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Ideas desde la Universidad. Trotsky en Kazan: Una batalla decisiva para la defensa de la revolución

A 80 años del asesinato por parte de un sicario stalinista, homenajeamos al principal líder de la revolución de octubre junto a Lenin y fundador del ejercito rojo, rescatando uno de los episodios militares más destacados y decisivos de la guerra civil rusa en el marco de la primer campaña de la Entente.

Miércoles 2 de septiembre de 2020 01:22

@mar-ned

Luego de la toma del poder en octubre de 1917 por parte de las masas con el partido bolchevique a la cabeza, lo que se propuso el gobierno revolucionario fue resolver las demandas más sentidas por las masas: el problema de la tierra, la paz y la opresión política y nacional. Estas eran demandas vitales de la revolución que afectaron los ánimos de las mayorías que padecieron durante años la guerra y durante siglos el sometimiento de la autocracia zarista. Sin embargo, los revolucionarios comprendieron que era insuficiente que la clase obrera se mantuviera en el poder, también era necesario preparar la defensa armada de la revolución.

En términos de Carl von Clausewitz, todo ataque estratégico por lo general termina en una defensa. Si bien el teórico de la guerra prusiano lo pensó para la contiendas entre Estados y no para la guerra civil, vemos como Trotsky, basado en los análisis de este militar, entendió que luego de la toma del poder el pasaje estratégico consiste en la defensa como también en la lucha por extender la revolución al campo enemigo. [1]

Tanto para Trotsky como para Lenin, Rusia era la avanzada de la revolución, pero no su fin último. La política de paz era solo en el plano nacional para la defensa del Estado obrero buscando resolver la acuciante situación económica y poder satisfacer al ejército y al campesinado, pero también buscaba dialogar con el proletariado europeo mediante la propaganda revolucionaria y la confraternización, en perspectiva de que la conquista de la paz lograse enfrentarlo con sus gobiernos imperialistas que la rechazaban.

La propuesta de Trotsky fue la de “poner fin a la guerra sin firmar la paz” rechazando las anexiones territoriales de las potencias centrales, pero dando señales de que los ejércitos bajo mando del nuevo gobierno revolucionario no llevarían adelante ninguna acción contra ellos. Esta táctica fue considerada por Trotsky como una manera de ganar tiempo ante un eventual enfrentamiento con Alemania y el desarrollo de la lucha de clases en este país y en Austria que ponga freno a sus objetivos y permita el avance de la revolución en estos países. [2]

En el frente interno, la guerra civil se inició a gran escala el 25 de mayo de 1918 con el alzamiento de la Legión Checoslovaca que constituyó el primer caso de tropas en el interior de Rusia apoyadas directamente por una potencia imperial. Instigados por Francia, los prisioneros de guerra checoslovacos heredados del gobierno zarista a los que la República Soviética les concedió la libertad y el derecho de volver a sus hogares, tomaron las armas y se convirtieron en el centro de reorganización de la contrarrevolución en el frente este. Su centro era Samara. Se apoderaron de Simbirsk y Kazán. Desde el Volga se preparaba el ataque a Moscú.

El gobierno revolucionario intentaba controlar y encauzar la desmovilización del viejo ejército zarista. Sin contar con una institución para la defensa armada, quienes combatieron en los primeros enfrentamientos con las huestes del ejército blanco [3], paralelamente a la lucha de las guerrillas en el campo, fueron los militantes bolcheviques, los obreros avanzados, los soldados más conscientes y los guardias rojos. [4]

¿Cómo lograron los bolcheviques movilizar a las masas agotadas por cuatro años de guerra? ¿Cuál fue el rol que cumplió Trotsky, designado Comisario de Guerra el 22 de abril de 1918, ante la necesidad de la defensa de la revolución y la República soviética? ¿En qué se diferenciaban las fuerzas revolucionarias de las burguesas al interior y exterior de Rusia? Estas son algunas de las preguntas que buscamos responder en este artículo.

La situación de la revolución a mediados de 1918.

