Cierre de refinerías, toque de queda y una política antiinmigrante se vive en las zonas afectadas por la tormenta Harvey. Trump buscó escapar al fantasma de Katrina.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Miércoles 30 de agosto de 2017 12:29
La tormenta tropical Harvey volvió a tocar tierra este miércoles en Luisiana. El desastre provocado en Texas generó inundaciones catastróficas y paralizó Houston, el centro de energía de Estados Unidos.
El toque de queda en Houston y el cierre de refinerías muestran un panorama más complejo del que trató de mostrar el presidente durante su paso por la región.
Donald Trump visitó el martes la zona de las inundaciones pero dejó en evidencia que no existía ningún plan de contención para afrontar una tormenta de esta magnitud. El viaje tuvo más que ver con la necesidad de dar una respuesta rápida para no sufrir un golpe político como el de Bush por su actuación durante la catástrofe del huracán Katrina en 2005.
En épocas de posverdad lo importante era aparecer en la foto en una sala de situación. Sin embargo en las calles de Texas la situación era más compleja. Un dique de Houston colapsó ante la tormenta y aumentó el alerta en la región. En el condado de Brazoria las autoridades emitieron mensajes que pedían a sus habitantes "salir ya mismo" de sus casas e ir hacia los refugios. Por su parte en algunas regiones la policía aprovechó para perseguir y encarcelar a inmigrantes indocumentados. En el caso de Brazoria para acceder a los refugios había que presentar algún tipo de identificación, es decir que directamente emitían una condena de muerte para los sin papeles en una de las regiones con mayor cantidad de inmigrantes del país.
Si bien la tormenta se situó este miércoles sobre el suroeste del estado de Luisiana, continúa dejando intensas lluvias en el extremo sureste de Texas. Por lo que se espera que la situación pueda seguir empeorando en las próximas horas.
"Mientras que la amenaza de fuertes lluvias han cesado en la zona de Houston/Galveston, la amenaza de graves inundaciones continuará alrededor del este Houston hacia el suroeste de Luisiana el resto de la semana", alertaron los expertos del Centro Nacional de Huracanes (NHC).
El otro gran peligro es el aumento del nivel del mar en las zonas costeras, debido a la marejada ciclónica y las altas olas que provocan los fuertes vientos, y en algunas zonas se esperan aumentos del nivel del mar hasta un metro de altura.
Las autoridades de Texas elevaron ayer la cifra provisional de fallecidos por el paso del huracán Harvey a al menos 16, aunque reconocieron que probablemente el número subirá, dado que las labores de rescate y las lluvias continúan.
Cierre de refinerías
La compañía Motiva anunció este miércoles el cierre de la refinería petrolífera que opera en la localidad texana de Port Arthur, la mayor de los Estados Unidos, debido a los efectos devastadores de Harvey en ese estado.
Motiva, de capital saudí, se une así a otras refinerías de la zona del Golfo de México que han tenido que suspender sus operaciones debido a las inundaciones ocasionadas por Harvey, entre ellas la que opera ExxonMobil en la localidad de Baytown, que es la segunda mayor del país y que cerró sus operaciones el domingo.
El petróleo caía y los futuros de la gasolina tocaron su nivel más alto desde mediados de 2015, luego que inundaciones y daños por la tormenta provocaron el cierre de casi un quinto de las refinerías en Estados Unidos.
Toque de queda
A la situación calamitosa de miles de personas que sufren las consecuencias de la tormenta, el alcalde de Houston, Sylvester Turner, le sumó el anunció de un toque de queda entre las 00.00 y las 05.00 hora local. El anuncio fue justificado por los reportes de saqueos y robos en la zona. Al igual que lo hicieron en 2005 durante el huracán Katrina en Nueva Orleans, el toque de queda buscó proteger la propiedad privada por sobre la vida de las personas que fueron hacinados dentro de la estructura del estadio Superdome, como una forma de control policial al tiempo que reprimían en las calles a los sectores mas afectados.
En una situación como la actual el toque de queda no puede más que estar destinado a golpear sobre los más vulnerables, aquellos que no pudieron abastecerse en los días previos, los que viven en zonas de riesgo o en viviendas precarias.
Los números lo confirman. Mientras que los funcionarios de Houston preparaban refugios de emergencia para solo 19.000 personas, al martes ya se contabilizaban cerca de 50.000 hogares con daños producto de las inundaciones. Una cifra que además aumentará con el correr de las horas.
Si bien también se espera que aumente el número de víctimas, ya que aún continúan las tormentas, es difícil que alcance una magnitud como la de Katrina que provocó la muerte de 1800 personas.
Sobre este cálculo estadístico se montó el martes cínicamente Donald Trump al decir que estaba "satisfecho por la respuesta" pero que era demasiado pronto para cantar victoria.
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Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario