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Red Internacional
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Entrevista. “Trabajadores de PDVSA sufrimos el abandono, fallecen nuestros compañeros y familiares por falta de atención médica”

Entrevistamos a Horacio Silva, dirigente de los trabajadores petroleros de la Refinería El Palito, y del Movimiento 1° de Octubre, sobre la dramática situación que viven las familias obreras del sector petrolero. Con graves problemas de salud y muertes evitables si se cumplieran con los derechos que durante décadas conquistaron en las convenciones colectivas, y hoy siguen siendo pisoteados. La muerte reciente de la hija de un trabajador ha renovado la frustración y la rabia ante esta situación. A continuación lo más destacado de la conversación.

Viernes 26 de marzo de 2021

Horacio Silva, en el centro de la imagen. Fotografía Punto de Corte

Las calamidades siguen cayendo sobre los trabajadores en Venezuela. En el caso de PDVSA, como en de las otras industrias del Estado, los golpes les van cayendo por partida doble o triple. No solo se asiste a la destrucción del salario o ser víctimas de represión o cárcel si se sale a protestar, sino ya ni siquiera poder garantizar el derecho elemental a la vida o de los familiares.

“Hermanito se le murió una hija a un compañero de trabajo”, es el mensaje que le hacen llegar a Horacio Silva compañeros de la gerencia de operaciones de la refinería. Nos dice Horacio: “Es el caso del trabajador de servicios industriales, compañero Alberto Castillo, de la Refinería El Palito en Puerto Cabello. Su hija, una niña que tenía 5 años, murió a mengua en un hospital en Valencia por no contar con un seguro médico, ni recursos para que Castillo pudiera comprarle la medicina y todo lo que eso amerita”.

La rabia e indignación de sus compañeros de trabajo se fija en el gerente de operaciones Tomás Ríos: “A parte de que es un gerente traidor de la clase obrera, no prestó el apoyo ni siquiera con un taxi, se le rogó el auxilio para ese compañero y su hija, y él vio desde lejos esto, como si no tiene importancia, con su discurso traidor no atendió al trabajador que aquí se desvive por mantener planta eléctrica en servicio”, relatan en su mensaje, con todo el dolor ante tanta injusticia y desidia. Una niña de apenas 5 años que pudo haberse salvado.

En los intercambios de opiniones y mensajes entre los trabajadores, enfatizan con rabia: “Cuando a ese traidor le dio Covid-19, a él sí lo internaron en una clínica con todos los gastos pagos hasta que se recuperó, entonces estimado compañero, ¿el seguro es para unos y otros no?, ¿necesitas ser gerente para que te atiendan?, ¿qué es esto? (…) Hoy le pasó al compañero Castillo mañana le puede pasar a cualquiera de nosotros...”. Silva pide la difusión del reclamo: “por favor ayúdeme con este reclamo... debemos ser atendidos todos porque nosotros no tenemos culpa que aquí se hallan (sic) robado la plata, necesitamos HCM para todos, no solo para los gerentes...”.

Los trabajadores están muy dolidos, los de la gerencia de mantenimiento y de operaciones, porque el compañero Alberto Castillo es de la gerencia de mantenimiento de servicios industriales, en este caso de planta de agua. Están muy dolidos con el gerente de operaciones Tomás Ríos, quien fue el que le negó el taxi al trabajador para ir a llevar las medicinas que necesitaba la niña, y se murió por no tener las medicinas.

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El tema no es tan solo la muerte de la niña, que nos duele en el alma –dice Silva–por la gran desidia e injusticia, sino también el por qué se produce su muerte.

Relata que esto inicia cuando Maduro destruye todas las convenciones colectivas: “La situación del compañero Castillo y su hija, como la situación de todos nosotros y nuestros familiares, es producto de la flexibilización en PDVSA, producto de la entrega de la industria petrolera a las transnacionales, de la eliminación del seguro Sicoprosa (Sistema Contributivo para la Protección de la Salud de los trabajadores petroleros), la eliminación de la cláusula del comisariato, la eliminación de la cláusula 69 numeral 3 que era la incorporación a la transnacional del personal de las contratistas, o sea la destrucción de la industria petrolera”.

Todo esto ha traído como consecuencia la muerte de trabajadores por falta de atención médica y dejando en estado de indefensión a trabajadores activos, jubilados, sobrevivientes y familiares.

Señala que si el petrolero Alberto Castillo hubiese tenido un buen salario, un vehículo para poder transportarse, hubiese tenido un buen servicio médico, hubiese estado atendida en una clínica, nada de esto hubiese acontecido. La niña murió por problemas de neumonía, y tenía meses enferma, hasta que la trasladaron para Valencia, porque estaba muy grave en Puerto Cabello y PDVSA no le prestaba el apoyo con los médicos de la empresa, “entonces se muere porque fue imposible comprarle la medicina, pues su padre es un trabajador que vive cobrando un salario mínimo que vive en Puerto Cabello y tenía que estar trasladándose en Valencia”.

“Y según lo que establecía la convención colectiva –continúa– antes de que firmaran esta que firmaron a espalda de todos los trabajadores petroleros, que nadie sabe cómo la firmaron, la sacaron de un sombrero de un mago, hablaba de la salud integral de los trabajadores, eso implicaba que PDVSA sino prestaba con toda la atención de salud, tenía que ayudar a la movilización de las personas, de la alimentación, todo, porque ese era un plan de salud integral”.

El derecho a la salud de los trabajadores del sector petrolero, tiene una larga historia de luchas, empezó a nacer en 1925, cuando los petroleros de esa época conquistaron el derecho mínimo a tener un médico, “cuando en Mene Grande se realizó la primera huelga de importancia en el movimiento petrolero paralizando toda la costa oriental del distrito Bolívar del estado Zulia, la cual fue encauzada por el obrero fogonero Luis Augusto Malavé. Allí empezó a nacer nuestro servicio de salud”. Un derecho que se fue logrando fue a lo largo de décadas.

Hoy nos arrancan ese derecho conquistado en tantas décadas de lucha, porque Wills Rangel lo entregó con esta convención colectiva que ha firmado a espalda de todos los petroleros, que nadie sabe nada.

Y producto de esa destrucción de la industria, producto de esa destrucción del HCM, del servicio odontológico, el servicio funerario, y de muchos servicios que tenía la industria petrolera, por causa de haber perdido derechos elementales conquistados en décadas y décadas de lucha, es que murió esta niña, porque podría haber sido salvada. Concluye: “No queremos más muertes de trabajadores petroleros ni de nuestros familiares”.

Por último Horacio Silva, concluye realizando un enfático llamado a los trabajadores del país: “Estaremos convocando en las próximas semanas a todos los sectores de los trabajadores del país, a las diferentes corrientes, movimientos, grupos de trabajadores a una gran reunión nacional para crear una plataforma nacional superior de trabajadores que nos permita a todos los trabajadores, dirigentes sindicales y luchadores de las diferentes industrias del país, organizar, estar organizados, para llevar adelante la unidad de acción para enfrentar a este gobierno que ha convertido a los trabajadores en los esclavos del siglo XXI”.

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