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Red Internacional
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PRECARIZACION EN PANDEMIA. Trabajadores del transporte escolar de CABA denuncian condiciones extremas de precarización

La cuarentena obligatoria profundizó la crisis económica y hace visibles las pésimas condiciones a las que están expuestos muchos trabajadores. En esta nota reflejamos la precariedad e inestabilidad a la que se ven sometidos este sector de trabajadores de la educación.

Lunes 27 de abril de 2020 20:32

Una de las primeras medidas que se tomaron a nivel nacional y que se replicó en todas las provincias y la Ciudad de Buenos Aires para hacerle frente a la pandemia mundial de Covid-19, fue la suspensión de las clases presenciales en todos los espacios educativos y su reemplazo por clases virtuales. Esta medida si bien tiene el objetivo de continuar con el ciclo lectivo mientras dure la cuarentena, no sólo profundiza las desigualdades al dejar por fuera al sector más pobre de la población que tiene dificultad en el acceso a computadoras e internet, sino que también deja en evidencia el nivel de precarización que sostiene el gobierno de la Ciudad para con un sector específico de trabajadoras y trabajadores: el del transporte público escolar. Este servicio se encuentra tercerizado y lo manejan “intermediarios” que subcontratan choferes, celadores, y muchas veces son dueños de los móviles en los que transportan a alumnos.

Así es como la pandemia deja al desnudo las falencias que hay en el sistema educativo: ya los docentes vienen reclamando por alimentación saludable para los alumnos y alumnas, e incluso presentaron un amparo junto a las diputadas porteñas del FIT Myriam Bregman y Alejandrina Barry que salió favorable y que sin embargo la Ciudad no está cumpliendo. Aunque esto suceda no sólo en la Ciudad, sino también a nivel nacional: bolsones de comida insuficiente, sin los nutrientes necesarios y de baja calidad, como por ejemplola pésima alimentación brindada a los niños y niñas en la provincia de Buenos Aires.

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M, trabajador precarizado del transporte en un colegio del barrio porteño de Lugano, se contactó con La Izquierda Diario para denunciar su situación y la de muchísimos más: “El servicio está mediado por una persona, conocida popularmente como “puntero” que se presenta como la fuente de empleo de la zona y cumple el rol de contratar y ubicar a los vehículos en cada escuela” y nos explica que esta tercerización de la actividad genera muchas veces una división del trabajo poco equitativa “en donde un vehículo puede tener a cargo el servicio de más de una escuela, mientras que otro puede encontrarse desempleado”. Al ser un servicio que funciona con intermediarios, no solo interfiere en los salarior, sino que, tal como nos relata, “ante situaciones como la actual, también significa una ausencia de respuestas ante cualquier reclamo laboral”.

En peor situación aún están las celadoras y los celadores: “se piensa que la remuneración de los mismos proviene directamente del Estado, cuando, en realidad, se obtiene del monto que reciben los propietarios de los vehículos. Lo que provoca esto es que la mayoría se encuentre trabajando en negro. La situación es similar para los choferes que no son dueños, los cuales trabajan con un vehículo prestado (algunas veces provisto por el “puntero”), encontrándose así en la misma posición laboral sin regularización”, relata este trabajador.

Pero según nos cuenta, el problema no se ve reducido a la época de cuarentena obligatoria: “Otra situación para resaltar es que sólo cobramos mientras dura el ciclo escolar anual de 180 días, sin tener en cuenta el hecho de que se realicen paros o jornadas escolares. Los días del año que restan, tenemos que buscar alternativas para poder subsistir. Una de ellas es probar suerte en las colonias municipales, que son la principal fuente de empleo en esa época del año. Pero realmente significa probar suerte debido a que somos muchos los que apuntamos a la misma alternativa, y eso dificulta la posibilidad de empleo para todos”.

Escuchando el relato de M., podemos conocer más de cerca cómo funciona esta actividad y entender que estos trabajadores y trabajadoras se encuentran en la más completa incertidumbre. Le preguntamos entonces cuál cree que es la solución a su situación y la de sus compañeros y compañeras: “Para revertir esta situación de precariedad absoluta, toda la actividad de transporte escolar (con todas las personas involucradas en ella) debe pasar a depender y estar regulada por el Estado. Esta medida permitiría llevar un registro de los trabajadores del sector y habilitar una mejor y más equitativa división del empleo. De esta forma, nuestras remuneraciones no estarían mediadas por un intermediario sino que serían provistas directamente por el Estado”.

Estas medidas provocarían que todo ese dinero vaya a mejores salarios y mejoras en el sistema educativo. Como por ejemplo más colonias para que ningún niño quede afuera de esa posibilidad en los meses de verano y vacaciones de invierno, ya que es sabida que las vacantes son insuficientes, y a su vez todo el personal de transporte pase a prestar servicio en las mismas. Porque, aunque en épocas de pandemia su situación se agrava, durante el resto del año y siempre, estas trabajadoras y trabajadores están ultra precarizados, lo que implica penurias para ellos y sus familias.