Ante el diálogo del 13 de agosto con las autoridades universitarias, un gran sector de los estudiantes han mostrado su inconformidad, ¿queda algo por hacer para conquistar las demandas en su totalidad?, ¿qué podemos aprender de los errores y triunfos que ha tenido el movimiento estudiantil? acá te compartimos algunas reflexiones.
Lunes 17 de agosto de 2020
En el cuarto día de la lucha del Tecnológico de Estudios Superiores Coacalco (TESCo), se llevó a cabo una segunda mesa de negociación entre las autoridades y el comité estudiantil que busca la reducción de las cuotas en un 50 % y la destitución de Mauricio Rawath, director del plantel.
Sin embargo, el diálogo con directivos no resultó favorable, pues lo único que cedió la dirección fue no pagar el seguro contra accidentes –que si antes de la pandemia era insuficiente, ahora se vuelve peor-, además de suspender las clases de inglés – a excepción de lxs alumnos que quieran pagarlo- y un descuento insignificante sólo a las personas que no cuentan con una beca que es mínima, y a quienes hagan un trámite engorroso “mostrando evidencias” de que necesitan el apoyo, dejando a muchos por fuera de la posibilidad de recibir este “apoyo”.
Este acuerdo tiene dos problemas: el primero es que las y los estudiantes de nuevo ingreso no contarán con ningún tipo de apoyo y tendrán que pagar alrededor de $5,685; el segundo, es que el siguiente semestre sí cobrarán el inglés y el seguro, lo que hará que la colegiatura suba nuevamente.
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El comité y las demandas fueron decididas en una asamblea pero las autoridades lograron poner las cosas a su favor con la difusión de un reglamento para los comités estudiantiles, haciendo las mesas de negociación a puerta cerrada -negando la más amplia participación estudiantil- y negando el acceso a algunos representantes a la par de acusarlos de vandalismo.
No es suficiente un apoyo que sólo aplicará este semestre, la situación económica que estamos viviendo no es una crisis momentánea, sino que, aun cuando la pandemia desaparezca, las consecuencias económicas seguirán vigentes: habrán más recortes de salarios y al sector público, despidos y trabajadores informales sin recibir ingresos.
Según Forbes, sólo en mayo, más de 340 mil personas se quedaron sin empleo y, para cuando acabe la pandemia, los sueldos caerán un 20 %, lo que se refleja en la posible deserción escolar de 1.4 millones de estudiantes en el país -cifra tomada de un estudio hecho por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo-.
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Frente a esto es claro que tenemos que luchar para que todas las y los jóvenes, de las presentes y futuras generaciones, puedan acceder a la educación. Para esto es necesario retomar las lecciones históricas del movimiento estudiantil.
¿Cómo fortalecer lucha del TESCo?
Como dijimos, es importante retomar las lecciones de uno de los movimientos estudiantiles más importantes: La huelga de la UNAM de 1999-2000; donde se pudo echar atrás las cuotas, defendiendo la educación pública y gratuita, después de una larga huelga de 9 meses que no hubiera sido posible sin la participación más amplia de la comunidad en las asambleas por escuela y en el Consejo General de Huelga, y mucho menos sin impulsar la unidad con los sectores de trabajadores y populares, desconfiando de la rectoría y de partidos del régimen -incluido el PRD-.
Fue esa misma masividad de estudiantes organizados y movilizados en las calles lo que hizo temblar a Graue, rector de la UNAM, en el movimiento antiporril y por la democratización de la universidad en septiembre del 2018. Sin embargo, el movimiento retrocedió en sus consignas y, después de que se implementaran asambleas con puerta cerrada y de que se llevaran a cabo diálogos con las direcciones de manera aislada, retrocedió de conjunto.
Por esto quienes formamos parte de la Agrupación Juvenil Anticapitalista, pensamos que es necesario pelear para que el movimiento estudiantil sea independiente de las autoridades y no se subordine a las reglas que marca el capítulo 17 del reglamento del Tecnológico Nacional de México (TecNM), mismo que intenta controlar la organización estudiantil, marcando reglas para la formación de los comités de estudiantes para, así, desviar la organización estudiantil hacia sus oficinas y sacarla de las calles. Es la comunidad estudiantil la que debe definir la mejor manera para organizarse, no las autoridades.
Pensamos también que la experiencia ha enseñado que no hay mejor manera de organizarse que con asambleas abiertas donde haya representantes por grupos, generacionales o carreras, que lleven los acuerdos discutidos en sus asambleas y sólo ellos tengan voto aunque todos puedan tener voz. Además que sean representantes rotativos y revocables -es decir que cada cuanto tiempo cambian y si no cumplen lo que sus asambleas votan deben dejar su cargo- y que sean elegidos libremente, y sin restricciones, por una asamblea estudiantil amplia y democrática, sin obedecer a las reglas en donde las autoridades imponen la “necesidad” de ser regular y de tener una determinada cantidad de créditos.
Si existen diálogos con la dirección, estos deben ser totalmente abiertos a la comunidad y no a puerta cerrada con unos cuantos –incluso cuando sean las y los representantes-, con el fin de que sean lo más democráticos posibles y no haya posibilidad de que se pacten cosas que no se acordaron en la asamblea. Pero, como hemos visto en tres ocasiones (en el caso del TESCo), las negociaciones con la dirección no aseguran que se vayan a cumplir nuestras demandas; no hay que apelar a su buena voluntad, para conquistar nuestras demandas no podemos confiar más que en nuestras propias fuerzas, poniendo como prioridad la autoorganización en asambleas y la movilización en la calles, replicando escenarios como el bloqueo de la Vía José López Portillo o el bloqueo de la calle 16 de septiembre y llamando a más sectores a solidarizarse.
Hoy la lucha en defensa de la educación no sólo está ocurriendo en el TESCo, sino que hay procesos contra un golpe generalizado a la educación pública -como en la EDPA, la UAdeC, la UACJ, la UASL y muchas otras. En la UACM los profesores vienen organizándose en contra de los despidos, en la UACh el sindicato de trabajadores lleva casi seis meses en huelga-.
Esto hace necesaria la unidad de las luchas en las diferentes escuelas, pero también entre los tres sectores que componen el mismo TESCo: estudiantes, docentes y trabajadores -esto pasa por retomar demandas como la mejora de salarios y plenos derechos laborales-, lo que permitiría luchar por un aumento general de presupuesto para la educación, pues sólo el 4 % del PIB se destina a este sector -lo que anula la ridícula excusa de parte de los directivos del TESCo donde afirman que si se bajan las colegiaturas, bajarían los salarios del personal de la escuela; donde además no mencionan cuánto ganan los directivos.
Es claro que ninguna lucha debe quedar aislada, lo es tanto como que ningún derecho ha venido de la buena voluntad de las autoridades o el gobierno y han sido conquistados mediante la organización independiente y la movilización en las calles.
¡Que ninguna lucha quede aislada! ¡Por la unidad de los distintos sectores! ¡En defensa de la educación pública! ¡La lucha sigue, conquistémoslo todo!
Si tienes acuerdo con lo que planteamos aquí y te interesa conocer a otros jóvenes que a lo largo y ancho del país pelean también por defender la educación, súmate a la Asamblea Nacional Juvenil Anticapitalista el 6 de septiembre a las 4 de la tarde que se realizará de manera virtual. Para registrarte entra a este link