×
×
Red Internacional
lid bot

FUERA YANKIS DE COLOMBIA Y DE AMÉRICA LATINA. Tropas de Estados Unidos llegan a Colombia como parte del intervencionismo en la región

Si bien no sorprende la presencia de tropas militares estadounidenses en Colombia, el despliegue de un contingente de la Brigada de Asistencia Fuerza de Seguridad (SFAB), ha causado cierto revuelo no tan solo en el país andino sino en otros de la región. Se trata militares integrantes de un grupo élite del Comando Sur de Estados Unidos. Basta de bases militares y tropas de EE.UU. en Colombia y América Latina

Milton D’León Caracas / @MiltonDLeon

Miércoles 3 de junio de 2020 16:44

Fotografía eltiempo.com

Medio centenar de militares estadounidenses partieron desde la base militar de Fort Benning, en Georgia, y bajo el mayor hermetismo este lunes llegaron a Bogotá. Las tropas gringas son parte de la Misión SFAB, y se instalaron directamente en la embajada de Estados Unidos para luego desplegarse a distintos cuarteles en el territorio colombiano.

Lo llamativo es que fue la propia Embajada de Estados Unidos en Bogotá quien dio a conocer la llegada de los militares al país, y solo luego que cundiera en los medios, las redes sociales y surgieran protestas de diversos legisladores es que oficialmente el Gobierno de Duque emitió un comunicado, y al correr el tiempo, realizó una declaración conjunta con los representantes estadounidenses en el país.

Incluso frente a reclamos en el Congreso sustentó que "no se trata de paso de tropas" y que la unidad élite "no va a participar en operaciones sobre terreno", además, que su presencia es parte de los acuerdos de cooperación firmados, hace décadas, entre Colombia y Estados Unidos. El eufemismo de que no es “paso de tropas”, para evadir la aprobación del Congreso, no hace más que caerse por sí solo y justificar la presencia de la Brigada Especial militar estadounidense. El cuestionamiento del presidente del Congreso no significa para nada que se oponga a la presencia de tropas gringas, solo cuida las formas y cuestionara que no se cumplieran los trámites burocráticos.

Es que la presencia militar de Estados Unidos en Colombia es constante y no es extraña, más allá de que últimamente lo hayan intentado mantener en un bajo perfil, sin mucho bullicio. De hecho, en enero, en la base militar de Tolemaida, donde es frecuente incluso ver instructores estadounidenses, se realizó un entrenamiento conjunto de 150 militares de fuerzas especiales colombianos y de la famosa División 82 del Comando Sur de los EE.UU., además de todos los movimientos y operaciones secretas.

De acuerdo a la información dada por el Gobierno de Duque, estarán dentro de las unidades militares para “asesorar” a los Estados Mayores de las Fuerzas de Tarea Conjunta Hércules (Nariño), Vulcano (Norte de Santander), Omega (Meta) y de la Brigada contra el Narcotráfico, en el marco de una supuesta iniciativa que se desarrollará en cinco regiones del país, las llamadas Zonas Futuro: el Pacífico nariñense; el Catatumbo, fronterizo con Venezuela; el Bajo Cauca y el sur de Córdoba, Arauca y Chiribiquete y Parques Nacionales Naturales aledaños, en la Amazonía. Son regiones donde más bien lo que hacen es amedrentar y reprimir a campesinos y pobladores pobres, en un contexto donde centenares de líderes sociales, campesinos, activistas y reintegrados de la vieja guerrilla vienen siendo asesinados.

El argumento de la presencia de los militares para colaborar con Colombia en el combate al narcotráfico, incluso en el propio suelo colombiano, resulta poco creíble, y suele ser la fachada que usa Estados Unidos para sus operaciones en la región.

Hasta un senador de La U, Armando Benedetti, puso en cuestión la presencia de las tropas gringas afirmando que “Para mí no son asesores, son tropas, y, si es así, debería aprobarse el tema en el Senado. Que yo sepa no se está tramitando nada. Que manden un almirante desde Estados Unidos para la lucha contra el narcotráfico, no es tan creíble, pareciera que ellos vienen a ver cómo se hace un conflicto con Venezuela, lo cual sería demoledor para la economía, para el país y nuestra supervivencia”. Y para que no quedara duda sobre su ubicación política remarcó que “A mí realmente me importa un carajo que invadan Venezuela y tumben a Maduro, el problema es que el señor que va a dormir acá en Colombia, el almirante Craig Faller, es el mismo que dijo que quiere capturar a Maduro”.

