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Red Internacional
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Editorial De Editoriales Francia. Francia: trabajo insalubre para el 2015

Empieza el 2015. Empiezan los pronósticos. También entran en vigor algunas reformas, la más importante es la del trabajo insalubre. El periodismo de oposición y del oficialismo se pasan la posta en esta semana corta(da) por las fiestas. Empecemos por el oficialismo.

Domingo 4 de enero de 2015

Libération titula su editorial del viernes “Hollande por la vía de la izquierda”. El editorialista empieza con una pregunta, que es, además el título de tapa del diario. ¿Y si Hollande es realmente, en el fondo, de izquierda? Porque “hace exactamente un año, François Hollande anunciaba, sin habernos prevenido, que cambiaba de política”. Dejaba la social-democracia y se transformaba en social-liberal. Era el anuncio del “pacto de responsabilidad” que significaba esencialmente una baja de impuestos a las empresas a cambio de casi nada. Para el oficialismo este año, en cambio, empieza bien porque entran en vigor 3 reformas “de izquierda”.

Primero aumenta el piso para el pago a las ganancias, lo que beneficia esencialmente a una pequeña franja de la clase media. Otra, es que la asignación por hijo deja de ser universal. Los altos salarios dejan de recibir estas asignaciones. Para Libération, esta reforma es de izquierda porque “es una medida que corrige las desigualdades”. Que linda forma de corregir las desigualdades sin aumentar un centavo a los sectores más pobres. Es, en realidad, un recorte presupuestario que, ciertamente, sólo afecta a los sectores más ricos, como a Brad Pitt, que recibía unos 100 euros por mes por cada uno de sus hijos. Obviamente para él son centavos. Pero festejemos, Ahora Brad Pitt gana varios millones más que yo. Menos 100 euros. ¡La desigualdad se reduce!

Por último, y la más importante, es que se incorpora la noción del trabajo insalubre para calcular la edad jubilatoria. Esta era una concesión del gobierno del PS a los sindicatos para que éstos aceptaran el aumento de la edad mínima y de la cantidad de aportes necesarios (lo que significa centralmente que una gran cantidad de jubilados recibirán una jubilación reducida). Se tendrán en cuenta varios factores considerados insalubres : trabajo nocturno, equipos rotativos, posturas insalubres, entre otros. El trabajo en esta condiciones da “puntos” al trabajador, que le permitirán jubilarse antes. El problema es que es una reforma compleja, que en apariencia beneficia a muchos trabajadores, pero que analizando más profundamente tendrá un impacto limitado. Trabajando toda la vida en un trabajo insalubre, uno puede jubilarse dos años antes como máximo. Es decir que en el mejor de los casos (o en el peor, depende desde donde se lo mire), esta reforma ni siquiera compensa las reformas anteriores.

Libération, aunque da toda la información, a la hora de sacar conclusiones la defiende sin condiciones. Su mejor argumento a favor de la reforma es que el MEDEF (algo similar a la UIA) “se queja: es un buen signo”.

Quien se opone claramente es Le Figaro en su editorial “insalubridad reglamentaria”.

Luego de decir que ningún país iguala a Francia en derechos sociales, plantea “ningún país en el mundo le llega a los tobillos en la producción de pilas de leyes que se enredan unas con otras”. Vuelve entonces el problema de la simplificación. Todo el sistema francés es complejo, hay que cambiar eso. Simplificación del contrato de trabajo, de los impuestos, oposición a la insalubridad del trabajo. Pero obviamente no quieren cualquier simplificación, sino una simplificación que vaya en contra de los intereses de los trabajadores. Es cierto que el sistema francés es complejo. Y plantea problemas de eficiencia. Pero es falso que “con la izquierda la ideología suplanta a la eficiencia económica”. El sistema es complejo porque es la única forma que han encontrado los distintos gobiernos para darles menos de lo que dicen a los trabajadores. Y la ley a la que se opone Le Figaro, es un buen ejemplo. Porque se puede simplificar mucho más, pero eso significaría hacer más concesiones, aunque a Le Figaro le cueste admitirlo.