imponer nuestras demandas.

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