Como escribe también un analista del diario colombiano El Espectador, que de simpatía con Venezuela no tiene nada, “Aunque en Colombia los cultivos de uso ilícito han aumentado, todos los caminos conducen a Venezuela. Esa es la manera más sencilla de explicar esta reciente decisión, que llevó a una encendida discusión política sobre si el presidente Duque debía o no tramitar una autorización del Congreso”.

En un comunicado, emitido la semana pasada, la Embajada de Estados Unidos en Colombia señaló que el almirante Craig Faller, comandante en jefe del Comando Sur de Estados Unidos, Southcom (por sus siglas en inglés), considera que “la misión de SFAB en Colombia es una oportunidad de mostrar nuestro compromiso mutuo contra el narcotráfico y el apoyo a la paz regional, el respeto de la soberanía y a la promesa duradera de defender los ideales y valores compartidos”.

Lo que da a entender claramente que su despliegue no se limita a la supuesta lucha contra el narcotráfico, y van más allá incluso de objetivos militares internos. Desde los últimos acuerdos de paz firmados por el ex presidente Manuel Santos y las FARC, incluso desde antes por el fuerte debilitamiento de esta organización guerrillera y otras, las Fuerzas Armadas colombianas no se confrontan militarmente con situaciones que les exceda en su capacidad de combate, experiencia o logística. Incluso para esto último están las distintas bases militares estadounidenses activas en la región, además de las que se supone que hay en la propia Colombia.

Tal presencia no puede dejar de verse al calor de las políticas injerencistas de EE.UU., con la complicidad del Gobierno de Duque, sobre Venezuela e incluso Cuba, donde además de las sanciones económicas que aplican contra Venezuela recientemente aconteció un intento de incursión mercenaria con militares “disidentes” a comienzos de mayo, que operaron y se organizaron desde la propia Colombia a plena luz del día sin que el Gobierno colombiano moviera un dedo para impedirlo y lo dejara correr.

Incluso, siempre con el argumento del narcotráfico, la constante alusión a Venezuela en cada movimiento no lo disimulan, así el secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, afirmó que estos despliegues le deben preocupar al gobierno venezolano y que “el régimen ilegítimo de Maduro depende de los beneficios de la droga para mantener su poder opresor”.

Además del despliegue militar en costas del Caribe y cerca a las costas de Venezuela que el propio presidente Donald Trump se encargó de anunciar, afirmando que "Estamos desplegando destructores navales, barcos de combate, helicópteros, aviones de la fuerza aérea para labores de vigilancia y patrullas de la Guardia Costera, duplicando nuestras capacidades en la región".

El 20 de mayo Donald Trump, había asegurado que Venezuela vive un “momento interesante” y que en la actualidad, el país se encuentra “rodeado” por Estados Unidos augurando que “algo pasará”, buscando aumentar con el cerco imperialista en momentos de la crisis por la pandemia del coronavirus. "Le tenemos rodeado a un nivel que nadie conoce, pero ellos sí lo saben", aseguró el magnate neoyorquino que encabeza el gobierno de Washington.

Recordemos que en los primeros días de mayo, y luego que el gobierno de Venezuela apresara a dos mercenarios yanquis en la fracasada incursión, EE.UU. vía el secretario de Estado, Mike Pompeo, amenazó con usar "todos los medios" para repatriar a los dos militares, declarando que “Si el régimen de Maduro decide retenerles, usaremos todas las herramientas a nuestra disposición para traerles de vuelta”.

“La diferencia (con otras operaciones) es que hemos aumentado el número de recursos dedicados a esto”, ha declarado el almirante Craig Faller, lo que incluye, como hemos escrito, aeronaves y buques, más inteligencia. “Y aliados claves como Colombia han dado un paso adelante. Los colombianos están desarrollando la operación Orión V al tiempo con nuestras operaciones” remata el almirante.

Movimientos sociales, de derechos humanos y activistas de Colombia han salido a protestar por la presencia de las tropas estadounidenses, sobre todo por las redes sociales ante el impedimento por la cuarentena dictada por el gobierno colombiano. Sea cual fuere el motivo o el argumento usado, el objetivo es redoblar al injerencia y el intervencionismo, es categórico que hay que levantar la exigencia de Fuera las tropas de EE.UU. de Colombia y de toda América Latina. Pero se trata de una tarea que no solo corresponde a los pueblo trabajador y popular colombiano, sino a los de todos los países del continente, empezando por los propios trabajadores de Estados Unidos.