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Red Internacional
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Universidad Autónoma de Sinaloa. Trabajador universitario denuncia: “caciques del PAS siguen matando maestros en la UAS”

En plantón, trabajador universitario denuncia quince años de agravios contra sus derechos laborales.

Martes 25 de mayo de 2021

Hace un sol abrazador en Culiacán, Sinaloa. La temperatura llega casi a los 40 grados centígrados. A la entrada del Congreso del Estado se encuentra, bajo una sombra, un profesor de matemáticas. Trabaja en una preparatoria de Mazatlán perteneciente a la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS). Su nombre es Inocencio Castillo López.

Junto a él están colgadas tres lonas con distintos mensajes entre los que destacan dos; uno dice “Los caciques del PAS matan maestros en la UAS”, mientras que otro expresa “Plantón permanente, 15 años de agravios a mis hijos y mi familia, condenados a situaciones deplorables. Pérdida de vivienda. Amenaza a mi salud y a nuestro sustento”.

La historia del maestro Inocencio es también la historia de muchas y muchos profesores y trabajadores administrativos de dicha universidad norteña que desde hace al menos 16 años tienen que soportar agudas condiciones de precarización laboral, así como el hostigamiento, acoso y humillaciones de parte de autoridades universitarias. Sin embargo, a su situación se le suma un gravísimo problema: padece cáncer de garganta.

La lucha del maestro Castillo inicia en 2006, tras demandar a la UAS por despido injustificado. Después de años de litigio, logró demostrar que tenía razón. Creyó que la justicia llegaría, pero no fue así. Ahora, apremiado por la enfermedad, exige solución inmediata y cumplimiento al resolutivo favorable del laudo exp. 4-148/2006 resuelto en 2013, mismo que las autoridades universitarias se han reusado a acatar de manera justa y precisa.

En 2016 logra su reinstalación, no obstante, las autoridades de la UAS no le respetaron su base, otorgándole solamente la categoría de confianza. De igual forma, le fue negado el reconocimiento de su antigüedad laboral que data del 2004 y tampoco le restituyeron los pagos caídos en 10 años de querella. La necesidad económica en que se encontraban él y su familia, después de tanto tiempo de ingresos esporádicos, lo orilló aceptar las condiciones injustas que le imponían directivos universitarios.

Posteriormente le fue diagnosticado el mencionado cáncer. Inició un tratamiento de quimioterapia pero, al igual que la gran mayoría de trabajadoras y trabajadores de México, sus ingresos no le alcanzan para costearlo en su totalidad. Hoy exige los salarios caídos que se le deben, con ello podrá cubrir los gastos de una operación en un hospital de San Diego, California, para que le sea removido un tumor.

Por su parte, autoridades universitarias encabezadas por el Rector Juan Eulogio Guerra Liera mantienen una posición soberbia e indolente; a través de evasivas se rehúsan a darle al maestro lo que por derecho le corresponde. En palabras del docente:

“Se tuvo una reunión con rectoría, en un marco de amenaza, en un marco sin sentido… ni los diputados, ni rectoría, han visto con seriedad ni con buenas intenciones el dar una solución al problema que venimos arrastrando… decimos que los caciques del PAS siguen en la dinámica de ir matando más maestros a como lo han venido haciendo… decimos con esto que Ramón López Hernández (director de recursos humanos UAS) tiene las manos manchadas de sangre, como las tiene Rafael Mendoza Zatarain, como las tiene Melesio Cuén”.

La razón de que el profesor haya instalado un plantón en el Congreso del Estado deriva de una promesa que en 2018 candidatos del Morena Sinaloa hacían al electorado y, en particular, a la comunidad universitaria: “tengan la plena seguridad de que una vez que lleguemos al gobierno, vamos a acabar con el cacicazgo que ahoga, humilla y oprime a los universitarios de la UAS… sonrían ¡vamos a ganar!” eran las palabras que morenistas como Rubén Rocha Moya -entonces candidato a senador, hoy aspirante a la gubernatura estatal-, y Feliciano Castro Meléndrez –actual candidato a diputado local por el distrito 13- pronunciaban una y otra vez en eventos. Ganaron, pero no cumplieron, traicionaron vilmente a quienes creyeron en ellos.

El cacicazgo universitario del que se habla controla desde hace 16 años a la UAS y es encabezado por un siniestro sujeto: Melesio Cuén Ojeda (exrector UAS 2005-2009). En agosto del 2012 Cuén utiliza todos sus recursos e influencias para forzar a trabajadores universitarios y sus familias a afiliarse al ultraderechista Partido Sinaloense (PAS) y así lograr el reconocimiento legal de dicho instituto político.

