La golpiza contra un trabajador de base a manos del jefe de personal fue la gota que rebasó el vaso y las tres asambleas -matutina, vespertina y turno espacial- votamos por amplia mayoría a favor de la toma y el paro. Desde 2007 es la primera acción de esta magnitud.
Lunes 26 de febrero
Está en curso una campaña de hostigamiento contra las y los trabajadores de la Biblioteca Central de la principal casa de estudios del país, es decir, contra quienes garantizamos el acceso al gran acervo cultural de esta institución.
Esta campaña reaccionaria se da en el marco de un ataque generalizado al sindicalismo de educación media superior y superior, iniciada durante los gobiernos del PRI y del PAN y que ha sido continuada durante todo el gobierno de López Obrador y que ha arrojado decenas de paros y huelgas en todo el país, centralmente en defensa de las condiciones de trabajo y por aumentos de salarios, porque éste es uno de los gremios más castigados, con aumentos salariales por debajo de la inflación.
Con la asunción del nuevo rector Leonardo Lomelí en noviembre de 2023, el hostigamiento se ha profundizado. Descuentos salariales y levantamientos de actas arbitrarios, irregularidades con la aplicación del Contrato Colectivo de Trabajo, acoso sexual y laboral por parte de jefes de turno son moneda corriente para las y los trabajadores que garantizan el funcionamiento de la Biblioteca Central de la principal casa de estudios de México.
Como parte de estos ataques contra quienes laboramos en la Biblioteca Central, las autoridades asignan los roles en el trabajo, cuando como parte de los usos y costumbres las y los trabajadores nos repartimos las tareas para garantizar el acceso a todos los servicios de esta dependencia.
A su vez, hay negativa de las autoridades a la apertura de plazas, falta de insumos, pérdida de materia de trabajo y esto se combina con ataques a la organización sindical, con el impedimento de que las y los trabajadores asistamos a asambleas y nos organicemos.
El caso de la Biblioteca Central no es el único: pasan por situaciones parecidas nuestros compañeros trabajadores de los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco y Oriente, de la Unidad de Posgrado y académicas y académicos que fueron parte del movimiento #UNAM no paga, entre otros.
Este 26 de febrero nos fuimos a paro en la Biblioteca Central, pero para poner un alto a la ofensiva de las autoridades contra el CCT y su campaña de hostigamiento contra las y los trabajadores que alzamos la voz contra sus atropellos, es necesario unir fuerzas de las bases de las distintas dependencias.
Tanto durante la gestión del fallecido Agustín Rodríguez como ahora durante la de su sucesor, Carlos Hugo Morales Morales, al frente de la Secretaría General del STUNAM no se dio una respuesta a la altura del ataque que viene desde hace años, por eso se han mantenido hasta ahora.
Ante esta situación, desde cada plantel e institución de la UNAM tenemos que exigir a la dirección del sindicato el llamado a un paro general de todas y todos de los trabajadores de esta universidad, para defender el derecho a la organización sindical, el CCT y avanzar en recuperar las conquistas perdidas. La única manera de recomponer nuestro salario y conquistar un 20% de aumento es coordinar cada conflicto por dependencia, organizándonos democráticamente y discutiendo en las asambleas por dependencia como solidarizarnos activamente.
Sin embargo, el ataque contra nuestras condiciones de trabajo es también el ataque contra los salarios de los docentes y contra los estudiantes que pelean por la educación pública y gratuita. Por lo que debemos apelar a toda la solidaridad posible de aquellos y aquellas que hacemos a esta Universidad, contra los jefes de dependencias abusivos y el plan precarizador de la Rectoría.
Recuperemos los métodos con los que construimos nuestro sindicato: el paro y la huelga. Confiemos de nuevo en nuestra fuerza y en lo potente que pueden ser los lazos de solidaridad que podamos construir con otros integrantes de la comunidad Universitaria, dentro de nuestro sindicato y también con los sindicatos que afuera de la UNAM hoy pelean por condiciones dignas de trabajo.