Este lunes se produjeron dos manifestaciones separadas en Cádiz y Sevilla que exponían la división de la izquierda sindical y política andaluza que acostumbraba a marchar unida todos los 28 de febrero.
Roberto Bordón @RobertoBordon13
Martes 1ro de marzo de 2022
Foto: Twitter @CGT_A
Este 28 de febrero, día oficial de Andalucía, se dieron dos manifestaciones de relativa fuerza en Cádiz y en Sevilla. En esta última ciudad, además, se dieron actos de carácter preelectoral por parte de Adelante Andalucía. La habitual manifestación convocada por las Marchas de la Dignidad en Andalucía que cada año agrupaba como espacio unitario a la izquierda andaluza en Sevilla en estas fechas, fue dividida en dos movilizaciones diferenciadas y separadas geográficamente.
Como exponíamos en una nota anterior sectores afines a Podemos e IU-PCE rompieron con el espacio para promocionar una plataforma alternativa por diferencias con el manifiesto clásico de la movilización. Negándose a admitir el programa clásico de las Marchas de la Dignidad donde se exige la derogación de las reformas laborales o de la Ley Mordaza entre otras medidas, esta escisión buscaba unas reivindicaciones que no fuesen críticas con el gobierno PSOE-UP.
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Esto llevó a que finalmente las Marchas de la Dignidad en una asamblea en Antequera votasen por cambiar el lugar de la movilización a Cádiz, ciudad protagonista reciente de un conflicto histórico como ha sido la huelga del metal. Entre las reivindicaciones de la movilización se sumaba el rechazo a la represión sufrida por los obreros gaditanos, represión llevada a cabo por el gobierno PSOE-UP. Colocando como es costumbre el eje en las luchas de los trabajadores, esta movilización agrupó al grueso de la izquierda sindical andaluza, así como a sectores de la extrema izquierda. Con en torno a 5.000 manifestantes según CGT, el espacio unitario quiso poner el acento en la necesidad de combatir por un programa obrero independientemente del gobierno y tratar de promover la solidaridad con los represaliados gaditanos.
Por otro lado, la convocatoria sevillana impulsada principalmente por Unidas Podemos, aunque también hubo una presencia importante de dirigentes y figuras públicas de Adelante Andalucía. Esta última fuerza intentó dividir a su gente entre ambas movilizaciones, aunque colocó el grueso de sus figuras en el foco sevillano.
La movilización en Sevilla sumó 4.000 manifestantes según los organizadores y mantuvo un perfil más electoral respecto a la promovida por las Marchas de la Dignidad. Como era de esperar, no hubo reivindicaciones críticas con el gobierno, sino un ambiente de precampaña de las elecciones andaluzas.
Un ejemplo de este carácter más centrado en la autopromoción de los partidos fue la celebración del acto “La Gala del Pueblo Andaluz”. Este acto impulsado por Adelante Andalucía contó con las intervenciones de sus principales figuras como Teresa Rodríguez o José María González “Kichi”, portavoz de Adelante Andalucía y alcalde de Cádiz respectivamente, quienes aprovecharon la situación para reivindicar una fuerza andalucista para las elecciones.
Rodríguez trató por un lado de marcar el carácter político de su propuesta afirmando que “no se puede ser andalucista y de derechas” o que nadie les pedía unidad a otras izquierdas nacionalistas como Bildu o BNG, en alusión a lo debates internos de la izquierda andaluza ante el próximo ciclo electoral. Lo cierto, es que la identidad andaluza ha intentado ser reivindicada de alguna forma por todo el espectro político andaluz a excepción de la extrema derecha.
Kichi reivindicó la necesidad de una fuerza andalucista independiente en el Congreso, levantando una vez más la idea de que el problema de Andalucía reside en que sus representantes políticos se adscriben a partidos de ámbito estatal. Una forma populista de hacer política que olvida que, a la burguesía catalana o vasca, que también afirma defender los intereses de sus respectivos pueblos en el Congreso, no les tiembla la mano para pactar recortes y medidas represivas contra la clase obrera de todo el Estado. Porque si bien debe reconocerse el derecho democrático de todos los pueblos a la autodeterminación, también debería ser menester que Adelante Andalucía señale que ello no se logra agrupando parlamentarios sino a través de la movilización de la clase obrera organizada y agrupada en un programa de independencia de clase. Una dura lección que nos enseñó el movimiento democrático catalán hace unos años y que debe ser recordada ante quienes se limitan a centrar sus esperanzas en las instituciones parlamentarias.
En general el día de ayer escenificó una división entre la izquierda neorreformista de Unidas Podemos y los sectores de la izquierda sindical andaluza que si bien podía existir desde hace tiempo no se visualizó hasta este 28F. La ruptura dentro del espacio unitario de las Marchas de la Dignidad no es un acto menor, siendo el lugar de referencia clásico de los movimientos sociales andaluces desde hace unos años. Máxime teniendo en cuenta que el Partido Comunista Andaluz, filial del PCE, ha sido uno de los principales impulsores del espacio, por lo que su escisión puede tener mayores consecuencias que una simple división en una movilización concreta. Quizás un ejemplo concreto de cómo la integración en las instituciones del régimen español puede estar haciendo perder al PCE una parte de su base social, partido que ha perdido por otro lado a una parte importante de su militancia en el último periodo según sus propios documentos de cara al congreso partidario.
Por otra parte, Adelante Andalucía continua sus esfuerzos para constituirse en la única fuerza andalucista de izquierdas, competición que mantiene tanto con Unidas Podemos como con Andaluces Levantaos, que también se reivindican como tal de distintas formas. El antiguo espacio de Podemos Andalucía dividido ahora en tres partidos debe resolver qué hacer de cara a las próximas elecciones andaluzas en mitad de un escenario malmenorista donde no están tan claras las líneas rojas de cara a posibles pactos con el PSOE. Incluso Adelante Andalucía que lleva como estandarte la independencia respecto al PSOE ha sufrido debates internos sobre una posible adhesión al hipotético frente amplio de Yolanda Díaz y han surgido líneas críticas con manifiestos públicos. La propia Teresa Rodríguez no descartaba la opción ante el peligro de un gobierno PP-VOX.
Roberto Bordón
Andalucía