La primavera y el verano para los bolcheviques en el poder fue particularmente difícil. Si bien habían firmado la Paz de Brest-Litovsk, siendo los únicos que levantaron consecuentemente el programa sentido por las masas, los alemanes se habían adueñado de Polonia, de Lituania, de Letonia, Bielorrusia y de una buena parte del territorio al interior de Rusia. En el Sur, Ucrania estaba bajo dominio de las potencias centrales. Las tropas austríacas ocupan Odessa al sur y los alemanes toman Kiev, Nikolaiev y Poltava. La ruta del trigo ucraniano queda cerrada para Rusia.

A comienzos de abril, las tropas japonesas desembarcan en Vladivostok, hacia la cual se dirige la legión compuesta por cerca de 40 mil prisioneros de guerra checoslovacos del ejército austrohúngaro. En el mismo mes, en la cuenca del Volga, fomentado por los imperialismos inglés y francés, surgió la sublevación de los cuerpos checoslovacos. La intención original de la Entente era trasladar a esos efectivos a Francia para combatir contra los alemanes. En el Norte, los ingleses habían ocupado Murmansk.

Los socialrevolucionarios de izquierda, [5] organizaron en julio una conspiración, asesinando al Conde de Mirbach e intentando sublevar a las tropas del frente oriental. Su propósito era reiniciar las hostilidades con Alemania. El frente de la guerra civil iba convirtiéndose en un cerco cada vez más cerrado en torno a Moscú.

El fracaso de la primera campaña de la Entente. Marzo-Agosto de 1919. El mapa es a modo ilustrativo, solo busca acompañar la lectura. Extraído de Ediciones IPS

El 25 de julio los legionarios checos toman Ekaterimburgo y el 6 de agosto, Kazán, ciudad al sudeste de Moscú situada a orillas del Volga. El Ejército Rojo, preso del pánico, se dispersa. Esta conquista le deja la ruta abierta hacia Moscú. En la noche del 7 al 8, Trotsky ordena equipar un tren especial al que se engancha el antiguo vagón del ministro zarista de Caminos y Comunicaciones, ignorando que el día anterior Kazán había caído bajo manos enemigas y enterándose camino hacia Simbirsk. El comité ejecutivo central de los soviets declaró que la república estaba en peligro. Su destino es una pequeña estación cercana a la reciente ciudad tomada. Como cuenta en su autobiografía, fue allí donde durante un mes se decidió la suerte de la revolución.

Las limitaciones del joven ejército en el Frente Este

“En aquellos días, la revolución estuvo al borde de la ruina. Su territorio había ido quedando reducido a los límites del antiguo principado de Moscú. No tenía apenas ejército. Los enemigos la cercaban por todas partes. Tras Kazán, caería Nishni-Neveorod, donde se abría un camino llano y andadero, casi sin obstáculos, hasta Moscú.” [6]

El ejército concentrado en las inmediaciones de Sviask estaba formado por los destacamentos que habían huído de Simbirsk y Kazán o que acudieron de diferentes sitios en ayuda. Trotsky comenta que los destacamentos que llegaban de refuerzo, no tardaban en contagiarse de la inercia de la retirada. El escenario era de hambre, frío y desolación.

El alto mando y la oficialidad del V Ejército, aquel que ocupaba la región en disputa, estaba atravesado por la deserción y la traición. El caso de traición de Muraviev, comandante del V ejército, y el intento de deserción de Blagonrarov, una joven promesa de Trotsky y Lenin, dan cuenta de ello. Para Trotsky:

“La traición laboraba con mayor desembarazo cuanto más desesperada parecía la situación militar de la revolución. No había, pues, más remedio, costase lo que costase y a toda prisa, que vencer aquel automatismo psicológico de la retirada en que los hombres no creían ya en la posibilidad de resistir; hacer que las tropas girasen sobre sus talones y asestasen un golpe al enemigo en medio del corazón.” [7]

A su vez entendía que la fortaleza del enemigo estaba en la organización militar, que era precisamente lo que le faltaba al Ejército Rojo. Fue en Kazán donde Trotsky emprendió la transformación militar que necesitaba la joven República Soviética para obtener la futura victoria.

