×
×
Red Internacional
lid bot

ESPACIO ABIERTO // TEATRO. Teatro en alemán V: Medea material de Heiner Müller

Miércoles 8 de abril de 2015

Heiner Müller fue director del Berliner Ensamble fundado por Brecht, y su heredero intelectual. Dramaturgo, poeta y director de ópera: su puesta de Tristán e Isolda de Wagner, con dirección de Daniel Barenboim, en el Festival de Bayreuth, es inolvidable (y, como aquel, mantuvo pésimas relaciones con el régimen político de la República Democrática Alemana.) Aquí transcribo algunas frases que expresan los fundamentos de su recia estética:

“El teatro quizá sea el arte más antiguo y, sin dudas, el que más capacidad de futuro posee. Y mientras menos ’teatro’ sea, mejor. Eso es lo que se aprende viendo a Artaud, Samuel Beckett, Brecht… El teatro no tiene que ser narrativo ni visual. Tampoco una mezcla de los dos conceptos. El teatro tiene que concentrarse en su propio delirio, su diferencia. Y mientras más diferente y neurótico sea, mejor. La única manera de hablarle al presente es desde la obsesión y la inactualidad. Cualquier obra que se respete tiene que ser profundamente in-actual”.

Acerca de Medea Material,de Heiner Müller

Si yo fuera actriz me especializaría en actuar distintas Medeas. Tarea nada fácil, ya que cada director enfatizaría un aspecto de la compleja subjetividad de este personaje que atraviesa los siglos del tiempo y los lugares del mundo, tan vital, enigmática y atrayente como siempre. No leí otras pero esta Medea me estremeció.

Desgarrador monólogo de una mujer que al ser herida en su amor propio por el abandono del amado esposo, repasa su historia de amor y muerte cayendo en la cuenta de que la pasión por el primer y único hombre de su vida estuvo teñida por la sangre de su hermano, la traición a los suyos, el sometimiento a su esposo y la identidad de extranjera en la tierra griega donde vivió y crió a sus hijos. Naturalmente las mujeres recepcionamos de una manera diferente este breve texto. Cómo puede un hombre penetrar en nuestros meandros, siempre me lo pregunto al leer escritos así.

Esto me llevó inmediatamente a recordar que Lacan dice de Medea que es “la verdadera mujer” sin que yo supiera muy bien qué quería decir. Pero ahora creo entender. Según Lacan, si para la mujer los hijos tienen valor fálico, Medea “es la verdadera mujer” porque actúa como mujer traicionada y no como madre ya que matando a los hijos hiere a Jason en su corazón y ella actúa más allá de mujer fálica. En ella se divorcian la mujer y la madre, y quien se impone es la mujer, no toda fálica porque con su acto rompe con la lógica fálico-materna. Jason la hizo ser madre y ella, matándolos, se separa en su ser de ese modo de ser (madre).

Medea reacciona ante el repudio de Jason. Efectivamente en Grecia, también en Roma y en otras culturas, el hombre podía (y puede aun en países árabes) devolver a su esposa a su hogar de soltera por distintos motivos. No digo que esto pase en esta Medea, no lo sabemos, pero yo leo su largo parlamento originado en ese sentimiento espantoso de sentirse repudiada. Medea ha sido reemplazada en el deseo de Jason por otra mujer, de piel joven, lozana, que nunca ha parido.

Medea sufre un duro embate al amor a sí misma, lo que desata un vendaval en su alma; entonces salen de su boca duras palabras reclamando a Jason la vida de su hermano muerto por sus manos, y a sus hijos reclamando que le devuelvan su sangre y sus entrañas, de ella salidos. Que el mundo no se quede con nada de ella porque ella nada se siente. Palabras que como lava hirviente afluyen a su garganta en esos dramáticos instantes, pero que Medea fue concibiendo en su inconsciente manteniéndolas en cautiverio mientras la ligazón erótica con Jason subsistía.

Una palabra aun sobre las lacerantes de Medea hacia el final de su monólogo:

[…] quiero romper la humanidad en dos partes
y vivir en el vacío que queda en el medio
Yo ni mujer ni hombre Que gritáis Peor que la muerte es la vejez
Besaríais la mano
Que os regala la muerte si conocierais la vida […]

El ser humano vive en el vacío, en ese ínfimo espacio entre. Ruptura primordial que constituye al sujeto (escisión inmanente) Causa/efecto, hombre/mujer, hombre/naturaleza, eso que Lacan llama hiancia. Precisamente, la función de lo imaginario es rellenar esta hiancia; así, se cubre la división del sujeto y se muestra un sentido (imaginario) de unidad, de completud. Medea en este texto nos habla de su fracaso de unidad, de su ser roto.