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Red Internacional
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Coronavirus. Trabajadores del Barros Luco: “A la directora le preocupa más la imagen que la crisis del hospital”

A pesar de que Piñera aseguró en su discurso que el gobierno se estuvo preparando desde enero para el COVID-19, trabajadores de la salud denuncian y ponen en evidencia las falencias en el emblemático Hospital Barros Luco, el mismo donde se cortó la luz haciendo peligrar 2 operaciones de alta complejidad.

Jueves 19 de marzo de 2020

Como ya fue declarado por las autoridades sanitarias del país, Chile entró en la Fase 4 de propagación del Coronavirus, es decir, la "transmisión sostenida del virus, es el momento en que se produce circulación viral y dispersión comunitaria de la enfermedad". Sin embargo, la respuesta del Estado y sus jefaturas en los servicios de salud sacan a flote la verdadera cara de un modelo con lógicas neoliberales: debilitamiento del sector público, fortalecimiento del lucro de privados y un abandono de la prevención y promoción de la salud en el nivel primario de atención.

En los servicios de salud las y los trabajadores vienen denunciando hace décadas esta situación, que se agudiza ante el inminente colapso del sistema público frente a la crisis. Mientras, las jefaturas y direcciones tampoco logran organizar de manera pertinente la gestión de estas instituciones resultando en una falta de insumos básicos para resguardar la salud de quienes asumirán las consecuencias de la pandemia y estarán en la primera línea, funcionarias y funcionarios de la salud pública.

En este contexto, cobran relevancia las denuncias que hacen los propios trabajadores del Hospital Barros Luco, donde aseguran que la gestión de la directora Gisella Castiglione ha sido nuevamente negligente frente a un acontecimiento crítico. Recordemos que la directora venía fuertemente cuestionada por los trabajadores luego de que se cortara la luz poniendo en peligro a los pacientes mientras eran sometidos a operaciones de alta complejidad. En aquella ocasión Castiglione alegó sabotaje, cuando en realidad había falta de mantenimiento producto de años de desfinanciamiento por parte del Ministerio de Salud (MINSAL) y la mala gestión de recursos por parte de la administración.

Muestra de esto son los testimonios que han llegado a La Izquierda Diario desde los mismos profesionales y técnicos del Hospital Barros Luco Trudeau, denuncian irregularidades en las condiciones de higiene y salubridad, las cuales se tornan graves, considerando la Fase 4 del COVID - 19.

Hasta ayer seguían realizando tareas los funcionarios/as mayores de 70 años, las embarazadas o quienes tenían tratamientos inmunodepresores. Alarmante también es la política de la dirección del hospital de sugerir que sus funcionarios con sintomatología sospechosa no se atiendan en el recinto, sino que de manera particular, a cargo de su propio bolsillo.

Otro problema denunciado es que no se está respetando la categorización de sospecha de casos a la entrada de la jornada, de forma que posibles infectados hacen ingreso al hospital contribuyendo al contagio.

Muy sentido entre los trabajadores es el uso e insuficiencia de Equipos de Protección de Personal, muy sentido, pues expone y arriesga directamente la integridad de las y los funcionarios; manifiestan que "las coordinadoras que realizan trabajo de gestión son privilegiadas utilizando mascarillas N- 95, que son para partículas más pequeñas, mientras que los técnicos, matronas y enfermeras que tienen contacto directo con los pacientes, deben utilizar mascarillas quirúrgicas. En la urgencia, por ejemplo, no hay mascarillas, bajadas de suero, no hay nada".

En la misma línea, durante la madrugada de este jueves 19, funcionarios de urgencia mostraban su preocupación por la falta de este tipo de insumos en su turno y exigían una reunión para dar solución a esta problemática. Sobre este mismo tema, funcionarios de otro servicio que prefirieron reservar su identidad para evitar posteriores represalias, comentaron a este medio que "nos están dando una mascarilla para 12 horas, la cual a las 3 y 4 horas ya está húmeda y mojada", y nos explicaban que "las mascarillas se cambian cada dos horas, pues al momento en que se mojan las mascarillas pierden su función". Finalmente agregaron " yo creo que si no tenemos la implementación segura para nosotros no debiéramos a salir a trabajar , la calidad empieza por casa".

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Para cerrar, los trabajadores agregaron que " no es posible que entremos en etapa 4 de Coronavirus, y recién el Estado esté pidiendo la lista de insumos necesarios para atender a la población" . Otra trabajadora menciona indignada “La doctora Castiglione dice hay esto, dice esto otro, pero no están aquí los insumos!" finalizaron los trabajadores del hospital.

Otra implicancia de la reorganización que está aplicando la Directora Gisella Castiglione, revela más aberraciones de un sistema en crisis: la desocupación de camas de UCI para disponer espacio a los posibles infectados por Coronavirus ha implicado el traslado de pacientes graves del H. Barros Luco que están ingresados en UCI a la UTI y los que estaban en esta, los pasan a pabellones o salas de medicina, lo que implica mayores riesgos de complicaciones, ya que se priva de las condiciones óptimas para quienes requieren cuidados intensivos.

Esto está en pleno conocimiento de las autoridades y de la propia directora, quien en vez de escuchar a quienes día a día se exponen como primera línea frente a esta pandemia, opta por prohibir cualquier registro que sirva para denunciar esta situación, como se detalla en el siguiente documento.

“A la directora le preocupa más la imagen que la crisis del hospital” argumentan los trabajadores, con toda razón.

Ante esta inoperancia del Estado y las autoridades en relación a la escasez de recursos, la desidia en la aplicación de protocolos y la exposición de los propios funcionarios; desde el frente de trabajadores y trabajadoras de la salud del Partido Trabajadores Revolucionarios, vemos la necesidad de impulsar comisiones de salud, higiene y seguridad independientes, votadas por las y los trabajadores y conformadas en común con especialistas: que determine las medidas a tomar, que denuncie y exija y hasta pueda crear mediante protocolos propios, todas las medidas necesarias para evitar el contagio en los lugares de trabajo.

Del mismo modo, ante la falta de insumos, es urgente que el Estado impulse un impuesto a las grandes ganancias que pueda financiar las crecientes necesidades del sistema de salud frente a la crisis, que pueda confiscar si es necesario estos implementos de primera necesidad de las cadenas farmaceúticas que vienen inflando artificialmente su valor para lucrar con esta crisis. Finalmente, también es necesario que el estado centralice el sistema público y privado, incluyendo los laboratorios, para lograr reorientar y distribuir todos los recursos según las necesidades que van apareciendo.

Que los trabajadores tomen en sus manos el resguardo de su salud y el de sus familias, mediante la organización del sistema mediante la cogestión entre profesionales, técnicos, auxiliares, administrativos y usuarios del sector público de la salud, pues entre las competencia técnicas y las necesidades sentidas por trabajadores y usuarios podemos levantar un Sistema Universal de Salud, que unifique toda la infraestructura y personal sanitario, terminando así con el lucro y traspaso de recursos públicos al sector privado, para que las consecuencias de la crisis no sean descargadas sobre los hombros de las y los trabajadores y sus familias, mientras empresarios siguen ganando millones.

Las y los trabajadores de la salud estarán en la primera linea afrontando y dando respuesta las consecuencias sanitarias del Coronavirus, y hoy también son quienes sacan la voz frente a las precariedades del sistema público de la salud.