“La sorpresa de Octubre” es una expresión en la política estadounidense que se usa para explicar que en la recta final de la campaña puede pasar algo que cambie la elección.
Lunes 5 de octubre de 2020 09:14
De esos temas habló Diego Sacchi en su columna sobre noticias internacionales del programa de radio El Círculo Rojo, que se emite todos los domingos de 21 a 23 hs por Radio Con Vos.
En este 2020 repleto de “sorpresas” solo podía faltar lo que se conoció este viernes, cuando el presidente Trump el contagio de él y Melania por coronavirus.
Un breve repaso cronológico:
El jueves se conoció que Hope Hicks, asesora de Trump, dio positivo por Covid, ella estuvo en el avión que llevó a Trump y su comitiva al debate presidencial.
El viernes el Presidente es internado en el hospital militar Walter Reed y empiezan una serie de comentarios, cruces de información y dudas sobre su salud. El sábado Trump publicó un vídeo buscando despejar las dudas y desde la Casa Blanca dicen que el lunes o martes podría dejar el hospital.
La cuestión no queda ahí, varios de los principales medios rastrearon los contagios en la Casa Blanca y enfocan el anuncio de la nominación de Amy Barrett para ocupar el puesto vacante en la Corte Suprema hace una semana, como el foco de contagio.
Si esto es así, Trump podría haber tenido coronavirus el martes pasado en el debate presidencial con Joe Biden, un dato: el Presidente no se testeo antes del debate.
Para terminar este breve repaso resaltó algo: no está claro cuán rápido se puede recuperar Trump, tampoco cuándo podría retomar la campaña justo en la recta final y obviamente, que impacto tendría una recaída o si su salud empeora.
Además tengamos en cuenta que esta noticia no fue un rayo en un cielo sereno. La campaña estuvo marcada por las turbulencias sociales y económicas que conocemos: protestas contra el racismo, desocupación récord y cientos de miles de fallecidos por pésima respuesta oficial a la pandemia.
En este contexto la elección se define más por la polarización política que por las opciones presidenciales. El debate presidencial del martes pasado lo reflejó.
El debate fue un espectáculo decadente, con gritos, interrupciones o la negativa a rechazar las acciones de la ultra derecha por parte de Trump. Pocas propuestas, respuestas inclinadas hacia la derecha cuando habló sobre la violencia policial y la negación de apoyar medidas como “medicina para todos” por parte de Biden.
Se dio por ganador al candidato Demócrata, Joe Biden de 77 años, porque no cometió ningún error importante y logró evitar la imagen de ser un candidato senil.
Pero los principales analistas mostraron su preocupación sobre si alguno de ambos candidatos estará a la altura de resolver la crisis económica, la pandemia, la crisis social, y las protestas.
Para sectores del establishment un eventual gobierno de Biden permitiría volver a un especie de “orden” político, pero la incógnita es ¿Qué pasará con un amplio flanco izquierdo de jóvenes, trabajadores, afroamericanos y latinos que se consideran “socialistas”, y fueron la base del “fenómeno Sanders” y del fenómeno antirracista y antipolicial?
Un eventual triunfo de Trump, que no está descartado, sin dudas radicalizará las tendencias políticas y sociales.
Si lo vemos de conjunto, estamos viendo signos claros de la decadencia, que la elección no resuelve, de la potencia mundial.