Los últimos días han sido convulsivos para el Gobierno de Gustavo Petro. El presidente colombiano anunció la salida de siete de sus ministros, en medio de la crisis por la ruptura de la coalición oficialista, a raíz de las discrepancias alrededor de la reforma a la salud. ¿Cuál es la situación que se abre?
Jueves 27 de abril de 2023 08:47
Presidente de Colombia, Gustavo Petro, en una foto de archivo del 19 de abril de 2023.
El presidente colombiano Gustavo Petro anunció el martes por la noche la ruptura de su coalición de gobierno, abriendo la crisis más importante desde que asumió en agosto pasado apoyado en una base parlamentaria que ampliaba casi al extremo el llamado “acuerdo nacional”, cuando entregó ministerios clave a miembros del establishment políitco tradicional. Lo hizo tras el anuncio de sus socios del partido Conservador, La U y Liberal en el que comunicaron que rechazaban la reforma a la salud. Ya avanzó con un cambio de gabinete, del que hay que esperar las repercusiones, y ahora busca reformular su coalición con la vista puesta en la crisis al interior de la bancada liberal y otras posibles divisiones. ¿Cuál es la situación que se abre?
Cambios en el gabinete
A la ruptura de la coalición parlamentaria del Gobierno de Petro le siguieron los cambios de Gabinete en Hacienda, Agricultura, Interior, Salud, Ciencia, Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y Transporte. En total 7 de 18 ministerios. Según Petro, su anterior gabinete fue “rechazado por alguna dirigencia política tradicional y del establecimiento” y dijo que “hoy se construye un nuevo gabinete que ayudará a consolidar el programa de Gobierno, programa que será la base de un acuerdo nacional franco y sincero”. A finales de febrero Petro reemplazó a los ministros del Deporte, de Cultura y el de Educación, Alejandro Gaviria, este último por sus críticas a la reforma a la salud.
Pero la salida más impactante es la de José Antonio Ocampo del Ministerio de Hacienda, pieza clave en el programa económico del Gobierno. Se espera reacción en el mercado cambiario este 27 de abril, por la salida de Ocampo, pues el cambio ministerial se dio cuando ya las bolsas habían cerrado. El entrante ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, ha sido el primero en declarar, saludando la labor de Ocampo, quien permanecerá unos días más en el cargo y asistirá el viernes a la reunión de política monetaria del Banco Central, y afirmando en su red social: “mantendré estabilidad [de la] economía”.
También sale la controvertida ministra de Salud, Carolina Corcho. La decisión fue tomada tras perder, preliminarmente, el pulso de la reforma a la salud con los partidos de La U, Liberal y Conservador, que decidieron oponerse al contenido del articulado, pese a que formaban parte de la coalición gubernamental. La saliente ministra se enfrentó a José Antonio Ocampo, y a la ministra de Agricultura, Cecilia López, que manifestaron públicamente su oposición al proyecto de la reforma de salud.
Aunque Petro ha hablado del fin de la coalición política, solo le ha quitado la representación en el Gabinete a dos de los tres partidos tradicionales que la conformaban, al partido Conservador y al de La U. Se mantienen los ministerios liberales de Vivienda y Justicia. Esto se debe seguramente a que, durante el remezón de la base parlamentaria, el Partido Liberal se ha fracturado, como explicamos más adelante.
Renegociación
Es la primera crisis de este tipo desde que asumiera el pasado mes de agosto, con una base parlamentaria tan amplia que terminó sorprendiendo, ya que ampliaba casi al extremo el llamado “acuerdo nacional”, que se expresaba en dicha coalición y la entrega de ministerios claves a estandartes del establishment político tradicional. La coalición parlamentaria de gobierno que montara Petro era prácticamente calco y copia de la “Unidad Nacional” durante el primer gobierno de Juan Manuel Santos que solamente excluía a la extrema derecha nucleada alrededor del Centro Democrático de Uribe.
Fue el presidente Gustavo Petro el que anunció el martes por la noche la ruptura de la coalición de gobierno, pero lo hacía sobre llovido, pues ese mismo día los presidentes de los partidos Conservador, La U y Liberal sacaron comunicados rechazando la reforma a la salud del gobierno y pidiéndole a sus congresistas votar negativamente. “La coalición política pactada como mayoría ha terminado en el día de hoy por decisión de unos presidentes de partido. Alguno de los cuales amenaza a la mayoría de su propia bancada”, explicó el presidente Petro.
