Tras la jornada de paros y movilizaciones contra la reforma jubilatoria de Temer, el gobierno de Brasil avanzó también en la privatización de los aeropuertos a empresas extranjeras.
Viernes 17 de marzo de 2017 12:17
Cuando aún estaban frescas las imágenes de la multitudinaria jornada de paros y movilizaciones del miércoles para enfrentar el plan de ajuste previsional de Temer, el gobierno golpista de Brasil avanzó el jueves con la apertura de la licitación para privatizar los principales aeropuertos. El signo distintivo es que todas las empresas que participan son de capital extranjero.
Se trata de los aeropuertos de Porto Alegre, Florianópolis, Fortaleza y Salvador. Por un total de 3,7 mil millones de reales, el gobierno entregó la concesión de las terminales al capital imperialista, dejando más de la mitad (57%) de la red de vías aéreas del país a empresas privadas. El plazo de la concesión es de 25 años en Porto Alegre y de 30 años en el resto, siempre con la posibilidad de ser renovada por otros cinco años.
El programa de concesiones de aeropuertos ya había comenzado bajo el gobierno del PT, que poco antes del golpe impulsó el proyecto de concesión de estos cuatro aeropuertos. Poco después del golpe, Temer empezó a avanzar en el proyecto para hacerlo más flexible y acelerar los tiempos de la licitación. Uno de los puntos de esa flexibilización de las condiciones fue que la licitación solo se haga entre empresas de capital privado internacional. Una muestra de las presiones que vienen aparejadas al caso de corrupción del Lava Jato, y la relación estrecha de parte de la corporación judicial con el imperialismo. Relación que queda demostrada en este caso cuando la presión sobre determinados políticos trae como resultado el beneficio del campital imperialista.
Así la alemana Fraport se quedó con los aeropuertos de Fortaleza (R $ 425 millones) y Porto Alegre (R $ 290,5 millones). La francesa Vinci ganó la licitación del de Salvador (R $ 660,9 millones) y la compañía de Suiza, Zurich, ganó la de Florianópolis (R $ 83 millones).
Temer dijo que estas medias entreguistas, incluyendo el ataque a los derechos de los trabajadores con la reforma previsional y laboral tienen el objetivo de evitar que Brasil "sea una nueva Grecia". Sin embargo, algunas de las compañías que se beneficiaron con esta licitación son las mismas que administran gran parte de los aeropuertos griegos.
Según distintas estimaciones de 2015, la ganancia proyectada de los aeropuertos para los próximos 30 años podría superar los R $ 8 mil millones de mantenerse en manos del Estado. La inversión estimada de las empresas que ganaron la licitación es de $ 6.6 mil millones. Es decir, Temer ha entregado a empresas extranjeras una parte de la riqueza del país por un valor más bajo que el que hubiera obtenido si los aeropuertos quedaban bajo la administración pública.
El beneficio está garantizado sólo para los grandes capitales extranjeros. Los trabajadores de los aeropuertos, como en cualquier empresa privatizada, serán la variable de ajuste por medio de despidos, la reducción de las condiciones de trabajo y todo tipo de violación de los derechos laborales. Un ejemplo cercano es la catástrofe provocada por la rotura de la presa de Mariana, que hundió a un pueblo entero bajo las residuos tóxicos de una explotación minera privada.
La privatización de los aeropuertos amenaza con multiplicar la reducción de personal y los despidos, poniendo en peligro miles de puestos de trabajo en una situación de ya profunda crisis económica, y con una desocupación que aumenta mes a mes.