El exitoso modelo de auto compacto de Toyota, el “Corolla”, ya no se fabricará en México como se había planeado con el proyecto de la nueva planta que se construye actualmente en el estado de Guanajuato. En su lugar se fabricará la pick-up “Tacoma”. Un repunte en la demanda del “Corolla” en EE. UU. es la razón del cambio de planes.

Raúl Dosta @raul_dosta
Sábado 5 de agosto de 2017
El Toyota Corolla es desde algunos años el auto líder en ventas en Estados Unidos, donde se ha impuesto a los autos emblemáticos de las ensambladoras estadounidenses por más de una década. En Estados Unidos el automóvil líder desde hace años es el Toyota Corolla y esta marca dominó al mercado mundial durante casi una década. En 2016 Toyota reportó ventas en Estados Unidos por 2.12 millones de vehículos, aunque Volkswagen le quitó el trono a nivel mundial al vender 10.30 millones de autos frente a los 10.18 millones de Toyota.
Uno de los grandes símbolos del capitalismo estadunidense del siglo XX era su gran poderío automotriz. Pero ya desde los años 1980’s, esta industria perdió su dinámica. No se modernizó al ritmo en que lo hicieron las europeas y ha tenido que ceder ante la pujante producción de las armadoras provenientes Japón, luego Corea y ahora China.
La época del TLCAN coincidió más o menos con la expansión de los autos europeos y asiáticos en el propio territorio yanqui, estableciendo no solo centros de distribución y puntos de venta, sino sus propias fábricas en el corazón del capitalismo mundial. Actualmente Toyota tiene cuatro plantas ensambladoras y dos fábricas de motores. Pocas, si se comparan con la treintena de plantas que tiene funcionando en Japón, la mitad de ellas son plantas ensambladoras y el resto proveen los motores, tren motriz, la carrocería estampada, ejes y otras partes principales.
Venciendo al monstruo desde dentro
Los autos emblemáticos de “las tres grandes” armadoras estadounidenses, el Mustang, el Corvette o el Camaro ya no compiten de igual a igual con autos europeos y asiáticos y el Corolla dentro de los autos compactos y la pick-up son bastante visibles en las calles y carreteras de EE. UU. La modernización industrial que las trasnacionales automotrices impulsaron en los nuevos clústers mexicanos tenían como fin apuntalar a las armadoras yanquis para competir mejor ante la penetración de las boyantes armadoras alemanas y japonesas principalmente.
Pero la mano de obra mexicana también es succionada de su valor excedente por las empresas competidoras que ya se habían asentado en México desde fines de los 1950’s, donde Nissan y Volkswagen se adueñaron del mercado mexicano con sus autos más baratos y resistentes como el Datsun-Tsuru y el famoso “vochito”, ahora descontinuados.
Estas plantas sirvieron de punta de lanza para introducirse físicamente en el mercado estadounidense, y tras de ellas, las grandes marcas japonesas, sudcoreanas y las chinas ya se encaminan para allá.
Las armadoras yaquis sufren para competir. Se debaten entre el avance extranjero sobre los segmentos de vehículos compactos -que le obligan a reducir sus márgenes de ganancias, optando por el traslado de esos modelos a las plantas mexicanas- y al mismo tiempo son presionadas por la política de Donald Trump de relocalizar la producción dentro de territorio yanqui. Lo que las obliga a posponer algunos proyectos de creación de nuevas plantas y a relocalizar algunos modelos a las viejas plantas del “rust belt” (cinturón del óxido) de Detroit y sus alrededores.
Al parecer, las automotrices extranjeras tienen un mejor margen para continuar expandiéndose, tanto en México como en EE. UU. Fue así como recién se anunció por parte de la directiva de Toyota México el cambio de planes respecto a la planta que se construye en Apaseo el Alto. Originalmente planeada para ensamblar al popular Corolla se anunció que en su lugar se fabricaría la pick-upTacoma y posteriormente se agregaría otro modelo de la categoría Vehículo Deportivo Suburbano (SUV, por sus siglas en inglés).
¿Y el Corolla? Aprovechando que Toyota se apoderará del 5% de las acciones de Mazda, diseñaron un compromiso de asignar 1.600 millones de dólares para abrir otra fábrica en Estados Unidos. Debido a que la demanda por el modelo estrella de Toyota sigue creciendo, aún en un marco donde las ventas se han contraído entre 2 y 3% en el mercado estadounidense, decidieron hacerse una fábrica más en EE. UU. Anticipándose a cualquier media espontánea que al arrogante jefe de la Casa Blanca se le pudiera ocurrir contra la producción que entra por su frontera sur.
Quienes pagarán los platos rotos en medio de la intensa pelea por el agobiado mercado yanqui son los trabajadores del sector automotriz de ambos lados del rio Bravo. Los del lado mexicano, con sueldos muy bajos y condiciones de trabajo precarizadas.
Los del “otro lado” de la frontera con sus prestaciones y sueldo a la baja por el diferencial salarial en ambos países. En ambos escenarios, los trabajadores deberán organizarse para discutir qué medidas de lucha tomar en el medio de la competencia entre las grandes trasnacionales yanquis, asiáticas y europeas, en las que la clave será comenzar a luchar unificados derribando los obstáculos impuestos por fronteras y muros con los que el imperialismo nos quiere mantener divididos y compitiendo entre los de abajo.