El comprador sería la primera corporación estadounidense en gerenciar un canal líder argentino en medio siglo. El Gobierno anotará la operación en la lluvia de inversiones. Por qué no Turner.
Domingo 6 de noviembre de 2016 18:50
Después de casi medio siglo una empresa estadounidense volverá a gestionar uno de los principales canales de televisión en Argentina. Viacom, el quinto grupo audiovisual más importante del mundo, estaría a punto de concretar la compra de la red Telefé a Telefónica por un monto cercano a los 400 millones de dólares. El gobierno de Mauricio Macri aprovechará la operación para maquillarla como parte de las inversiones prometidas en el sector de las comunicaciones, en el que, hasta ahora, sólo ligó el grupo Clarín.
La oferta de Viacom por Telefe compitió con el interés de los grupos Turner (Time Warner) y Cisneros (de Venezuela). La gigantesca adquisición de Time Warner por AT&T hace quince días, que requiere aún la aprobación del regulador estadounidense FCC (Federal Communications Commision), se interpuso en el camino de Turner, que durante casi todo 2016 sonaba como el principal interlocutor de Telefónica para concretar la transacción.
Pero, a diferencia de Turner, interesado, además, en los derechos de transmisión del fútbol, Viacom se centra en Telefe, que, con sus nueve canales, es la principal red de televisión en Argentina, donde lidera en rating en una competencia que tiene como único contendiente de peso al grupo Clarín (con El Trece). Telefé es, además, la puerta de comercialización de contenidos cinematográficos argentinos en el exterior. Por cuerda separada, en el Gobierno esperan para los próximos días realizar también anuncios sobre los derechos del fútbol.
Telefónica se desprende de Telefe por necesidades de su casa matriz en España, que precisa reducir la deuda a la vez que consolidar la apuesta de la compañía en el sector audiovisual de pago como parte de la convergencia de sus redes fijas y sus recursos satelitales. Frente a la pregunta de si no constituye una pérdida desprenderse de un factor estratégico de interlocución con el poder político (con cualquier gobierno) como Telefé, un ex ejecutivo de Telefónica de Argentina dijo al autor de este artículo: “Nunca supimos articular muy bien la línea de Telefé con los intereses corporativos (de Telefónica). Telefé no funciona como El Trece o TN para el grupo Clarín”. La autorización que obtuvieron del kirchnerismo en uno de los episodios más bochornosos de la sesgada aplicación de la ley audiovisual nº26522 para “adecuarse” a la norma bajo la hipótesis de que Telefé no pertenecía a Telefónica (que esta operación desmiente), permitiría discutir largamente en torno a la funcionalidad de Telefé para su propietario.
Los millones que se anuncian por una empresa cuyo principal activo es la tv abierta no sólo permiten cuestionar la recurrente profecía sobre el inmediato fin de la televisión, sino que, además, abren interrogantes sobre el valor de las empresas de medios tradicionales en una economía periférica con un desempeño que, en el mejor de los casos, es poco lucido. Hace tres años, el fundador de Amazon, Jeff Bezos, pagó por una firma de influencia planetaria como The Washington Post US$ 250 millones. El contenido, que es el nicho especializado de Viacom con Paramount, DreamWorks, MTV o Nickelodeon y que podría ampliar si vuelve a fusionarse con CBS, sigue siendo una de las claves del negocio de la comunicación en pleno siglo XXI.
Para el gobierno argentino, preocupado por la falta de inversiones, esta operación viene como anillo al dedo pues, aún antes de su concreción, algunos de sus voceros oficiosos ya la presentan como un indicador de una nueva era, por lo que se descuenta que el ente gubernamental de comunicaciones (ENaCom) bendecirá el cambio de titularidad en Telefé. Con el vigente Tratado de Reciprocidad Comercial con los Estados Unidos y el relajamiento de controles estatales para las transferencias, compras y ventas de licencias audiovisuales decretada por Macri a comienzos de su gestión, no hay obstáculos legales en el horizonte.
Además del monto de la transacción, significativo para la economía argentina, también es relevante que hace casi 50 años –cuando se retiraron las entonces tres grandes cadenas NBC, ABC y CBS de la tutela de la entonces incipiente tv criolla- no había un interés tan claro de compañías estadounidenses en los principales canales de televisión abierta argentina, donde los capitales son nacionales (grupos Clarín o América (Vila-Manzano), españoles (Telefónica) o mexicanos (Ángel Remigio González Gonzalez (a) El Fantasma).
Sin embargo, sería exagerado exhibir como inversión el reemplazo de un grupo extranjero por otro, en el que el vendedor remitirá sus dólares a la casa central y cuando aún no se sabe si Viacom sostendrá el importante ritmo productivo que caracteriza a Telefe, cuáles son los planes de producción local para los ocho canales situados fuera del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la suerte de las fuentes de trabajo, el lugar del canal como exportador de contenidos (se habla de “latinoamericanizar” su producción para ecualizarla a un gusto regional promedio) y la relación hasta ahora dinámica con productoras audiovisuales independientes. Tiempo al tiempo.
En cualquier caso, la estructura de propiedad del sistema de medios en Argentina, que se mantuvo estable en los últimos años, registra con la venta de Telefe una novedad que será continuada por el cambio de política en relación a contenidos de interés relevante como el fútbol y que en 2017 tendrá al potente mercado de la televisión de pago como escenario de nuevas operaciones. Y donde el ritmo de la globalización se baila también con actores locales.
* El autor autorizó a La Izquierda Diario la publicación de este artículo publicado orginalmente en Letra P. Martin Becerra es investigador, profesor universitario y periodista, doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador del CONICET. También es especializado en el estudio de los sistemas de medios de comunicación en América Latina y en los procesos de concentración de estos medios, así como en la evolución convergente de las tecnologías de la información y la comunicación.