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Red Internacional
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Superconductores en Costa Rica

Todo el arco político de la derecha ha celebrado políticamente el anuncio de una inversión de millones de dólares para crear superconductores. Pero, qué es un superconductor, porqué se realizarán acá y de dónde proviene la inversión. Son preguntas que abordamos acá.

Martes 2 de abril de 2024

Superconductores

La corriente eléctrica como la que usa todo el cableado de nuestros órganos “externos artificiales”, como el televisor, la computadora, la cocina y la ducha en algunos países, pierde electrones en su recorrido, lo cual hace que se pierda energía. Por ejemplo, si ud toma dos cables de cargador de teléfono, uno de 10 metros y otro de 1, es seguro que la batería del teléfono más cercano se cargará más rápidamente, pues la distancia recorrida es menor, lo que da cuenta de la pérdida de menos electrones y por tanto de más energía en capacidad de ser almacenada en la batería. Este es un ejemplo de la segunda ley de la termodinámica.

Una consecuencia que vivimos cotidianamente en este siglo XXI, es que la batería de nuestras computadoras, teléfonos, etc. se agota. Y la constante carga, agota la capacidad de la batería para mantener la energía contenida. A la larga, la pérdida de la batería casi siempre conlleva a la pérdida de toda la máquina.

Ahora bien, según la tercera ley de la termodinámica, en Cero absoluto, en cero grados Kelvin, la entropía, la unidad de medida de la pérdida de energía, se hace mínima y constante. Si un cuerpo a esa temperatura fuera atravesado por una corriente eléctrica, con relativa independencia de la longitud de ese cuerpo, la pérdida de electrones sería mínimo y la recepción de energía sería óptima. Ahora bien, requiere mucha energía garantizar una temperatura tan baja, por lo cual sería contradictorio gastar más energía de la que podemos ahorrar.

Por ello se abre la interrogante de si podría haber un material con esas propiedades, con un gasto de energía tal que justificara su fabricación. Esta es la industria de los superconductores, que es la punta de lanza de la industria electrónica, que ha generado movimientos tectónicos en las inversiones de países como Estados Unidos y China, con cifras que se mueven por encimas de las centenas de billones de dólares en crecimiento anual.

Superconductores en Costa Rica

El primer motivo por el cual se podrían fabricar superconductores en Costa Rica es por una partida presupuestaria del Gobierno Federal de los Estados Unidos, de 500 millones de dólares repartida en diversos lugares del mundo, de los cuales Costa Rica fue el primero seleccionado.

Un motivo asociado es la presencia ya de por sí de Intel en el país, como paradigma de la Inversión Extranjera Directa en Costa Rica. Intel ya había tenido una planta de fabricación de chips en el país, misma que cerró en 2013, dejando sin trabajo a más de mil personas. Sin embargo, la operación se mantuvo, popularmente conocido como el “laboratorio” de Intel, donde se hacen pruebas a partes de los microprocesadores de la marca.

En tercer lugar, la disponibilidad de recurso hídrico de Costa Rica es suficiente como para que Intel y el Gobierno Federal decidan hacer una inversión significativa en el país.

En cuarto lugar, da cuenta de hecho de trabajadores técnicos altamente calificados, con salarios bajos en el mercado mundial de los superconductores.

Inversiones estadounidenses

Esta inversión se da en el marco de la aprobación de The CHIPS and Science Act, que la administración Biden ha promovido. Acá realizamos una traducción de algunas partes del Act y comentamos brevemente las mismas.

Desde el vamos, se nos dice que The CHIPS and Science Act “hace una inversión inteligente para que los americanos puedan competir y ganar el futuro”.

Competir y ganar no en abstracto, sino contra China. En ese sentido la inversión en Costa Rica se hace sobre un país que, por decirlo así, es tenido como una conquista segura por el imperialismo estadounidense.

The CHIPS and Science Act “impulsará la investigación, el desarrollo y la producción de semiconductores en Estados Unidos, garantizando el liderazgo estadounidense en la tecnología que constituye la base de todo, desde automóviles hasta electrodomésticos y sistemas de defensa. Estados Unidos inventó el semiconductor, pero hoy produce alrededor del 10 por ciento del suministro mundial y ninguno de los chips más avanzados. En cambio, dependemos del este de Asia para el 75 por ciento de la producción mundial. La Ley CHIPS y Ciencia desbloqueará cientos de miles de millones más en inversiones en semiconductores del sector privado en todo el país, incluida la producción esencial para la defensa nacional y sectores críticos.”

Aunque en parte China está geográficamente en parte en el Este de Asia, es claro el contenido específico del Act respecto de la competencia internacional en fabricación de superconductores con China. Los grandes, enormes, ganadores de esta política son los inversores privados estadounidenses, es decir, el imperialismo estadounidense.

"500 millones de dólares para financiar actividades internacionales de seguridad de tecnologías de la información y las comunicaciones y de la cadena de suministro de semiconductores."

De acá surge la inversión en Costa Rica, que profundizará la entrega de recursos naturales (en medio de la crisis de recurso hídrico para el consumo en Costa Rica) y mano de obra barata (a pesar de ser de calidad técnica internacional de punta) a cadenas de valorización internacional, cuyo objetivo explícito es lograr ganancias para los inversores privados estadounidenses contra China.

