El pasado martes comenzó el segundo juicio político al ex presidente Donald Trump. Este sábado fue absuelto dado que no se llegaron a los dos tercios de los votos necesarios para condenarlo.
Sábado 13 de febrero de 2021 18:14
Foto AFP
Donald Trump dejó oficialmente la presidencia de EE. UU. el 20 de enero. Días antes, el 6, un grupo no muy numeroso de manifestantes, blancos supremacistas y ultra derechistas tomaron el Capitolio. Por esto la Cámara de Representantes comenzó un nuevo juicio político acusando a Trump de "incitación a la insurrección".
El Senado, que es la cámara que juzga, está dividido en 50 escaños para cada partido con la Vicepresidenta Kamala Harris, demócrata, con el voto del desempate. Desde el inicio se descontó la absolución del ex presidente debido a que se necesitan dos tercios de los votos para una condena. Más allá de que algunos senadores republicanos dijeron que votarían a favor de la condena y muchos otros mostraron indecisión, era casi imposible que 16 de los 50 senadores desertaran.
Luego de muchas horas de discusión, acusaciones cruzadas y, sobre todo, mucho show y operaciones mediáticas, este sábado finalmente se votó y 7 senadores republicanos votaron por condenarlo, el mayor margen a favor de una condena en los 4 juicios que hubo en el país.
El tema, lejos de estar entre las preocupaciones de las grandes mayorías, era un dato más de color de la agenda política. Sin embargo, los medios hegemónicos lo tuvieron constantemente presente, opacando temas más importantes para la población como el coronavirus o la profunda crisis económica.
Como decíamos en otro artículo "[C]ada quién tendrá su posibilidad de sacar provecho. Los demócratas quedarán como los defensores de las sagradas instituciones de la República. El ala izquierda del partido, que no tiene representación en la cámara alta, se disfrazará de enemiga mortal de la derecha. Los republicanos moderados (o sea, los menos derechistas) intentarán despegarse de la figura del ex presidente pero no de sus votos."
Evidentemente, en el cálculo político, a los republicanos les sigue conviniendo defender, aunque sea de manera tibia, a Trump, que es la figura del partido que cuenta con el apoyo de su electorado. El partido queda así una encrucijada, sigue al magnate y su política racista, misógina y xenófoba, entre otras barbaridades, para mantener la popularidad o se apega a una agenda más fiel a sus "pincipios" de libre mercado y responsabilidad fiscal y se hunde electoralmente.
Sea como sea, parece que habrá Trump para ratos en la política estadounidense.