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Red Internacional
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Estados Unidos. Tillerson adelanta la posición del gobierno de Trump sobre Cuba

Afirmó que su Gobierno ve elementos "preocupantes" en la política de apertura del expresidente Barack Obama. Trump anunciará el viernes medidas basadas en la legislación Helms Burton.

Martes 13 de junio de 2017 18:08

El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, dijo este martes que Cuba "debe empezar a abordar los desafíos en derechos humanos" si quiere que desde Washington se mantenga una iniciativa para tener relaciones bilaterales más normales.

También afirmó que el Gobierno, de Donald Trump, quiere continuar "todo lo posible" la política de acercamiento a Cuba, pero también quiere estar seguro de que las empresas estadounidenses no aportan "apoyo financiero" al Gobierno cubano.

Estás declaraciones acompañaron la afirmación de que su Gobierno ve elementos "preocupantes" en la política de apertura iniciada por el expresidente Barack Obama, y que estaría ayudando "involuntariamente proporcionando apoyo financiero al régimen" cubano, algo a lo que quiere poner freno porque "va contra la ley".

"Creemos que hemos conseguido muy poco a la hora de cambiar el comportamiento del régimen y su tratamiento de la gente, tienen muy poco incentivo para cambiar eso", añadió Tillerson en una audiencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.

Trump anunciaría este próximo viernes, en Miami, el resultado de la revisión que encargó sobre la política de normalización de relaciones con Cuba iniciada por Obama y el presidente cubano, Raúl Castro, en diciembre de 2014.

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"El enfoque general (de la revisión ordenada por Trump) es permitir que la actividad comercial y de intercambio con Cuba continúe todo lo posible, porque vemos el lado bueno (de la política de acercamiento), vemos los beneficios para el pueblo cubano", explicó este martes Tillerson.

Pero luego de esa afirmación, aclaró que también hay un "lado oscuro" en la relación, según Tillerson, y sería que "Cuba no ha mejorado su historial de derechos humanos: los opositores y disidentes siguen siendo encarcelados, y las Damas de Blanco siguen siendo acosadas".

"Si vamos a mantener el lado bueno de esta relación, Cuba debe, absolutamente, comenzar a hacer frente a sus retos en derechos humanos", remarcó el jefe de la diplomacia estadounidense, en un adelanto de lo que podría ser la política de Trump hacia la isla. Una preocupación que demuestra un gran cinismo de parte del jefe de la diplomacia de un país que se ha destacado por violar los derechos humanos en todos los puntos del planeta en que tuvo intervención.

Tillerson se amparó en que Estados Unidos considera "importante dar pasos" para volver a garantizar que se cumple "la intención de la legislación Helms Burton", una ley de 1996 que estipula que el bloqueo económico contra la isla debe mantenerse en vigor hasta que Cuba cumpla ciertas condiciones, entre ellas que la familia Castro abandone el poder.

El objetivo de esa ley "era presionar al régimen para que cambiara, y esa presión se ha eliminado casi por completo ahora", lo que "promueve la continuidad de ese régimen", afirmó Tillerson.

Tillerson no adelantó medidas concretas, aunque uno de los cambios que más se han rumoreado sería la prohibición a las empresas estadounidenses de negociar con entidades que tengan lazos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.

El jefe de la diplomacia estadounidense aseguró, sin embargo, que hay "algunas áreas, temas de importancia diplomática en el área regional", en las que el Gobierno de Trump quiere "relacionarse con el régimen cubano", porque considera que "podría haber áreas de interés común" en la joven relación.

La política del expresidente Barack Obama, que había incluido su viaje a la isla luego de 88 años en que ningún presidente norteamericano en ejercicio la visitará, marcó una agenda que por un lado, impulsaba el salto en el proceso de restauración capitalista, y por otro, enviar un mensaje al congreso estadounidense y a la próxima administración, sobre el cambio en la política del bloqueo económico. Una política que la administración del expresidente consideraba agotada para llevar adelante los intereses yanquis no solo en Cuba, sino también en la región.

Aunque aún no está clara la política de la nueva administración Trump, la burocracia castrista ha tomado una actitud más defensiva ya que se esperan inminentes retrocesos en los acuerdos y avances que se habían concretado con Obama. Se espera de un momento a otro que la Casa Blanca redoble su política de chantaje, basada en el bloqueo económico que mantiene desde 1962 y ya provocó pérdidas a la isla por más de 120.000 millones de dólares, y en las cínicas campañas por “la democracia y los derechos humanos”.

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