"También proporciona un crédito fiscal a la inversión del 25 por ciento para gastos de capital para la fabricación de semiconductores y equipos relacionados. Estos incentivos asegurarán el suministro interno, crearán decenas de miles de empleos sindicales y bien remunerados en la construcción y miles más de empleos manufactureros altamente calificados, y catalizarán cientos de miles de millones más en inversión privada."

Este crédito fiscal que el gobierno federal entregará a los empresarios estadounidenses, contrasta con la enorme dificultad para obtener información sobre los impuestos que paga Intel en Costa Rica. Además, según un estudio nada sospechoso de ser crítico al capitalismo, en 2016, la operación de Intel en Costa Rica tenía 150 provedores domésticos, frente a 99 importadores, con valores de 10, 2 y 22,4 millones de dolares respectivamente. Se llevan nuestros recursos, pero nos dejan desempleo.

Entre 2013 y 2014, los salarios promedios de Intel comparados con los salarios promedios de la
industria de manufactura en Costa Rica, cuando Intel cerró su operación y despidió a miles de personas, se elevaron de 4,47 a 1 a 6,52 a 1, (es decir, por cada salario promedio industrial nacional, Intel pasó a pagar de 4,4 a 6,5 salarios) dando cuenta de la gran división y desigualdad que supone participar de cadenas de valorización, con salarios que además son en su mayor parte para jefaturas de todo tipo y que tienden a construir una auténtica aristocracia obrera, un problema importante para toda la clase trabajadora. Luego, no resulta extraña la enorme brecha entre quienes han accedido a participar de cadenas de valor internacional y quienes no.

Un ejemplo de la hipocresía imperialista, además, se da cuando se dice que el Act beneficiará a trabajadores con derecho a organización sindical y salarios altos… en Estados Unidos, pero no en Costa Rica, donde es público y notorio que a la gente la despiden hasta por mencionar la palabra sindicato si se trabaja en la empresa privada.

"Impulsar el liderazgo global de Estados Unidos en las tecnologías del futuro. El liderazgo estadounidense en nuevas tecnologías –desde la inteligencia artificial hasta la biotecnología y la informática– es fundamental tanto para nuestra futura competitividad económica como para nuestra seguridad nacional."

Entonces, para impulsar el liderazgo global, en Costa Rica entregaremos agua y mano de obra barata en el mercado internacional, pero que tiene como consecuencia en el plano interior la profundización de una brecha entre costarricenses. Un ejemplo es la concesión del recurso hídrico para empresas como Coca Cola, Intel o Del Monte en momentos en que cientos de miles de vecinos en todo el país no tienen acceso al agua. Todo en función de la competitividad económica de una nación que no es nuestra, que nos oprime desde hace siglos, y cuya relación nos debilita sistemáticamente, como son los Estados Unidos.

"Fortalecerá la comercialización de la investigación y la tecnología, garantizando que lo que se inventa en Estados Unidos se fabrique en Estados Unidos. La Ley también reautorizará y ampliará la investigación fundamental, inspirada en el uso en la Oficina de Ciencias del Departamento de Energía y el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología para sostener el liderazgo estadounidense en las ciencias y la ingeniería como motor de la innovación estadounidense."

Estadounidense una y otra vez. Costa Rica no aparece ni una vez. Con todo este contenido imperialista tan claro, no es casualidad que la Secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, junto con la Comandante del Comando Sur, Laura Richardson, hayan acompañado al Gobierno de Chaves en el anuncio de la inversión en Intel, quien no dudó en hablar de los “socios en quienes confían, en quien compartimos valores”.

Estos valores no solo incluyen la venta de nuestros recursos y mano de obra. Incluyen la fabricación de tecnología que será usada para la guerra, que ya es financiada por ejemplo por la ocupación de Palestina, ya que Intel es una empresa que recientemente anunció una inversión de $25 000 millones en su nueva planta en Palestina ocupada bajo el régimen sionista.

Fragmentos traducidos:

The CHIPS and Science Act makes the smart investments so that Americans can compete in and win the future.

The CHIPS and Science Act will boost American semiconductor research, development, and production, ensuring U.S. leadership in the technology that forms the foundation of everything from automobiles to household appliances to defense systems. America invented the semiconductor, but today produces about 10 percent of the world’s supply—and none of the most advanced chips. Instead, we rely on East Asia for 75 percent of global production. The CHIPS and Science Act will unlock hundreds of billions more in private sector semiconductor investment across the country, including essential to national defense and critical sectors.

$500 million to provide for international information communications technology security and semiconductor supply chain activities.

It also provides a 25 percent investment tax credit for capital expenses for manufacturing of semiconductors and related equipment. These incentives will secure domestic supply, create tens of thousands of good-paying, union construction jobs and thousands more high-skilled manufacturing jobs, and catalyze hundreds of billions more in private investment.

Advance U.S. global leadership in the technologies of the future. U.S. leadership in new technologies—from artificial intelligence to biotechnology to computing—is critical to both our future economic competitiveness and our national security. Public investments in R&D lay the foundation for the future breakthroughs that over time yield new businesses, new jobs, and more exports.

It will strengthen commercialization of research and technology, ensuring that what is invented in America is made in America. The Act will also reauthorize and expand fundamental and useinspired research at the Department of Energy Office of Science and the National Institute of Standards and Technology to sustain U.S. leadership in the sciences and engineering as the engine for American innovation.