La dominación de Melesio y la dirigencia pasista se extiende sobre la cúpula burocrática del Sindicato Único de Trabajadores de la UAS. Como muestra un botón: José Carlos Aceves Tamayo, secretario de la sección de académicos, se ha encargado de implementar prácticas gansteriles en contra de la disidencia política en el SUNTUAS. No es de sorprender, aunque no está afiliado dicho personaje es un férreo pasista, llegando a desempeñarse incluso como profesor de módulos del diplomado de formación política del nefasto Partido Sinaloense.

Hoy ese partido sigue vivo a pesar de que en 2018, producto del descontento popular manifestado en las votaciones, estuvo a punto de perder el registro. Existían condiciones objetivas favorables para que los legisladores locales del Morena impulsaran iniciativas de reforma a la Ley Orgánica UAS que universitarios les hicieron llegar con miras a acabar con el cacicazgo de Cuén.

No hacía falta más que voluntad política para cumplir con sus promesas. No la hubo. Tras la victoria electoral de aquel año la diputada morenista Graciela Domínguez, recién nombrada presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso Estatal, siguiendo las instrucciones de Rocha Moya, cabildeó para que las iniciativas aludidas permanecieran en la congeladora. “Ni le muevan a eso”, fue la orden.

Denuncias hechas llegar a La Izquierda Diario por universitarios hablan del contubernio que desde el inicio de la LXIII legislatura y de la 4T ha existido entre Morena y el PAS para mantener el cacicazgo de Cuén. En palabras de ellos:
“hicimos llegar una iniciativa de Reforma a la Ley Orgánica de la UAS a Oficialía de Partes del Congreso en diciembre de 2018 con los nombres de los compañeros Carlos Calderón Viedas y Rubén Burgos (entre otros)… junto a la nuestra, otras tres propuestas de reforma fueron enviadas a la congeladora, pero, después de un año, la nuestra se extravió, a pesar de que contamos con acuse de recibido… supuestamente tampoco ningún diputado sabía de ella… plan con maña de José Antonio Ríos Rojo (Secretario General del Congreso, conocido por ser, a nivel fáctico, del equipo de Rocha Moya) y de la diputada morenista Graciela Domínguez ”.

La cosa no quedó ahí, pues en diciembre de 2020 Melesio Cuén, Rocha Moya y Mario Delgado anunciaban, en conferencia de prensa, que el Morena y el PAS irían juntos para estas elecciones. Quienes se decían los “salvadores” de la UAS, se unieron a los verdugos. En distintas entrevistas hoy el mencionado Feliciano Castro dice, sonriente y cínico “nuestra política es de amor al prójimo… nuestra política no es de tranzas, ni de traiciones, ni de mentiras” a pesar de que tiene pleno conocimiento de la situación de injusticia laboral que se vive en la UAS. Sabe a detalle qué es lo que sus aliados hacen. Y ni le inmuta, hoy el Morena-Sinaloa se vale de los mismos métodos represivos.

Los cacicazgos universitarios han sido instrumentos sumamente efectivos para impulsar las políticas neoliberales que tanto han golpeado a la educación pública nivel medio superior y superior en nuestro país. El caso del maestro Inocencio Castillo es uno entre miles de docentes de educación media superior y superior del país que evidencian fehacientemente que el neoliberalismo en México está muy lejos de acabar. En realidad se está fortaleciendo.

Las alianzas del Morena con caciques universitarios, la nula voluntad para aumentar el presupuesto a universidades, la elaboración y aprobación de la antidemocrática y privatizadora Ley General de Educación Superior, la reducción del presupuesto a normales rurales así como los métodos represivos que la 4T está implementando contra profesores, estudiantes democráticos y normalistas de todo el país son apenas algunos ejemplos que nos permiten sostener dicha afirmación.

Para enfrentar esta difícil situación es necesaria la unidad entre trabajadores de la UAS, tanto académicos como administrativos, de confianza y sindicalizados, en articulación con estudiantes, para lograr una organización independiente que no deposite ni un atisbo de confianza ni en traidores del Morena ni por supuesto en el PRIANRD. La lucha contra el cacicazgo de Cuén, por la democratización y la justicia laboral en la UAS solo podrá ganarse a través de manifestaciones y acciones independientes y en las calles.