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Red Internacional
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Catamarca. TextilCom: un mes de la toma de fábrica y nuevas perspectivas para ponerla a producir

Este miércoles harán una nueva movilización. Mientras continúa el reclamo al Gobierno para mantener 132 puestos de trabajo, se abrió el camino para que la fábrica comience a producir bajo gestión de los trabajadores.

Maximiliano Olivera @maxiolivera77

Lunes 24 de junio 18:00

La toma de la planta de TextiCom en Catamarca cumplió un mes, lo que reafirma la voluntad de sus trabajadores de defender los puestos de trabajo. La medida se inició cuando los trabajadores descubrieron el plan del empresario Carlos Vilariño para vaciar la planta, despedir masivamente y cerrar la fábrica, cómo logró hacer en La Rioja. “Las máquinas no son de los empresarios. Las máquinas son nuestras”, fue la frase de una de las operarias en un video que se volvió viral, generando la solidaridad y un nuevo ejemplo de respuesta obrera ante la crisis.

Las trabajadoras y trabajadores de TextilCom realizarán una nueva movilización este miércoles 26 a las 18, desde la planta ubicada en Echeverría 651 hasta la plaza 25 de mayo, y convocan a la comunidad a sumarse. Mientras continúa el reclamo al Gobierno para mantener 132 puestos de trabajo, se abrió el camino para que la fábrica comience a producir bajo gestión de los trabajadores.

Con retazos que la empresa había ordenado tirar, comenzaron a producir parcialmente prendas en un paso auspicioso que contiene muchas potencialidades no sólo para sostener los puestos de trabajo sino también para pensar una producción en función de las necesidades sociales. Previo al cierre, en la planta se confeccionaban prendas de niños para primeras marcas. Los trabajadores comienzan a pensar qué pasaría si, por ejemplo, también confeccionan prendas de temporada para aquellas familias que no pueden comprar una campera para el invierno. También si por convenios pudiesen confeccionar ropa de cama u uniformes para hospitales, escuelas y otras dependencias estatales.

Maniobra patronal, complicidad del sindicato y el Gobierno

El mes transcurrido también va dejando en claro para los trabajadores el papel que juega cada sector. La maniobra fraudulenta de Vilariño de intentar vaciar la fábrica no fue un rayo en cielo sereno. Estuvo antecedido por meses adeudando salarios o pagándolos en cuotas, la exigencia a realizar horas extras y trabajar los fines de semanas sin pagar, junto con adeudar los aportes.

Vilariño desembarcó en la provincia de la mano del gobernador Raúl Jalil con varios beneficios, desde créditos nacionales y provinciales hasta el predio de la fábrica. Jalil que no dudó en ir a la inauguración de TextilCom para fotografiarse con Vilariño ahora no responde por la estafa empresarial. Ante el insistente reclamo de los trabajadores, el Gobierno habilitó un subsidio de $200.000 mientras pone la meta ilusoria de un nuevo inversor. Este nuevo inversor seguramente exija los mismos beneficios que Vilariño y ni siquiera están planteadas garantías para los trabajadores, como por ejemplo mantener la totalidad de los puestos de trabajo o respetar la antigüedad.

Por su lado, el sindicato de la fábrica, SOIVA, intentó presentarse como representantes del reclamo de los trabajadores pero su actuación estuvo al servicio de la maniobra patronal y del Gobierno. A tal punto que su abogado acordó con el abogado de la patronal plantear “un posible desalojo”, que no fue más que un intento de intimidar a los trabajadores para que se vayan de la planta. Su plan de pelear por lograr el pago de la indemnizaciones lo tienen empantanado. Mientras tanto, en Intertrading, planta que comparte el predio con TextilCom, comenzaron los despidos goteras. Según las versiones, la patronal preparaba mayores despidos pero fueron frenados por temor al efecto contagio con la toma de TextilCom. Si realmente quisiera aportar, el SOIVA debería convocar a un paro y plan de lucha en defensa de los puestos de trabajo en TextilCom, contra los despidos que empiezan a haber y por los derechos del conjunto de los trabajadores textiles de la provincia.

Seguir extendiendo la solidaridad, pelear por una salida de fondo

El gobierno de Jalil ya mostró su falta de voluntad política para dar una respuesta favorable a los trabajadores, siendo que el predio y las máquinas fueron pagadas por la provincia o por créditos dados a Vilariño. Con la intención de que el ejemplo de TextilCom no se multiplique, busca que se desgaste “a la espera de un inversor” y se aisle de la comunidad. Por eso, de cara a la movilización, está planteada la tarea de seguir extendiendo la solidaridad sobre esta pelea y darle más impulso al fondo de lucha. Continuar difundiendo el reclamo en los medios, visitar lugares de trabajo y estudio, son tareas importantes para mostrar que la pelea continúa y que la fábrica también puede estar al servicio de las necesidades sociales.

A la par de este recorrido, continuar la organización para sostener la producción mientras se discute una salida realista inmediata, la cual desde nuestra perspectiva es la pelea por la estatización bajo control obrero. El camino que tomaron los trabajadores en experiencias similares de ocupación de fábrica como Zanon o Madygraf.

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