Miércoles 12 de julio de 2017
De la misma manera en que han respondido las rectorías de la UNAM y la UACM la UAM impone medidas de control y seguridad en la unidad Iztapalapa cuyo objetivo real es vigilar a los estudiantes y trabajadores. La Rectoría de la UAM impone medidas de control y seguridad en la unidad Iztapalapa sin tomar en cuenta a los estudiantes y trabajadores.
En el último trimestre de clases han habido varios asaltos tanto fuera como dentro de la unidad, además, los casos de acoso por parte de profesores u otros miembros de la comunidad son varios. Esto se enmarca en un contexto nacional de violencia generalizada, con 7 feminicidios en el país al día e incremento en la inseguridad.
La UAM-I es la única unidad de las UAMs que no pide credenciales ni tiene torniquetes en las entradas, las autoridades de la unidad llevan ya mucho tiempo intentando implementarlos. Esto no ha sucedido puesto que los trabajadores de vigilancia se han opuesto en muchas ocasiones, ya que estas medidas violan su contrato colectivo de trabajo (CCT) así como el carácter público de la universidad.
Ahora las autoridades muestran nuevamente intenciones de implementar torniquetes y credencializar la entrada a la UAM-I, esta medida fue rechazada de inmediato por los trabajadores de vigilancia pues denuncian que ésta atenta con su CCT y recortará las plazas de los trabajadores de vigilancia, que ya de por sí, denuncian, son pocas.
Por otro lado la implementación de drones en el interior de las instalaciones, supuestamente para combatir el narcomenudeo, deja clara su intención de poder mantener vigilada al conjunto de la comunidad universitaria, pues son utilizados para observar uno de los espacios de recreación de la unidad Iztapalapa y también para justificar el uso de personal de confianza de la universidad para sacar a personas de las instalaciones.
A esto se suma el reciente intento de desalojar puestos de estudiantes dentro del campus cuando estos han estado desde hace años y no han impedido el desarrollo de las actividades escolares y académicas.
Como respuesta a las condiciones de violencia e inseguridad dentro del plantel, este trimestre se implementaron botones de pánico en varios puntos de éste. A pesar de esto, los números de asaltos dentro de la universidad han incrementado en los últimos meses. Los botones de pánico son impotentes frente a los problemas de violencia e inseguridad que reclaman muchos estudiantes.
Estas medidas comienzan a ser tomadas por la rectoría y muy probablemente como hizo la rectoría de la UNAM con la implementación de rejas en la zona de los frontones, aprovecharán el próximo periodo vacacional para realizar los cambios que necesitan en la infraestructura para la credencialización y los torniquetes, mientras que la construcción de dos edificios está parada “por falta de presupuesto”.
Esto nos confirma que la comunidad estudiantil nunca fue tomada en cuenta, pero que además implica una sucia jugada con la intención aumentar la vigilancia y el hostigamiento a estudiantes y trabajadores dentro de la universidad. Y evitar todo proceso de organización y de oposición a dichas medidas.
Las medidas securitaristas que comienzan a implementarse en la UAM-I no son un caso aislado, por el contrario, corresponden a una ofensiva en aumentar la vigilancia y la represión dentro de las instituciones de educación superior, así como en la UNAM se credencializó la entrada de dos facultades al final del último semestre y se aumentó el personal de vigilancia que al final funcionan como cuerpos represivos y que como en el IPN hay múltiples casos de vigilancia sistemática por parte de autoridades, directivos y personal de confianza.
A su vez, esto se enmarca en una avanzada en la militarización del país, con las recientes represiones a normalistas o el intento de los partidos patronales por implementar la Ley de Seguridad Interna, donde las fuerzas armadas tendrían mayores facultades para reprimir. La militarización del país generó más de 190 mil muertos, más de 25 mil desaparecidos y 1 millón de desplazados.
Esta nueva ofensiva solo traerá como resultado un mayor alejamiento de la universidad con la comunidad aledaña y con el pueblo pobre y trabajador y así también, avanzar en el proceso de elitización de la misma, pero además en un mayor fortalecimiento del aparato represivo de la rectoría, que como lo hemos visto,, resultan ser completamente ineficiente en el combate a las actividades delictivas dentro de las universidades, pero sirven para actuar con toda su capacidad contra la comunidad estudiantil, académica y trabajadora en sus proceso de organización y movilización.
No podemos permitir que estas medidas nos sean impuestas con un discurso por parte de la rectoría de “velar por nosotros y nuestra seguridad”. Las respuestas ante la violencia vivida en las universidades debe ser emanada por quienes la vivimos, que somos los estudiantes los trabajadores y los académicos, es importante la construcción de espacios de autoorganizacion, en los que estos sectores decidamos sobre el rumbo de la universidad.
Retomemos los espacios de la UAM-I, con actividades políticas y culturales de día y de noche, para que haya más vida dentro de ésta y menos inseguridad. Exijamos más plazas para los trabajadores de vigilancia. Que se dejen de contratar a trabajadores de confianza para estos puestos, para que los puestos de vigilancia no sean aprovechados para contratar a personal que vigila y hostiga a estudiantes y trabajadores que se organizan, así como para disminuir la fuerza de las bases trabajadoras poniéndolas a competir con otros trabajadores.