En la sección de Restauradas y Rescates del 34º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se presenta el documental de 1963 de la directora y poeta Forough Farrokhzad.
Edgardo Reynaldi @edgardoreynald
Miércoles 13 de noviembre de 2019
De no conocer que se trata de un documental considerado un parteaguas del cine iraní, el espectador podría pensar equivocadamente, por un instante, que es solo un breviario audiovisual sobre un leprosario.
Y es que de hecho se nos presentan varios tropos clásicos de esa tipología audiovisual: una voz en off masculina, firme pero vacua, relata las penurias de la lepra, desde su transmisión hasta las posibilidades de curación. Esto sobre imágenes crudas y clínicas, sin timidez alguna, de sujetos anónimos que la padecen.
Pero esto se ve compensado de inmediato por la voz en off de la directora y guionista, Forough Farrokhzad. El documental expone mordazmente y en detalle la desfiguración que produce la afección. El rostro sin tabique nasal, las pieles roídas, los tumores, los pies deformados. Con la misma fuerza Farrokhzad va más allá del horizonte de la enfermedad hacia la cultura colectiva de los reclusos del leprosario. Las actividades diarias como el juego, el rezo y la educación de los niños acompañan al constate recordatorio del dolor y el deterioro.
Cada momento está calculado con precisión a través de la voz de Farrokhzad que hace uso de su propia poesía, fragmentos del Corán y el Antiguo Testamento. Así el documental se ve elevado sin manierismos ni hipérboles hacia una zona de solemnidad poética. Los ritmos de la música, los cánticos y sonidos de niños ruidosos ayudan a transiciones fluidas que no admiten el desperdicio o relleno audivisual
El documental no le teme a la muestra de la corporalidad más menoscabada. La mirada es contemplativa pero distante. Farrokhzad acompaña con su voz, pero solo señala, indica, no detalla ni particulariza las postales del achaque patente y constante.
Cuando a un niño le preguntan que cosas le parecen hermosas, éste contesta: las estrellas, el cielo. Otro, al preguntarle qué cosas le parecen horribles, contesta (para risa de sus compañeros): los pies, el rostro. Conviven allí el deseo de la escapatoria con el habitar doloroso que se padece en comunidad. Habitan una casa negra, eso responde un recluso sobre una pizarra cuando le preguntan en dónde vive.
La historia que rodea este corto documental merece una breve mención. El cine iraní de la época era casi inexistente y está demás decir que no había un estilo. El consenso de la crítica especializada ha entronizado a esta película como una forma larvada del nuevo cine iraní. Si bien el cortometraje ha sido exhibido en varias oportunidades y ha tenido circulación, permanece aún siendo una pieza oscura, visitada más por especialistas que por la audiencia en general. Esta es una oportunidad de acercarse a esta obra.
Las próximas funciones se realizarán el Jueves 14 a las 13:30 hs. y el Viernes 15 a las 15:30 hs, en el Cine del Paseo