La política del poder soviético era la paz, rechazada por todos los imperialismos, por lo que Trotsky definió la guerra civil rusa como una guerra revolucionaria defensiva (en el sentido militar del término). En El camino del ejército rojo se refiere a los problemas iniciales de los bolcheviques para conformar un nuevo ejército ante el cansancio de las masas que sufrieron las atrocidades de la guerra por cuatro años:

“La revolución emergió directamente de la guerra y una de sus principales consignas era poner fin a la guerra, que había engendrado el cansancio y la repulsa contra ella. Pero la misma revolución generó nuevos peligros bélicos, que fueron acentuándose cada vez más. De allí la extrema debilidad exterior de la revolución en su primer período”. [8]

El sometimiento que padecieron las masas por parte de la autocracia zarista y la burocracia del viejo Estado generaba rechazo al centralismo. También dentro de las filas del gobierno de los soviets generaba rechazo la conformación de un ejército centralizado. Los socialrevolucionarios de izquierda e incluso un sector del Partido Bolchevique rechazaba la conformación de un ejército centralizado por considerarla una institución burguesa y lo que proponían era un sistema de milicias descentralizado.

Tanto Trotsky como Lenin rechazaron esta idea. Para defender la revolución se necesitaba un brazo armado centralizado y poder de mando ante ejércitos mejor preparados y organizados para el combate. Es importante destacar, en este debate al interior del partido bolchevique e incluso contra los “eseristas de izquierda” que la perspectiva bolchevique era un sistema de milicias socialistas territoriales. Pero el carácter transicional del momento con la necesidad de enfrentar a la burguesía y el imperialismo, imprimió la centralización de la defensa armada del Estado obrero.

También en el aspecto estratégico Trotsky comprendió el pasaje del ataque a la defensa. Como lo mencionan Emilio Albamonte y Matías Maiello, parafraseando a Trotsky, a diferencia de la utilización de los métodos de “pequeña guerra” o “guerra de guerrillas” en la insurrección donde se destaca la iniciativa individual de cada unidad, luego de la toma del poder la situación cambia por completo. Los destacamentos partisanos pueden generar graves peligros al Estado revolucionario en formación ante la dispersión de estos para defender posiciones conquistadas. Es aquí donde aparece la necesidad de la conformación de un ejército regular. [9]

Fue el cerco por parte de diferentes ejércitos y sobre todo la reanudación de la ofensiva alemana la que para Trotsky dio inicio a un cambio profundo en la conciencia de las masas que comenzaron a comprender que había que defenderse con las armas en la mano.

La intervención de Trotsky y el giro de los acontecimientos

Si bien Trotsky reconoce que no tenía formación militar –a su edad de servicio estuvo preso o exiliado– y tampoco estuvo en un frente de batalla – esto es relativo ya que al cubrir como cronista las guerras en los Balcanes obtuvo diferentes lecciones sobre cuestiones militares y según I. Deutscher estudio diferentes pensadores marxistas y socialistas como también teóricos militares contemporaneos [10] - consideró que el sitio de Kazán fue la primera vez donde vivió la guerra de cerca. También esta operación militar fue la primera gran victoria y bautismo de fuego del Ejército Rojo.

Pero para este triunfo, tuvo que intervenir directamente en la organización, la moral y la disciplina de las tropas. Esta se combinó con la experiencia y confianza que brindaban los viejos miembros del partido y la voluntad y energía de los nuevos camaradas. Para la victoria, decía el dirigente revolucionario, faltaba poco:

“que las capas más avanzadas de la masa se diesen cuenta de la gravedad de la situación. La primera condición de la que dependía todo el éxito era: no ocultar nada, no ocultar, sobre todo, la propia debilidad; no andarle a la masa con astucias ni engaños, llamar a las cosas abiertamente por su nombre” [11]

A los cuadros militares, se incorporaron los obreros comunistas que llegaban de Petrogrado, Moscú y otros lugares. Los regimientos se fueron consolidando. Los Comisarios puestos al frente de los destacamentos, funcionaban como guías revolucionarios, eran representantes directos de la democracia soviética.

