Reproducimos el relato de una trabajadora del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de La Matanza sobre sus compañeras de maestranza que están siendo despedidos que llegó a la redacción de este medio.
Miércoles 26 de febrero de 2020 00:30
Ellas, nuestras compañeras de maestranza. Un ejemplo de vida y de lucha
Ellas son Sandra, Cris, Susi y Cristina. Duele verlas en la puerta del Ministerio de Trabajo de La Matanza, con sus caras de preocupación y sus vidas en las manos, preguntándose por qué, llenas de tristeza pero con la voluntad de trabajo intacta.
Ellas, cómo vos, cómo tu hermana, cómo tu hija, cómo tu amiga, cómo tu mamá, cómo tu prima, igual que todas nosotras, hace 5, 6 y 8 años, trabajan en el Ministerio.
Son madres, esposas, abuelas, jefas de familia y trabajadoras. Todos estos años se ocuparon de dejar impecable cada rincón del edificio donde trabajan, pero además nos cuidaron, al resto de los trabajadores. A Lucy le lavaban el mate que casi a diario lo dejaba con yerba usada, un poco por distraída y otro poco porque sale corriendo a buscar a su beba al jardín maternal. Al polaco varias veces le guardaron la billetera olvidada, al principio él volvía al trabajo tomando el colectivo de regreso, preocupado por no perder los documentos y el dinero, ya después sabía que "las chicas" se la guardaban en el cajón, así que seguía su camino a casa riéndose y pensando en lo bueno que era tenerlas de compañeras de trabajo. A Mary le avisaban cuando su cartera quedaba abierta, a Pedro le guardaban el saco, a Lili le limpiaban la botellita de agua, en fin, cumplían con sus tareas laborales pero además nos cuidaban a todos, hasta ayer.
Hasta ayer, porque hoy no las dejan ingresar a su lugar de trabajo, por una decisión política, por un cambio de prestador de empresa de Maestranza, por circunstancias que son absolutamente ajenas a ellas, porque ellas sólo quieren trabajar, quieren seguir siendo nuestras compañeras, quieren seguir cumpliendo con sus responsabilidades laborales como lo vienen haciendo y de esta manera llevarles el pan a sus hijos, pagar sus alquileres, los servicios, etc.
Así de simple, igual que vos, que tu hermana, tu tía, tu mamá, solo quieren trabajar y el Ministerio de Trabajo, que debería velar por los derechos de los trabajadores, les da la espalda, no sólo no les garantiza la continuidad laboral sino que no les permite ingresar al edificio donde trabajan.
Vos, como trabajador del Ministerio, te indignas, sabés que no está bien, sabés que el Ministerio de Trabajo no solo debería defenderlas, sino que además es solidariamente responsable de su continuidad laboral. Y por eso te duele, porque son nuestras compañeras, porque sabés que se tiene que poder resolver su situación, porque trabajamos todos los días para proteger los derechos de los trabajadores y deberíamos empezar por casa, porque ellas, Sandra, Cris, Susi, Cristina, podés ser vos, tu tía, tu mamá, tu hermana, no es una historia más, es la historia de miles de mujeres que vivimos luchando contra las adversidades que se nos multiplican por nuestra condición de género.
Por todo, porque te identificas, porque no podemos hacer otra cosa que apoyarlas y acompañarlas, acompañanos en nuestro pedido: Sr. Ministro de Trabajo, resuelva esta situación tan injusta, simplemente garantice la continuidad laboral de nuestras compañeras.
Trabajadora del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (Agencia Territorial La Matanza)