Cerca del mediodía de este 31 de diciembre, el nuevo Tribunal Supremo Electoral (TSE), encabezado por Salvador Romero, luego de un estudio pormenorizado determinó desestimar, por el momento, los pedidos de proscripción al MAS. Por ahora, el partido de Evo Morales podrá competir en los comicios del 2020.
Viernes 31 de diciembre de 2010 14:00
En las últimas horas se conoció que el nuevo Tribunal Supremo Electoral (TSE), encabezado por Salvador Romero, luego de un estudio pormenorizado determinó desestimar los pedidos de proscripción al MAS. Estos pedidos se sustentaban jurídicamente en la Ley 1096 que entre las causales de cancelación de la personería jurídica establece “comprobada participación institucional en golpes de estado, sediciones y acciones de separatismo”. Aunque la derecha viene afirmando, de la mano de la OEA, que la renuncia de Evo Morales fue parte de un autogolpe y que posterior a la misma, Morales habría incurrido en los delitos de sedición, éstos hechos no han podido ser comprobados judicialmente, quedando sin embargo abierta la puerta para que, dependiendo de las necesidades políticas electorales de la derecha golpista, una eventual proscripción pueda llevarse a efecto más adelante.
Recordemos que incluso ante la posibilidad de comprobarse la existencia de un fraude electoral punible a las personas que hubieran cometido este delito, la ley no establece como causal la proscripción del partido cuestionado.
Para la derecha la posibilidad de un eventual triunfo del MAS es una fuente de preocupación permanente que empuja a estudiar todos los mecanismos posibles que permitan garantizar un triunfo derechista en las próximas elecciones del 2020. El más extremo de estos mecanismos sería la proscripción al MAS sin embargo la sistemática y permanente judicialización de las principales figuras políticas de este partido, es la vía que vienen utilizando preferentemente para este cometido. Así también, la permanente colaboración de importantes parlamentarios del MAS con el régimen golpista permite a esta derecha no tener que recurrir a medidas que endurezcan el golpismo.
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