Entrevistado por Fantino, Carlitos Tevez habló del contraste entre hotelería de lujo y pobreza en Formosa (donde le tocó jugar Copa Argentina con Boca) y desató una fuerte polémica: deja al desnudo el carácter gorila de oficialismo y oposición patronal.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Martes 25 de agosto de 2015
Foto: Taringa
Que Carlos Tevez es uno de los principales animadores del actual Torneo de Primera División no es ninguna novedad. No sólo por el buen nivel de juego que está mostrando (a pesar de no estar del todo a punto físicamente como él mismo reconoce) y por la jerarquía que le aporta al fútbol local (recordemos que viene de ser goleador y campeón del “Calcio” italiano con la Juventus y subcampeón de la prestigiosa Champions League europea); también por el nivel de empatía que despierta en un público masivo que trasciende al público estrictamente futbolero (la definición del diccionario cabe con justeza: empatía es una “identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro”). Por eso se lo considera “el jugador del pueblo” (más allá de que los medios un poco foguean esa idea y tratan de crear un personaje), es innegable que mucha gente admira que “se hizo desde abajo” –de Fuerte Apache, todo un símbolo- y llegó a lo más alto del fútbol mundial, a nivel clubes al menos. Por eso cada palabra que diga tendrá una repercusión masiva que no cualquiera alcanza en Argentina.
En la emisión del Jueves pasado de Animales Sueltos, el programa de Alejandro Fantino por América, entre varias definiciones de una larga entrevista “el Apache” soltó: “En Formosa, el hotel donde paramos es de cinco estrellas, es como si yo ponga un hotel de cinco estrellas en Fuerte Apache, porque la pobreza que hay en Formosa es muy grande. De repente entramos al hotel y era Las Vegas”. La reflexión del jugador, producto de su visita a esa provincia para disputar el encuentro ante Banfield por Copa Argentina, desató la furia del Gobierno provincial, de Gildo Insfrán y su gabinete y de medios oficialistas de un Gobierno nacional aliado incondicional de este Gobernador/Señor Feudal.
El exabrupto más gorila lo lanzó un funcionario que fue parte de la Dirección Provincial de Cultura (nada menos) y actualmente asesora a la Jefatura de Gabinete del gobierno provincial, Jorge Santander, que bramó desde su cuenta de Facebook: “Lo recibieron en el Aeropuerto con flores y besos, banderas y multitudes, pasión y calidez y él; villerito europeizado, le devolvió ese afecto a nuestro pueblo rebajándonos a mierda”. El título de su posteo es “Lavate la boca para hablar de nosotros HDP” y acusa a Tévez de “enemigo del pueblo” y de estar “ciego por las luces del imperio”. Un cacho de cultura, como diría Clemente…
Insfrán fue un poco más sutil y deslizó sin mencionar a Tevez que algunas expresiones públicas son “guionadas”, a la vez que se victimizó por sufrir una supuesta “campaña sucia”.
Este gobernador, especialista en atropellar derechos de los pueblos originarios como la comunidad Qom, inspiró la defensa solidaria de medios oficialistas como el programa Duro de Domar (de la productora PPT de Diego Gvirtz, el mismo de 6-7-8 y TVR), que en un informe sobre la entrevista otorgada por el jugador hacen lo imposible por mostrarlo como un millonario rodeado de lujos que ostentaría una falsa humildad. Todo para invalidar la opinión sobre una situación de pobreza que evaluó el jugador en su visita a Formosa. ¿El “jugador del pueblo” de pronto se transformó en Rockefeller para Gvirtz?
Informe de Duro de Domar sobre Tevez, de su canal de Youtube
Pero por otra parte, Clarín y sobre todo Mauricio Macri aprovechan el “río revuelto” para hacer demagogia y criticar al gobierno. “Carlitos no merece esto” titula Macri en su Facebook para apoyar a la estrella xeneize por haber declarado “con sinceridad la impresión que le causó el contraste entre la pobreza de Formosa y el hotel 5 estrellas en el que se alojó con el equipo”. Justo el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la “reina del Plata” y de los contrastes, la ciudad de Puerto Madero a escasas cuadras de las casas tomadas (y desalojadas constantemente) en San Telmo o Barracas, para no tocar el tema de la profunda crisis habitacional en el sur de la ciudad y la brutal represión en el Parque Indoamericano o en el Hospital Borda; la ciudad del festival inmobiliario y del Casino flotante estilo “Las Vegas”.
Al margen de las simpatías políticas que pueda tener Tevez (su cuestionable cercanía a la gestión Angelici y a Macri), como figura masiva se limitó a retratar una realidad que está a ojos vista de quien quiera mirar. Publicamos el viernes pasado una columna de opinión del periodista formoseño Orly Master al respecto.
También es inocultable que Tévez se hizo millonario como jugador de fútbol, igual que Messi o Cristiano Ronaldo, y su realidad social es hoy muy diferente a la de su infancia en Fuerte Apache. Pero su actualidad económica y social es producto de sus habilidades, no de la explotación de trabajo ajeno ni de tierras o propiedades. No es un funcionario, es sólo un futbolista, sus opiniones deben ponerse en ese marco y punto. Pero llama la atención cómo desató una tormenta de furia gorila en un sector del kirchnerismo y una empalagosa demagogia –no menos gorila- en sectores de la oposición patronal.