“Los consejos de guerra hacían ver a las tropas que una revolución, cuando se encuentra en trance de muerte, reclama de todos los más fuertes sacrificios. Combinando hábilmente la agitación, la organización, el ejemplo revolucionario y las represalias, conseguimos que en unas cuantas semanas cambiase la faz de la situación” [12]

Para Gussev, un viejo bolchevique que acompañó a Trotsky en el frente del Volga y que en años posteriores devino en stalinista, decía que “la firme voluntad de vencer, el espíritu de iniciativa y una enérgica presión sobre la actividad entera del ejército” fue decisiva en esos momentos. Los telegramas y las publicaciones emitidas de V Puti (En camino) desde su tren blindado nutren la agitación y vibran al calor de la defensa de la República Soviética a lo largo de todo su territorio.

En el plano estrictamente militar se destaca la designación como alto mando del frente oriental al comandante Vazetis, que se hallaba a la cabeza de una división de tiradores letones. Era la única que había quedado en pie del antiguo ejército. Los obreros del campo, los proletarios y campesinos pobres de Letonia odiaban a los barones bálticos. Este odio social lo había explotado el zarismo en la guerra contra los alemanes. Los regimientos letones eran los mejores de todo el ejército zarista. Después de Febrero se pasaron todos al bolchevismo y prestaron grandes servicios en la revolución de Octubre y la defensa de esta.

El Ejército Rojo captura Kazán, septiembre de 1918. Extraído de Ediciones IPS

La operación nocturna, con torpederos llevados de Kronstadt mediante canales hasta el Volga, durante una de las noches del asedio a la ciudad donde participó Trotsky personalmente, fue un gran avance en la reconquista de la ciudad. En esta se aniquiló prácticamente toda su flota y gran parte de la artillería enemiga. A esta victoria se suma que en ese preciso momento un destacamento del II Ejército había avanzado a las cercanías de Kazán y logró apoderarse de autos blindados, destruyendo dos cañones, dispersando un destacamento blanco y ocupando dos aldeas situadas en las inmediaciones de la ciudad. Esta información fue dada por un aviador a Trotsky. Días atrás había llevado adelante la organización de la aviación que permitió no solo el bombardeo de las líneas del ejército blanco, sino también la observación de los movimientos de este. Junto a los informes facilitados por los espías, se supo que Kazán estaba atenazado.

En los días siguientes, la artillería del ejército rojo bombardeó los barrios burgueses, y los sectores acomodados de la ciudad huyeron de Kazán. Previamente habían advertido a los trabajadores que evacuen la ciudad con sus familias. “Aconsejamos a la población trabajadora de Kazán a buscar refugio en territorio soviético. Ofrecemos hospitalidad fraternal a todos los trabajadores y los necesitados. A los pocos días la población trabajadora de Kazán será capaz de volver a una ciudad limpia de insectos, junto con las tropas soviéticas.” [13] Como en Una advertencia al pueblo trabajador de Kazán a lo largo de los días Trotsky fue publicando y difundiendo diferentes comunicados impresos desde su tren buscando minar la moral del enemigo, instando a los obreros de la ciudad a que se levanten contra sus patrones y teniendo política hacia el campesinado de la región. Como dice el comunicado A las puertas de Kazán: "En este conflicto estamos utilizando no sólo los fusiles, cañones y ametralladoras, sino también los periódicos. Considerando al diario también un arma. El periódico une todas las unidades del 5º Ejército en un solo pensamiento, una aspiración, una voluntad." [14]

Trotsky sacó una conclusión fundamental en su etapa de corresponsal de las guerras balcánicas, cómo analiza el coronel norteamericano H. W. Nelson en las reflexiones en torno a los problemas de las sociedades en guerra. El dirigente revolucionario notó que el apoyo a la guerra no estaba garantizado. La guerra no era más que el reflejo de las aspiraciones de las clases gobernantes (haciendo referencia a las élites búlgaras y serbias) [15]. Entendió que la represión sufrida durante siglos por terratenientes y burócratas turcos era un arma para la movilización y motivación del soldado común. El odio era un factor principal para esto. En Kazán se ve al dirigirse directamente a obreros y campesinos en diferentes órdenes y proclamas, donde reaviva los conflictos al interior de la provincia. Los terratenientes y capitalistas se sometieron en diferentes momentos de la ocupación por parte de los blancos y checoslovacos como es el caso del levantamiento en la fábrica de municiones que fue aplastado o el mantenimiento de las relaciones serviles en el campo. Ya en la Orden del 24 de agosto había declarado que “La toma de Kazán significa la liberación de los obreros y campesinos de Kazán. La toma de Kazán significa el comienzo de la agonía de los cerdos burgueses en el Volga, los Urales y en Siberia”. [16]

