El guitarrista y compositor del grupo recuerda el último disco de la banda a través de la historia de dos de sus canciones, y también cuenta la vez que buscó rescatar las pistas originales de Luca Prodan para volver a grabar todas las demás.
Juan Ignacio Provéndola @juaniprovendola
Martes 6 de diciembre de 2022 00:00
Apenas un año después del exitoso Llegando los monos y poco antes de la muerte de Luca Prodan, Sumo publica After Chabón el último de sus discos. Mientras el rock argentino como “producto” entra en expansión (desde Badía dándole centralidad a las bandas en una televisión muy consumida hasta Soda Stereo encabezando la avanzada sobre Latinoamérica), Sumo deja para siempre el testimonio de su retirada: Germán Daffunchio dirá que le quedará por siempre “la duda de saber hasta dónde podíamos llegar”.
After Chabón es un disco oscuro, como su tapa, que apuesta al fondo negro (a diferencia del amarillo, el azul o el blanco de los anteriores), recortado apenas por un luchador japonés. Siempre se habla de él como el álbum que “no tiene hits radiables”. Todo eso impone una idea de obra maldita, hecha mayormente con requechos de composiciones dispersas y ordenadas recién a la hora de grabarlas en el estudio, instancia a la que Luca llegó casi sin letras para las canciones.
En efecto, no había una “Rubia tarada” ni un “Viejos vinagres”. Pero, por ejemplo, dejó acaso el reggae definitivo de Sumo: “No tan distintos”. Y la mejor poesía de Luca en español: “Mañana en el Abasto”, una aguafuerte postpunk en un solo acorde: Mi mayor.
Además, ofrece uno de los comienzos más épicos del rock argentino, solo comparable con los de Oktubre o La Biblia, por citar discos clásicos con inicios inconfundibles: “Crua Chan”. La Batalla de Culloden, última contienda bélica en suelo británico, con triunfo para la casa real inglesa en detrimento escocés. Luca tenía con Escocia un vínculo sanguíneo por el lado de su madre. Y, en consecuencia, un desprecio por Inglaterra que claramente se aceleró viviendo en Argentina y observando lo que generaba en la cultura popular aquel partido de México 86. La muestra está en que después de narrar la refriega y la derrota, con las muertes dolorosas en “el páramo de Culloden”, Prodan traslada al fútbol el escenario de revancha: “Te lo haremos en Wembley, te lo haremos en los pubs”.
En marzo del 2021, cuando la pandemia comenzaba a ceder libertades ambulatorias, Superman Toglio subió al canal de YouTube que venía trabajando desde la cuarentena un fabuloso video en el que explica toda la trama rítmica de "Crua chan".
Banderas, ojos y cintas madres
Los recuerdos de Germán Daffunchio sobre Sumo no siguen patrones cronológicos: cuenta con gracia y sin filtros, pero a la vez se disculpa por el desorden temporal de los acontecimientos que evoca.
En ese sentido, lo primero que viene a su mente de After Chabón es una canción compuesta por la banda al menos cinco años antes de ser grabada. “Este tema está dedicado a Leopoldo Fortunato Galtieri, el país de las banderitas y globos”, recita Germán, imitando la presentación que Luca Prodan hacía de esa canción en 1982, inmediatamente después de la guerra de Malvinas.
Un video en YouTube le da la razón: titulado “en vivo Zero 1983”, Luca presenta la canción diciendo que “hubo un día, que era como en junio, me parece, del ’82; que el presidente tomó sus vacaciones en el país de las banderitas y globos”. En esa frase, el cantante mezclaba los actos de vítores a Galtieri con el mes en el que el dictador firmó la rendición en la guerra y dejó su cargo.
“El día anterior a la toma de las islas, la Plaza de Mayo estuvo llena de gente protestando y los sacaron a palazos. Era gente que los estaba puteando. Y el día posterior a Malvinas, la misma plaza estaba llena de banderitas y globos. En After Chabón sacamos una versión distinta a la original, era un resumen”, cuenta Daffunchio.
Mientras Hurlingham fue el terruño ordenador de la geografía de Sumo, Germán solía caminar las pocas cuadras hasta la casa de Diego Arnedo para conectar. “Con Diego habíamos llegado a un equipo muy fuerte, laburábamos muy bien juntos. La pasábamos muy bien tocando, noches y noches y noches”. Y no exagera: de ahí salió el primer eslabón hacia “Estallando desde el océano” (según Germán, la canción superada de la banda).
Y también lo que en After Chabón terminaría siendo “La gota en el ojo”. Germán Daffunchio la recuerda como “Rain”, tal su nombre original, circa 1984. Y hasta la tararea: “Raaain… falls down on me”. “Ese tema lo hicimos en la piecita de la casa de Diego. Lloviendo, jaja. Por eso llegó Luca y cantó que estaba lloviendo”, dice.
“Es un delirio lo que voy a decir, un gusto personal”, confiesa Daffunchio, ya lanzado al recuerdo de esas canciones. “Si vos me decís los discos de Sumo… a mí me gustaría grabarlos todos de vuelta. En algún momento me acuerdo de que tratamos de averiguar con la compañía de discos si habían quedado los masters, las cintas madres. Y habían borrado todo. Porque, si no, hubiera sido alucinante. Lo único que importaba era la voz de Luca. Después, todo lo demás podía sonar mucho más”.