El recuerdo de Myriam Bregman, una de las abogadas del CeProDH que junto a otros profesionales, acompañaron a Leo, Katy y los primeros delegados combativos de PepsiCo.
Viernes 13 de marzo de 2015
Hoy en las facultades de Derecho sus nombres se han transformado en fallos judiciales que integran los contenidos que los jóvenes estudiantes de abogacía deben conocer, “Balaguer Catalina c/ Pepsico de Argentina SRL”, “Norniela Leonardo Federico c/ Pepsico…”
A Leo, siendo delegado en un gremio dirigido por el pro empresario Rodolfo Daer, la patronal le montó una provocación y lo despidió.
Cati fue echada con los mismos argumentos que hoy despide la multinacional Lear para encubrir la discriminación gremial y política, “bajo desempeño” aludieron. Después de una lucha enorme logramos revertirlo, que se transforme ese ataque en un caso testigo contra la persecución, que la justicia reconozca la figura de “delegada de hecho” sentando jurisprudencia para siempre.
Cati y Leo fueron despedidos, perseguidos, discriminados; pero logramos que sean reinstalados en sus puestos de trabajo. Fueron épocas de mucho estudio y labor con mis compañeros del CEPRODH por aquellos primeros años del 2000, Ruben Tripi, Ivana Dal Bianco, Polo Denaday.
Nunca voy a olvidar aquel día en que logramos que todo el juzgado (incluidos juez, secretaria, personal del mismo) se trasladen a Pepsico para constatar las condiciones de la reinstalación. La patronal miraba atónita a aquellos que tocábamos la puerta…
Allí un viejo obrero que miraba la delegación ingresar me dijo emocionado “antes acá no volvía nadie, te echaban y no volvías más”.
Luego, como recordaba hoy el compañero Agustín Comas, Leo fue uno de los que encabezó la denuncia contra el Proyecto X, sistema de espionaje de la Gendarmería Nacional. Sus datos, su teléfono, todo espiado por la Gendarmería; hoy esos hechos son parte de la causa que investiga la justicia.
Por eso debo decir en este día, con dolor, en homenaje a Leo, que el secreto de esos fallos no está en que seamos buenos abogados, ni que tengamos mejores argumentos que otros, sino en que detrás de ellos estuvo la lucha tenaz y persistente de un partido integrado por obreros como él, como Leo, que estuvieron dispuestos a dar la pelea que nosotros simple y orgullosamente acompañamos, seguros de defender una lucha legítima y ejemplar.
¡Leo, hasta el socialismo siempre!