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Entre tanto, la situación en las inmediaciones de Kazán, se había transformado hasta volverse irreconocible. Aquellos destacamentos tan diversos y disgregados, fueron fundiéndose hasta formar un ejército regular. En las tropas del ejército rojo se empezaba a ver un espíritu ofensivo. Aquella vez la suerte de la revolución de Octubre se decidió en Sviask.

Las lecciones de la captura de Kazán en manos de la revolución

Para el Ejército Rojo, la victoria en el Volga ante las tropas blancas y la legión checoslovaca fue un poderoso estímulo para su crecimiento. Una hazaña en su bautismo de fuego donde llegó a reclutar entre 25 y 30 mil hombres en pocas semanas y cohesionarlo en un mismo objetivo y en un mismo mando. La confianza se extendió al resto de los frentes. El 10 de septiembre entraron las tropas en Kazán. Tan solo dos días después el I Ejército al mando de Tujatchevski toma la ciudad de Simbirsk. La experiencia del Frente Este fue aplicada al resto de los ejércitos. Trotsky supo utilizar la ventaja que tenía el Ejército Rojo sobre los ejércitos imperialistas y blancos. La gran diferencia de ambos ejércitos se encontraba en los objetivos al interior del ejército. Nuevamente podemos ver, a partir del estudio de Nelson que, por un lado, el alto mando del Ejército Blanco tenía objetivos diferentes al de las tropas. Buscaban recuperar lo que les había quitado la Revolución de Octubre, las tierras a los terratenientes y las propiedades a la burguesía del Volga. Pero en el Ejército Rojo, desde el Estado Mayor hasta los nuevos conscriptos que llegaban al frente tenían el mismo objetivo: la defensa de la Revolución y sus conquistas.

Uno de los aspectos destacados por Isaac Deutscher sobre la razón de la victoria del Ejército Rojo fue su organización en una serie de anillos concéntricos que se ampliaban gradualmente donde el núcleo central siempre se componía de bolcheviques que podían infundir una fuerza moral que arrastrara a los obreros y campesinos pobres, por lo tanto un grupo reducido pero consciente de lo que se ponía en juego conquistando la hegemonía de sectores más atrasados. [17]

Para Trotsky era la primera vez que sentía y asistía tan cercanamente al contacto con la guerra. Si bien la consideró una pequeña batalla(en términos estrictamente militares), fue una gran escuela tanto para él como para el Ejército Rojo. La organización, disciplina y política que le sirvieron para obtener la victoria en el frente oriental los buscará aplicar en el resto de los frentes durante toda la guerra civil. Este episodio de la guerra civil y el desarrollo de esta lo expuso no solo como un dirigente militar al momento de dar órdenes, dictar decretos, reglamentos, posicionar los frentes, etc., sino que también fue quien jugó el papel más importante en la difusión de las ideas socialistas y el convencimiento moral de las tropas allí donde ellas flaqueaban, donde podían ser derrotadas. [18]

El 13 de septiembre, tras la reconquista de Kazán, Trotsky parte hacia Arzamas. Comienza el gran periplo de su tren que, a lo largo de toda la guerra civil, lo llevará de un frente a otro sobre vías deterioradas y obstruidas, pasando por estaciones de clasificación atestadas. Para coordinar los distintos aspectos de su actividad militar, acondiciona ese tren especial de blindaje sumario, constituido por simples bolsas de arena, pero armado con cañones y ametralladoras [19]. A finales de septiembre regresa a Moscú y reorganiza el Consejo Supremo de Guerra transformándolo en el Consejo de Guerra Revolucionario de la República. En él se integrarán todos aquellos colaboradores suyos que se destacaron en la toma de Kazán.

Para la revolución, la heroica toma de Kazán, no fue solo la liberación de una ciudad obrera. Como dijo Trotsky en el teatro de Kazan un día después de la toma de la ciudad, fue el hundimiento de los planes imperialistas de conectar el frente oriental con el frente del norte en el contexto de la primera intervención aliada en la Revolución Rusa [20]. El cambio de estación les impidió el movimiento a las tropas enemigas de la revolución ante el congelamiento de los mares del norte y del Volga, dejando como resultado la diseminación de pequeños grupos aislados y sin comunicación entre sí.

Fue así que se evitó que Rusia se transformara en una dependencia extranjera y que fuese sometida al pillaje imperialista. Además, esta batalla dio muestras de la voluntad de gran parte de la clase obrera y campesina rusa en defensa de la Revolución. En palabras de Trotsky: “El terrible peligro actual nos ayuda a crear un ejército fuerte, no en días sino en horas”. Es por esto que la toma de Kazan sentó las bases de la conformación del Ejército Rojo.


[1Albamonte Emilio, Maiello Matías,Estrategia socialista y arte militar Ediciones IPS-CEIP, 2017, p164

[2Polaco, Andrea y Ogando Calo, Liliana, “Introducción” a Trotsky, Leon, Cómo se armó la revolución. Escritos militares. (Selección).Ediciones IPS-CEIP, 2006.

[3Movimiento antibolchevique que iba de socialdemócratas como los mencheviques, pasando por burgueses liberales, hasta monárquicos. Todos respondían a los intereses del capital anglofrancés

[4Polaco, Andrea y Ogando Calo, Liliana, “Introducción” a Trotsky, Leon, Cómo se armó la revolución. Escritos militares. (Selección).Ediciones IPS-CEIP, 2006, p33.

[5escisión izquierdista de los social revolucionarios el partido que se presentaba como elrepresentante de los campesinos

[6Trotsky, León, Mi vida. Intento Autobiográfico. Ediciones IPS-CEIP. OE II, p. 405.

[7Trotsky, León, Mi vida. Intento Autobiográfico. Ediciones IPS-CEIP. OE II, p. 408.

[8Trotsky, León, Cómo se armó la revolución. Escritos militares. (Selección).Ediciones IPS-CEIP, 2006, p. 103

[9Albamonte Emilio, Maiello Matías,Estrategia socialista y arte militar Ediciones IPS-CEIP, 2017. p. 164

[10Franz Mehring, el socialista Jean Jaurés y su L´Armée Neuvelle y por supuesto al prusiano Carl von Clausewitz

[11Trotsky, León, Mi vida. Intento Autobiográfico. Ediciones IPS-CEIP. OE II, p. 406.

[12Trotsky, León, Mi vida. Intento Autobiográfico. Ediciones IPS-CEIP. OE II, p. 409.

[13León Trotsky, ¿Como se Armo la Revolución?, Escritos Militares, Vol. 1. 1918. visitar https://www.marxists.org/espanol/trotsky/em/rev-arm/volumen1-1918.pdf ver p. 182

[14León Trotsky, ¿Como se Armo la Revolución?, Escritos Militares, Vol. 1. 1918. visitar https://www.marxists.org/espanol/trotsky/em/rev-arm/volumen1-1918.pdf ver p. 180

[15H. W. Nelson, León Trotsky y el arte de la insurrección (1905-1917), Ediciones IPS-CEIP, 2016, p. 128.

[16ver Orden por el Comisario del Pueblo para asuntos militares y navales en León Trotsky, ¿Como se Armo la Revolución?, Escritos Militares, Vol. 1. 1918. visitar https://www.marxists.org/espanol/trotsky/em/rev-arm/volumen1-1918.pdf p. 142

[17I. Deutscher, Trotsky, el profeta armado, ver Cap XII: Armando a la República, próximamente editado por Ediciones IPS

[18ver “Introducción” a Trotsky, Leon, Cómo se armó la revolución. Escritos militares.

[19Marie, Jean-Jacques, Trotsky: Revolucionario sin fronteras, Fondo de Cultura Económica, 2009, p. 195.

[20ver El significado de la toma de Kazan en el curso de la guerra civil en Trotsky, León, Cómo se armó la revolución. Escritos militares. (Selección).Ediciones IPS-CEIP, 2006