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Cultura. Susy Shock: "Sin las travas, no hay Ni una menos"

Entrevistamos a Susy Shock en el marco del ciclo literario rosarino “A Cuatro Voces”

Viernes 3 de junio de 2016

Foto: Guillermo Fournier

Antes de subirse al escenario para hipnotizar al auditorio con su poesía, Susy Shock nos recibe en el Bar Oui para hablar de su arte y su lucha.

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Tenés una relación especial con Rosario, nos has venido a visitar muchas veces. ¿Qué te atrae de la ciudad?

Sí, tengo una relación especial con la ciudad. De hecho es el lugar que elegí para presentar mi disco. La sensación es que es un espacio de ida y vuelta, que tiene una gran movida trans, activista, que a mí me sorprendió mucho la primer a vez que vine. Y obviamente es una ciudad que desde lo cultural, desde el río, me hace elegirla siempre, me hace volver

En 2007 publicaste el poemario Revuelo Sur, firmado como Daniel. En 2011 vinieron Poemario Transpirado y Relatos en Canecalón, que firmaste como Susy. ¿Qué pasó en el medio? ¿Cómo fue ese pasaje de una firma a la otra?

Son libros que yo firmo, no quiero decir con contradicción, sino con todos los procesos, con el devenir. Porque así como nos vamos construyendo, también los libros hablan de una época de esa construcción. Son libros que sigo rescatando, que sigo releyendo, que me definen. Porque soy un proceso y yo amo mi proceso. Yo firmo mi proceso. Banco mi proceso. El proceso es la nobleza de hacerse a una misma.
También reflejan un aprendizaje en lo discursivo, no solo individual sino colectivo. Fui entendiendo que hay una disputa en los discursos. Entonces mi poesía trata de ser cada día menos ajena a eso, prestar más atención a esa pelea.
Pero después desde lo humana que soy, desde lo trava que soy, todo lo que he sido y seré (porque andá a saber en qué otra cosa me convertiré) los libros expresan mis devenires y mi aire propio. El arte tiene que tener un aire propio, que necesita claramente del conflicto, no tiene que eludirlo.

Contanos algo de tu disco “Buena vida, poca vergüenza” ¿Cómo fue su elaboración?

A mí me pasó con el disco lo mismo que me pasó con el primer libro. El primer libro lo publico en el 2007 pero yo escribo desde los 14 años. Y con la música me pasa lo mismo. Por lo que soy una artista que tardó más de veinte años en sacar el primer libro y el primer disco. Ésto tiene que ver con el espacio en el que autogestiono mi arte, que es el escenario. Sobre todo soy una artista del escenario. Entonces nunca tuve la necesidad de editar o sacar un disco porque todo lo que hago lo confronto inmediatamente con el público. Construyo incluso muchas de las obras a partir de ese vínculo. Entonces más bien sentí que los libros y el disco me pidieron a mí salir. Ahora voy a sacar un libro que se llama Crianzas, que esta gestado desde el programa de radio para niños y niñas que hacemos con la cooperativa La Vaca. Pero fundamentalmente no creo que haga falta editar un libro a cada rato. Me parece que una también tiene que tener mucha autoexigencia en un medio donde uno en general obtiene más halagos que exigencia. Una tiene que saber decir: esto ya lo hice, con esto me repito. Incluso si lo hizo otro ¿Si ya está ahí por qué hacerlo de otra manera con menor nivel? Tengo sobre todo dos textos de todos los libros que han tenido enorme vuelo: “Yo monstruo mío” y “El beso”, que trascendieron y son leídos y adoptados como propios por grupos de teatro, artistas y activistas de Brasil, España, Colombia, Costa Rica. Por ejemplo en Costa Rica, cuando en un bar el dueño prohíbe a dos chicas besarse, aparece una guerrilla de mujeres a hacerles un escrache. Y lo que hacen es comenzar a besarse y luego leen El beso. Yo no sé si tendré un tercer texto de esa envergadura y no me duele que sea así. Me siento cumplida en ese sentido. Soy en el arte lo mismo que he sido como persona. Donde hay una certeza hay que correrse porque de ahí al aburguesamiento, a creerse algo, hay un solo paso.

Tu arte siempre estuvo vinculado a la política, a la militancia, a la lucha. Qué significa esto hoy en el contexto de ajuste y por ejemplo, frente a un Papa argentino.

La clave es sentirse no como el hecho único y fundamental, sino como parte de un movimiento, de una especie de tribu, que está leyendo una época. El ejemplo del Papa es bueno. Yo quería escribir algo contra Bergoglio. Tengo un par de cosas dedicadas a Francisco pero quería un tema. Y estaba pensando que hacer cuando el Duo Bife me invita a grabar un tema que se llama “El Padrino”, donde, haciendo una metáfora, se habla del Papa como el jefe de la mafia a nivel mundial. Entonces yo hago del Papa en una especie de homilía decadente y terriblemente violenta. Así que ya está. No necesito hacer un tema, ya lo hicieron ellos. Me gusta ser parte de una tribu.

Estamos a dos días del 3J. ¿Qué mensaje te gustaría expresar a las miles de mujeres que van a movilizarse en esta fecha?

Ahora el Ni una menos incorporó una nueva consigna: vivas nos queremos. Nosotras venimos reclamando, desde que nos conformamos como colectivo Lohana Berkins, que se incorpore la consigna “Sin las travas, no hay ni una menos”. Queremos interpelar a ese mismo y propio colectivo de pares, que a veces encajona todo en un modo único de ser mujer, y a partir de eso encuentra una víctima obvia y clara, pero a nosotras nos sigue dejando afuera. Nos pasó el año pasado en el “Ni una menos” de Buenos Aires que por ahí nos miraban y nos decían “gracias por venir”, como si una estuviéramos colaborando en una lucha ajena. Y en realidad nosotras en muchos casos somos las primeras víctimas. Y en circunstancias políticas muy concretas como ahora bajo el macrismo, que hay despidos y ajustes, uno de los sectores más afectados somos las travas que somos pobres o ni siquiera hemos entrado aún en el mercado laboral. Estamos viviendo incluso un retroceso en esos pequeños y tibios avances –aunque grandes en un sentido para un colectivo que está afuera- que conquistamos en los últimos años. Cuando nos matan a nosotras nos matan también a partir de una idea de lo que es ser mujer y para qué se es mujer, y también como castigo por salirnos de ese rol que impone el patriarcado a la mujer. Por eso, ante tanta violencia, tenemos que reconocernos, para protegernos, porque si no te considero par, si no te considero alguien vulnerada, lo que hacemos es darle ventaja al enemigo patriarcal capitalista.

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