Con sobrecargas brutales, hemos triplicado ventas y la carga de trabajo, con la misma plantilla. Trabajamos en unas condiciones de inseguridad, donde se intenta guardar las distancias, donde la mascarilla que nos dan, no nos tapa ni la boca al aire. Del patíbulo a ser esencial, pero explotadas igual.
Miércoles 6 de mayo de 2020
Las trabajadoras de Caprabo ¡nunca deberíamos pasar por esto! Cuántas veces he escuchado esta frase de mi abuela.
Una mujer que siempre la recordaré vestida de luto porque su única vida fue sobrevivir. Sobrevivir a una guerra, a la posguerra y a la muerte de un hijo en sus brazos mientras caían bombas.
Abuela, por desgracia entre el que fue tu tiempo y el que es ahora el mío, sólo cambia un nombre más moderno. Claro, antes te caían bombas y ahora hacen micro bombas de pobreza y explotación que el capitalismo nos las introduce sea por respirar, o por tener necesidad de abrazarnos con las personas que nos dan la paz o porque hay empresas que siguen mirándonos como números.
Yo trabajo desde el principio de la cadena de donde se recibe el material y salen para las tiendas. Antes de esta pandemia estábamos viviendo un verdadero viacrucis, sufriendo despidos, teniendo noticias de las tiendas donde los cambios sustanciales se estaban aplicando incluso a las maternales y en logística, a la espera de que nos mandaran a 50 km, más los 20 de donde vivimos. Pensando si ese día a las 13:30h sonara tu nombre por un responsable y te mandara al despacho.
Mientras tanto, trabajando en condiciones pésimas, que ya la Inspección de Trabajo ha sancionado innumerables veces a Caprabo. A ellos les da igual y mis compañeros y compañeras, a seguir produciendo para esa empresa donde nuestra es un hecho aislado en sus números.
Hemos pasado de estar amenazados de cambio sustancial de condiciones de trabajo, de cambio de centro, de despidos arbitrarios, a ser considerados "colectivo esencial" en la lucha contra el covid-19. Pero la empresa, en vez de reconocerlo, sigue tratándonos como números, como elementos que puede usar para conseguir sus beneficios.
Con sobrecargas brutales, hemos triplicado ventas y la carga de trabajo, con la misma plantilla. Trabajamos en unas condiciones de inseguridad, donde se intenta guardar las distancias, donde la mascarilla que nos dan, no nos tapa ni la boca al aire.
Trabajo donde al principio de esta locura hubo tres personas con síntomas y nunca más se supo de ellos. Donde cada día tenemos noticias de compañeros y compañeras que caen enfermas. Donde se nos pide que se venga a trabajar festivos, festivo personal, etc. por una empresa a la que no le importa si te caes enfermo o enfermas a los tuyos. A todo esto nos condena Caprabo. Del patíbulo a ser esencial, pero explotadas igual.