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Red Internacional
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MACHISMO Y CAPITALISMO. Trabajadoras de los centros de la Red de Violencia de género en lucha

Las trabajadoras de la Red de Violencia de la Comunidad de Madrid denuncian la precariedad en la que trabajan y que esta situación atenta contra la calidad del servicio que prestan.

Clara Mallo Madrid | @ClaraMallo

Viernes 26 de enero de 2018

Las trabajadoras de los centros de la Red de Violencia de la Comunidad de Madrid y el Comité de Intress-Madrid (Instituto de Trabajo Social y Servicios Sociales) denuncia la precariedad de las trabajadoras de cinco centros de atención y acogida y el déficit del servicio prestado en ellos. Con esta denuncia las trabajadoras de la Red se concentraron este jueves en la Puerta de Sol de Madrid para hacer oír sus reivindicaciones.

Desde que se conocieron las condiciones de la nueva licitación el Comité de Empresa de Intress-Madrid ha denunciado que ésta (que incluye la gestión de cinco centros de atención) es opuesta a la prestación de un servicio de calidad y profundiza en la precarización de sus trabajadoras.

Cinco son los centros afectados por esta licitación: los centros de emergencias para mujeres víctimas de violencia de género y sus hijos, Centro de Emergencia 1 y 2; los centros de acogida para mujeres víctimas de Violencia de género y sus hijas, Centro de Acogida 3 y 4; y el Centro de Día para mujeres víctimas de violencia de género en situación de exclusión social Ayaan Hirsi Ali.

En esta ocasión, a pesar de que la dotación económica aumenta para la licitación de 2017 respecto a la anterior, las nuevas condiciones contemplan un aumento de personal que no cubriría ese aumento según expresan las trabajadoras de los centros. Por otro lado, denuncian que se mantiene la primacía de la cuestión económica a la hora de adjudicar la gestión del servicio, algo que las trabajadoras venían denunciando desde 2013. Esto lleva a que como viene ocurriendo en los concursos relacionados con servicios públicos, prime y se valoren los proyectos con mayor reducción de gastos y que sean más "viables" económicamente, a costa de bajadas salariales, reducción de jornadas y empobrecimiento de recursos para el desarrollo de la actividad de los propios centros y servicios.

Esta situación influye directamente en las condiciones laborales de las trabajadoras, como denuncian desde el Comité Intress-Madrid y en la eficiencia del servicio prestado. Las condiciones establecidas por el nuevo pliego de licitación no permiten que se garantice el correcto funcionamiento de los cinco centros. Además, denuncian situaciones que ya venían precarizando a las trabajadoras de los centros como el alto índice de rotación, el no pago de antigüedad, las reducciones de jornadas o los tipos de contratación irregulares.

Del mismo modo no es casual que siendo todas mujeres trabajadoras los ataques a sus condiciones hayan sido tan duros. Como expresa Elena, presidenta del Comité de Intress-Madrid "nos exigen experiencia, titulaciones, y mucho compromiso y nuestros salarios no corresponden con el trabajo desempeñado. Aprovechan la sensibilidad y compromiso que como profesionales y como mujeres tenemos hacia el servicio prestado para atacarnos.”

Una pelea contra la precariedad, contra la violencia y sus cómplices

En este caso el problema adquiere una mayor dimensión. Las trabajadoras apuntan que la nueva situación de la Red de violencia de la Comunidad de Madrid conlleva la dificultad de asegurar la eficiencia del servicio de ayuda y asistencia a las mujeres que recurren a estos centros. Así, tratándose de un servicio prestado a mujeres que sufren violencia de género, las repercusiones de este ataque adquieren una mayor dimensión. Elena señala que con esta lucha "Intentamos dar voz a las que no la tienen. Las mujeres que recurren a nuestros centros no ven este servicio como un derecho, aunque si lo es. Ellas no se van a quejar, pero nosotras no queremos ser cómplices de la administración que solo pone un pequeño parche a este gran problema". El debate por tanto también pasa por denunciar el papel de las instituciones, en este caso la Comunidad de Madrid, con respecto a la posición que toman sobre la violencia de género.

2017 ha sido un año marcado por la lucha contra la violencia machista y contra los feminicidios. El pasado 25N, día internacional contra la violencia machista, decenas de miles de mujeres en el Estado español salieron a la calle con el grito de "ni una menos", "abajo la justicia patriarcal" o "si tocan a una nos organizamos miles". La realidad de la violencia machista y la desigualdad toma cada vez mayor peso en la conciencia de cientos de miles de mujeres.

El machismo mata y el estado también es responsable

Como expresan las trabajadoras de la Red de Violencia, el ataque que sufren es un ataque a todas las mujeres y en especial a aquellas víctimas de la violencia más directa. En la lucha contra la violencia de género las mujeres sabemos que luchamos contra un sistema patriarcal que es estructural en el capitalismo y en las sociedades de clase. Por ello luchar contra el machismo, luchar contra el patriarcado, es luchar también contra el capitalismo que se reproduce y sustenta en la desigualdad hacia las mujeres. En el capitalismo prima la ley del mercado, la reducción de coste está por encima del derecho de las mujeres a no ser asesinadas como hoy vemos en la Comunidad de Madrid.

Pero al mismo tiempo las mujeres somos conscientes que el Estado, sus gobiernos e instituciones también son responsables. El Estado es cómplice, es responsable de no implementar medidas preventivas y de dotar con presupuestos miserables a las escasas y mínimas medidas paliativas. Y del mismo modo es responsable de atacar los mínimos servicios existentes como la Red de Víctimas de la Comunidad de Madrid que ahora se ve amenazada.

La respuesta que hace unos días dio el presidente del gobierno en una entrevista en Onda Cero ante la pregunta sobre la brecha salarial y la desigualdad de las mujeres lo deja claro: "no entremos en esos debates". Está claro que el Estado no tiene ningún interés en aliarse junto a las mujeres pobres en su batalla contra el patriarcado. A diferencia de Mariano Rajoy para miles de mujeres esos debates si ameritan una respuesta y está claro que no la va a dar ningún gobierno de ningún signo. La experiencia de lucha de las mujeres contra la violencia de género en todos sus niveles es larga, eso nos ha llevado a entender que somos las mujeres las que tenemos que dar respuesta a todos los agravios que sufrimos de manera independiente del Estado, de sus partidos y de quienes los financian. Desde la brecha salarial de la que Mariano Rajoy no quiere hablar, pasando por el paro, las violaciones hasta llegar al signo más evidente del carácter machista de esta sociedad como es el feminicidio, los problemas que enfrentan las mujeres son enormes, necesitamos una gran estrategia en la perspectiva de poder terminar con ellos.