El sindicato de televisión firmó un acuerdo con Telecom-Cablevisión dónde se siguen degradando las condiciones laborales de los trabajadores tercerizados. Acá los pormenores del acuerdo
Martes 25 de enero de 2022 18:08
Reproducimos las palabras de un trabajador que describe las sensaciones que le quedan tras la firma del acuerdo:
"Hace poco más de un mes nos llegaba la noticia al conjunto de los trabajadores tercerizados de Telecom-Cablevisión del pedido formal de la empresa de despedir a 650 empleados a nivel nacional. El pedido presentado al SATSAID, sindicato en el que estamos encuadrados, se justificaba en una baja de producción (es decir, de nuevas instalaciones en nuevos clientes), pero que en realidad era usado como ‘Caballo de Troya’ para seguir avanzando sobre nuestras condiciones laborales”. Veamos.
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¿Falta de plata, o excusa para achicar costos?
Quienes trabajamos instalando el servicio de internet y cable para Telecom, vemos que en los últimos meses comenzó a disminuir la cantidad de nuevos clientes. Esto desde ya es producto de ajuste y la crisis en curso, sumado a los elevados precios inaccesibles para muchos trabajadores que imponen las empresas. Pero, centralmente se trata de que las nuevas redes de fibra óptica (un servicio incluso más caro para los usuarios en el que trabajan compañeros con convenio de UOCRA, ultra precarizados) avanzan sobre las viejas del Coaxil sobre las que trabajamos actualmente. O sea que la empresa sigue sumando ganancias millonarias, que se suman a las que vienen obteniendo hace décadas
Telecom hace meses viene trabajando con empleados con convenio de UOCRA con salarios a la mitad de quienes estamos en SATSAID, y tienen condiciones pésimas y sin que nuestra conducción diga ni haga absolutamente nada. La cuenta para la empresa es sencilla, si el grueso del trabajo empieza a pasar a compañeros que trabajan en condiciones más precarias que las nuestras, no hay mejor excusa para presionar en bajar condiciones amenazando con despedir.
Un acuerdo cocinado desde el principio
Bajo estas condiciones, las primeras asambleas donde se nos informaba esta situación ya hacían prever lo que terminó firmándose en esta semana que pasó. La conducción del sindicato desde un principio planteó que "la situación era muy difícil", que "iban a hacer lo posible por mantener los puestos de trabajo en la negociación a cambio de lo que fuera necesario" y un sinfín de frases que solo decían una cosa: entregar más condiciones de trabajo.
Finalmente la fórmula fue muy similar al acuerdo firmado por el SMATA en Toyota hace algunos meses: a cambio de firmar "4 años sin despidos", la empresa avanza en reducir la jornada laboral una hora al día de la semana manteniendo los dos sábados mensuales de trabajo y cambiando esos sábados por francos compensatorios durante la semana hábil. Lo que en los hechos significa una reducción salarial de entre 15 mil y 20 mil pesos mensuales dependiendo la categoría y que significa, meses antes o meses después, un año sin aumento salarial (e incluso baja salarial en algunos casos), después de venir de un 2021 con una inflación de más del 50%.
Se trata de un acuerdo que solo favorece a las empresas y sus ganancias. Aumentando la precarización y tercerización, y entregando conquistas del convenio colectivo, abaratando costos imponiéndonos a los laburantes que paguemos los efectos de la crisis en curso.
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¿Qué sindicato necesitamos para los tiempos que vienen?
Necesitamos una organización que defienda los intereses de los trabajadores, no los intereses de las empresas. Lo peor de los acuerdos firmados por esta conducción, es que parten de una lógica enemiga de los trabajadores, que seamos la variable de ajuste en post de mantener las ganancias empresarias.
La resignación, la evasiva a pelear en común tanto con los compañeros tercerizados de UOCRA, como con los trabajadores del convenio de telefónicos, ya son una constante de parte de la conducción nacional del SATSAID. Este acuerdo no nace de un repollo. Es parte de sucesivas entregas desde agregar dos categorías más bajas en tercerizados (la 10 y la 11) y eliminar la más alta (la 6) en 2017; de no pelear por incluir a los tercerizados de UOCRA en el mismo convenio, de tener un salario básico que apenas es la mitad del salario de bolsillo que cobramos que está "inflado" por horas extra obligatorias que ahora son la moneda de cambio de la "estabilidad laboral".
El momento no es casual tampoco. En medio de negociaciones del gobierno (afín a la conducción del SATSAID) con el FMI, la burocracia le hace los deberes. En el 2017, los trabajadores mostramos la fuerza que tenemos derrotando el plan de Macri en la calle y ahora que el gobierno peronista que viene de perder las elecciones y está débil no puede retomar esa política que exige el FMI entonces intenta que los acuerdos de reforma de convenio pasen por rama o por empresa con la complicidad de las burocracias.
Por eso no nos sorprendió a muchos escuchar "anécdotas" de la situación del 2001 que esgrimían distintos delegados a nivel nacional, para plantear que este acuerdo era un "triunfo" y que podría ser aún peor como cuando cerraron la mayoría de las empresas contratistas y dejaron a miles sin sus puestos de trabajo. De luchar contra las empresas, ni hablemos.
El aumento de la precarización, tercerización, y trabajo en negro son una presión a la baja de las condiciones laborales, pero la lucha que está planteada es la de unificarnos contra la precarización. Los trabajadores de las telecomunicaciones no podemos entrar en esa lógica de la resignación dónde nada puede hacerse y hay que entregar todo sin lucha como nos quiere hacer creer la conducción. La etapa que se viene con la Argentina del FMI exige que los trabajadores y trabajadoras de las telecomunicaciones dejemos de pelear separados entre tercerizados y efectivos, o telefónicos y de la televisión, o de un gremio u otro. De esta manera lograríamos tener la fuerza para imponerles a estas multimillonarias empresas un convenio único y la planta permanente de todos los trabajadores del rubro. Somos los que manejamos el conjunto de las palancas de las telecomunicaciones, tenemos una fuerza enorme que está dividida con la complicidad de las conducciones sindicales.
Desde la Agrupación Violeta venimos peleando tanto en FOETRA como en SATSAID porque se convoquen asambleas unificadas entre efectivos y tercerizados por edificio y/o empresa para votar un plan de lucha contra estas empresas que todo el tiempo intentan avanzar contra nuestras condiciones de trabajo.
Con los constantes aumentos de tarifas no han hecho más que engordar sus arcas. No invierten pese a que fueron de las empresas que más ganaron en la pandemia. Si quieren reducir la jornada laboral, debe ser manteniendo los salarios y las condiciones de trabajo actuales. Las empresas ya tienen su plan y las conducciones peronistas de los sindicatos están dispuestos a ayudarlas. Las y los trabajadores tenemos que empezar a discutir como los vamos a enfrentar, desde esa perspectiva nos paramos desde la Agrupación Violeta.
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