Esta fue la máxima con la que Sebastián Piñera en su Cadena Nacional resumió el 2018. Sin duda alguna un año que le costó gran legitimidad al gobierno, a Carabineros y a la Iglesia.
Martes 1ro de enero de 2019
Sumando y restando con Sebastián Piñera
"Ha sido un año desafiante, con muchos problemas, pero también un año fecundo con grandes y significativos logros (...) Sumando y restando este año 2018 ha sido un buen año para Chile", afirmó Sebastián Piñera resumiendo así lo que fue el 2018.
Sin duda alguna la suma y resta de Piñera no podría levantar menos que sospechas.
Y es que en medio de una crisis profunda en la que la Iglesia, Carabineros y la desaprobación del gobierno en alza no podría ser un buen año para Chile a secas, sobre todo con Camilo Catrillanca asesinado, niños, niñas y ancianos mapuche siendo reprimidos por Carabineros día a día. Es más, Piñera ni siquiera nombró el conflicto mapuche en su discurso.
Es así que el gobierno busca a través de la Cadena Nacional hacerse de un resumen que a los ojos de la población quede la sensación de justamente todo lo contrario a lo que fue el 2018: un buen año para el gobierno de Piñera.
La derecha se prepara para el 2019 ¿y la oposición?
Pero no todo fue negación en el discurso. También Piñera anunció “grandes desafíos” para el próximo año, en donde el gobierno buscará hacer pasar reformas centrales, tales como la reforma laboral, tributaria y en materia de pensiones.
Si el 2018 fue en año que expresó la hegemonía débil del gobierno, es decir, su incapacidad de contar con el apoyo de las mayorías en las calles y en el parlamento, el 2019 intentará revertir esta situación, y dar el todo por el todo por estas reformas centrales que expresan el carácter y el programa más duro de la derecha tradicional pro empresarial en desmedro de la calidad de vida de la mayoría de la población: trabajadores, estudiantes, migrantes, mujeres, pensionados, entre otros.
Si la derecha se prepara nosotros también debemos hacerlo. Es momento de levantar una fuerza social para enfrentar las reformas de la derecha. Y una alternativa política revolucionaria de las y los trabajadores contra la “oposición dialogante” a la que han apostado la exNueva Mayoría, y que sostienen por izquierda el Partido Comunista y el Frente Amplio.
La lucha es por desarrollar la movilización en las calles, bajo los métodos de la lucha de clases para cerrarle todo paso a la derecha con un programa anti-capitalista, que lucha por un gobierno de las y los trabajadores, en ruptura con el sistema capitalista que destruye el ecosistema y la vida.
Como dirían los chalecos amarillos franceses: “no queremos las migajas, queremos la baguette”.