“Una concertación sin bases sólidas”, escribimos en su momento, a lo que sumábamos que era difícil de sostener, aunque para los primeros seis meses del gobierno le brindó estabilidad política, fundamental para el arco político que representaba el nuevo ocupante de la Casa de Nariño. Por eso, más que una sorpresa, el quiebre de la coalición parlamentaria del Gobierno ya se esperaba por las grandes diferencias entre el Gobierno y los partidos tradicionales.
Por otra parte, los temblores en el gobierno y en la base parlamentaria llegan en un momento en el que Petro está a semanas de aprobar el Plan de Desarrollo, con tres reformas en curso, entre ellas la legislación laboral y el sistema pensional, dos mesas de negociación con grupos armados y elecciones regionales en seis meses.
En el marco de las trabas que encontraba en la base aliada en la Cámara y el Senado, Petro quiso atizar el clima político. O recurrir a la política de “la calle y el balcón”. Desde un evento de entrega de tierras en Zarzal, el Valle del Cauca, dio un agitado discurso, haciendo un llamado a la comunidad campesina a movilizarse para que se aprueben las reformas sociales que ha radicado su Gobierno en el Congreso.
“Cuando le dijimos al pueblo del estallido social: cálmense que vamos a resolver esto por las buenas y en las urnas, pues el pueblo del estallido social fue a las urnas, se calmó”, sostuvo Petro, y para rematar declaró que “se necesita un movimiento campesino que se levante en la dignidad de sus necesidades”. Pero señalando al mismo momento que “el radicalismo, en sí mismo, puede llevar a errores y ya uno metido en la tesis de la reforma, de ser reformista”.
No en vano fue el énfasis que le había puesto a la saliente ministra de Agricultura, Cecilia López, en su discurso en el Valle del Cauca: “Comprarla sin expropiarla, ministra. Sin expropiarla”, le dijo Petro. El presidente colombiano mantiene una convocatoria abierta para las movilizaciones del 1 de mayo, día de los trabajadores, en las que espera además la participación de los campesinos.
Tras la ruptura de la base parlamentaria, los liberales, conservadores y La U, quienes tienen cerca de 110 congresistas en ambas cámaras, dejan al Gobierno de Petro sin la fuerza suficiente para aprobar las reformas que son parte del corazón de la propuesta del presidente colombiano. Pero Petro podría estar expectante a fracturas en esos partidos, así, por ejemplo, la que ha acontecido este miércoles en el Partido Liberal, de los 33 representantes a la Cámara que tiene en el Legislativo, 18 se han apartado de las posturas de su jefe, el expresidente César Gaviria, sobre la reforma a la salud que se debate en el Congreso.
Pero ni los cambios en el Gabinete ni la ruptura de la amplia base parlamentaria tienen el contenido de un giro a izquierda del Gobierno de Petro, sino que son producto de las contradicciones y las aspiraciones de Petro de mantener una base aliada tan amplia con partidos tradicionales de la derecha y del establishment político. Las ya tímidas reformas como la de salud, de desarrollo nacional y otras, encontraban trabas en el Congreso. En su Gabinete continúan integrantes de partidos tradicionales.
No hay sector importante al momento de los grupos económicos que hayan puesto el grito en el cielo sobre la nueva composición ministerial. Así ante los nuevos cambios el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI) se limitó a afirmar que los nuevos nombramientos tienen el “inmenso reto de poder generar confianza en el país y en los mercados en los cuales nos movemos, especialmente en los que financian al Estado y a las empresas”.
Por su parte, la Cámara de Comercio Colombo Americana agradeció la labor de los ministros salientes en la administración del presidente Gustavo Petro. “En el contexto nacional e internacional desafiante en el que estamos, es de gran importancia que en el ejercicio de las funciones de los nuevos ministros se trabaje para la generación de confianza por medio de diálogo abierto, políticas que lleven a un equilibrio entre la inclusión social y la viabilidad de las empresas”.
Pero si hay crisis en las alturas, éstas deben ser aprovechadas por el movimiento de masas. De allí que su política de “pasivización” en el marco de los grandes pactos con los de arriba e incluso con su subordinación al imperialismo, en un país sumamente desigual, aún está por verse. La lucha por la conquista de las demandas populares que dieron origen a la rebelión social continúa planteada. La clase trabajadora y las grandes mayorías populares, de la juventud, campesinas, indígenas solo pueden confiar en sus propias fuerzas tal como ha quedado demostrado en las constantes protestas, y no estos desvíos que le presenta el Gobierno de Petro. Este es el desafío que está planteado en Colombia.