Este martes por la mañana autoridades sanitarias de EE.UU, uno de los países que acapara la mayor cantidad de vacunas y que defiende las producidas en su suelo, comunicaron su cuestionamiento a los resultados presentados por el laboratorio Astrazeneca sobre su eficacia de un 79 %. La compañía anglosueca admitió la desactualización de datos y prometió nuevos resultados en 48 horas.

Osvaldo Vera @eslou._
Martes 23 de marzo de 2021 19:27
Foto: BBC
En lo que podrían calificarse de semanas complicadas para la el laboratorio Astrazeneca que junto con la Universidad de Oxford desarrollan una de las vacunas contra el covid-19 aprobadas en distintos países del mundo, este martes la compañía recibió un nuevo golpe. Las autoridades sanitarias de Estados Unidos tildaron de “desactualizados”, “obsoletos” y “parciales” los resultados dados a conocer por el laboratorio el día anterior donde afirmaban que según los estudios realizados en EE.UU, Chile y Perú, su fármaco presentaba una eficacia del 79% para prevenir el coronavirus sintomático y del 100% para prevenir enfermedades graves y hospitalizaciones, además de ser segura y no implicar un mayor riesgo trombótico.
Vale recordar que en las últimas dos semanas la vacuna de Oxford-Astrazeneca fue suspendida en más de nueve países europeos, entre ellos Alemania, España, Italia y Holanda, por casos de trombosis detectados en pacientes vacunados. En días posteriores la Agencia Europea de Medicamentos avaló su seguridad y eficacia, por lo cual los países del viejo continente volvieron a darle su visto bueno. En el comunicado difundido al respecto confirmó que los trombos que han sufrido algunas personas no están directamente relacionados con la administración de esa vacuna, aunque no descartó riesgos aislados.
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En este contexto y con la solicitud de Astrazeneca para que su vacuna contra el covid-19 sea aprobada en el gigante norteamericano, el cuestionamiento a los resultados de su estudio de fase tres publicado constituye un nuevo golpe para la farmacéutica y pone en riesgo la concreción de un negocio de miles de millones de dólares por los millones de dosis que Estados Unidos le compró. Vale tener en cuenta que Estados Unidos tiene compradas una cantidad de dosis superior al número de su población total, además de ser un defensor de los intereses de las vacunas producidas en su territorio.
A raíz de esto el gigante farmacéutico no se demoró en responder que en 48 horas brindaría información nueva y más definitiva: un “análisis primario” contra el “análisis provisional” que se habría difundido el lunes. A la vez reconoció la crítica hecha por la Junta de Monitoreo de Datos y Seguridad (DSMB por sus siglas en inglés), organismo revisor de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos. Admitieron que "las cifras publicadas ayer se basaron en un análisis intermedio predefinido con un corte de datos al 17 de febrero".
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Las idas y vueltas, suspensiones de vacunas, publicación de resultados que luego se admiten como desactualizados suceden en un marco mundial donde se lleva a cabo una verdadera guerra por las vacunas entre laboratorios y estados, lo cual además de impactar en el nivel de seguridad de las mismas, llevó a una obscena muestra de la desigualdad social en el mundo, con países ricos compradores de dosis que sobrepasan su cantidad de habitantes por un lado, y países pobres que aún no han visto una sola dosis de todas las vacunas existentes. La OMS afirmó el mes pasado que de las 200 millones de vacunas contra el covid-19 que se aplicaron en el mundo casi el 80% se concentra en 10 países ricos. Del otro lado hay más de 210 países y territorios con más de 2.500 millones de personas, que no se ha recibido ni una sola vacuna.
Junto a esto, las grandes farmacéuticas y laboratorios se niegan a liberar las patentes, que permitirían una producción y acceso más masivo y extendido. Se llega al colmo de la irracionalidad cuando hay fábricas en distintos países que afirman tener la capacidad de producir cientos de millones de vacunas en poco tiempo si las patentes estuvieran liberadas.
La guerra de las vacunas es, ante todo, un negocio. La industria farmacéutica y de laboratorios recibió 10.000 millones de dólares de fondos públicos para financiar sus vacunas, según la revista The Lancet. Sin embargo sigue siendo un bien escaso por su negativa a compartir los conocimientos y declararla un bien público. Al revés, está al servicio de aumentos siderales de sus ganancias. Un estudio que tomó una muestra de 30 compañías del rubro, reveló que sólo en 50 días del 2021 obtuvieron ganancias de 91.830 millones de dólares respecto al cierre del 2020.

Osvaldo Vera
Integrante de Agrupación Marrón de Coca Cola-Femsa