En un esperado anuncio Trump declaró este viernes que no validará el acuerdo nuclear con Irán pero tampoco está dispuesto a romperlo. Sanciones a la Guardia Revolucionaria y al programa balístico.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Viernes 13 de octubre de 2017 16:46
Con un discurso similar a los de la Guerra Fría, Trump comenzó la conferencia de prensa sobre el acuerdo nuclear con Irán ubicando a la República Islámica como parte del eje del mal, recordando la revolución del ’79, la toma de rehenes en la embajada estadounidense e insinuando un acuerdo de Irán con Corea del Norte, entre otros argumentos similares.
Si bien el resultado de esta alocución no fue una ruptura unilateral del acuerdo nuclear con Irán, fue suficiente para patear el tablero de la política internacional al anunciar que no certificará de los acuerdos y anunciar sanciones a la Guardia Revolucionaria iraní y otras tendientes a penalizar el plan de misiles balísticos.
Este anuncio aleja a Trump de las potencias europeas como el Reino Unido, Alemania y Francia, cuyos líderes habían llamado al presidente de Estados Unidos a mantener la certificación con el pacto nuclear para garantizar la unidad de la alianza que negoció con la República Islámica.
En esa sintonía el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, ya había advertido que cualquier movimiento de Trump para retirarse del acuerdo llevaría a los europeos "a una posición común con Rusia y China", en contra de Estados Unidos.
La reacción no tardó en llegar. Tras el discurso, Trump recibió el inmediato respaldo de Natanyahu por Israel (que ya venía de felicitarlo también el jueves tras la salida de EEUU de la UNESCO por sus "tendencias anti israelíes"), pero quedó en absoluta soledad frente a sus pares europeos.
Más lejos de Europa
El Reino Unido, Francia y Alemania publicaron este mismo viernes un comunicado conjunto en el que aseguran que continúan "comprometidos" con el acuerdo nuclear con Irán, después de que Estados Unidos haya amenazado con abandonarlo.
En el comunicado la primera ministra británica, Theresa May; la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente Francés, Emmanuel Macron, plantean su preocupación "por las posibles implicaciones" de la decisión de Washington de retirarse del pacto si no se corrigen "defectos graves" en él.
"Nuestros Gobiernos están comprometidos en asegurar que el JCPOA (Plan Integral de Acción Conjunto, como se conoce el acuerdo nuclear entre Irán y el Grupo 5+1) se mantiene", señala el comunicado, que continúa asegurando que "El acuerdo nuclear fue la culminación de 13 años de diplomacia y un importante paso adelante para lograr que el programa nuclear de Irán no derive hacia fines militares". Además los firmantes recuerdan que el pacto recibió el apoyo unánime del Consejo de Seguridad de la ONU, en su resolución 2231.
May, Merkel y Macron piden a la Administración y el Congreso estadounidenses que consideren las implicaciones para la seguridad de Estados Unidos y sus aliados "antes de dar cualquier paso que pueda socavar el JCPOA, como reintroducir sanciones a Irán levantadas en virtud del acuerdo".
Trump belicoso
Como ha ocurrido con otros temas como las amenazas hacia Corea del Norte, el acuerdo climático o la relación con Cuba, los asesores de Trump tratan de matizar una decisión que viene acompañada de una verborragia belicista. Trump señaló entre otras cosas a Teheran como un “régimen fanático, dictatorial y terrorista”. Luego llamó a reforzar las inspecciones que contempla el acuerdo y eliminar las "fechas de caducidad" de las restricciones impuestas sobre el programa nuclear iraní, que en algunos casos expiran después de entre 10 y 25 años.
Tanto el secretario de Estado, Rex Tillerson, como el jefe del Pentágono, Jim Mattis, eran partidarios de mantener el acuerdo, y fueron hasta hoy el contrapeso para que Trump lo siga validando cada trimestre. Ese contrapeso parece haber llegado a su fin, y puede traer cortocircuitos como el que se hizo público la semana pasada sobre supuestas desavenencias entre Trump y Tillerson en temas de política exterior, en el que Tillerson habría dicho que Trump era un idiota (algo que negaron para bajar el tono del escándalo).
Ahora el tema pasa al Congreso que tiene 60 días para expedirse sobre el asunto y las posibles sanciones sobre Irán. Si bien Trump dice tener mayoría sobre este tema el Congreso ha sido un dolor de cabeza para el presidente, sobre todo los miembros de su propia bancada que le han boicoteado su plan de reforma de salud, uno de los pilares de su discurso de campaña.
Habrá que esperar y ver si este giro en la política internacional hacia Irán, que aleja más a EEUU de Europa, en medio de una escalada militarista con Corea del Norte, cuenta realmente con la mayoría parlamentaria que anuncia Trump o si por el contrario produce más fisuras en sus filas, que vayan desde su propio gabinete hacia el conjunto del partido.
Con la descertificación del pacto nuclear con Irán, Trump abre otro frente a su cuestionada administración, que se suma a la crisis con Corea del Norte y el reciente repudio a su actitud ante la devastación en Puerto Rico tras el paso del huracán María.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario